Una gran pérdida, un cambio quizás.

Todos alguna vez en la vida nos acontecen sucesos que pueden cambiárnosla radicalmente y hacernos ver cuan poco somos en ella. El rubio que todo lo veía posible de completar, hacer correctamente acaba recibiendo un bonito golpe de humildad que jamás logrará olvidar... Muy probablemente le ayude a madurar y poder llevar con mayor responsabilidad como padre.
Habían pasado días desde su vuelta, regresó de aquel lugar en el que había pasado todo un año, aunque con descansos. Una vez al mes volvía a casa, para que ambos, la pareja disfrutara de sus familias y amigos además de poder aprovisionarse.
El muchacho no podía evitar sentirse el amo del mundo nuevamente, se veía en plenas facultades. Por ello, acabó tomando la precipitada decisión de salir a cazar alguna víctima con la que saciar su "sed" de sangre. Como le era costumbre había elegido la noche para acecharlo, seguirlo y cazarlo finalmente.
Llamadlo momento equivocado, presa equivocada o simplemente un chico demasiado impulsivo que no se piensa lo que hace, pero cuando se atreve a enzarparse sobre dicha víctima observa como, además de reaccionar perfectamente a su ataque pues no le ha pillado desprevenido... Sabía que estaba allí, contraataca sin ninguna clase de impedimento. Aquella "víctima" era más de lo que creía.
Aquello se le hacía infinitamente incómodo, podía aguantarle, pero nunca sabía por dónde le iba a salir, así que poco a poco la víctima le iba cogiendo terreno. Él sí sabía por dónde le iba a salir el rubio. ¿Por qué? No lo entendía. Simplemente se veía invencible ¿Por qué un cualquiera podía con él? Porque no se había parado a pensar en si ese cualquiera podría ser alguien peligroso de atacar.

Pequeño, que sepas que vas a morir aquí y ahora. Si no hubieras sido tan imbécil quizás te dejaría escapar, pero simplemente quiero ver como tu sangre se esparce por el suelo.

El rubio no sabe como reaccionar a esas palabras, en otra ocasión hubiera contestado simple y llanamente de una manera que probablemente sólo hiciera enfadar a su interlocutor, pero en ese momento se siente hasta perdido.
En un choque de sus aceros, el jóven termina alejándose de él para pensar una nueva estrategia, algo que pudiera alzarlo a la victoria pero no, el otro simplemente consigue hacerle reaccionar cuando está apunto de alcanzarle con su arma. No le da más tiempo a reaccionar más que cubriéndose, a sabiendas de que poco le serviría. Había caído, lo atravesaría, lo asesinaría allí mismo porque lo sabe capaz.

El momento tan esperado no llega. Sus ojos de ese color tan antinatural se acaban abriendo para ver qué había ocurrido, pero simplemente alcanza a ver una figura que había recibido ese ataque por él. Esa persona no había hecho acto de presencia en toda la trifulca... Y no sabe ni cómo ni por qué se había metido en la trayectoria del atacante. Cuando alcanza a ver quién era no puede más que dejar derramar en silencio una furtiva lágrima que denotaría que es una persona importante para él.

El atacante no duda en retirar su filo del cuerpo que había atravesado y la persona que había sido alcanzada por el atacante del chico termina callendo al suelo pues sus piernas no le aguantaban. El rubio levantó una mirada toda cargada de ira hacia el otro, a la par que intentaba hacer que sus brazos tomaran el cuerpo ya debilitado de su padre. Los ojos del mayor de los dos se dirigen hacia el otro, a la vez que casi veía imposibilitada su habla quería hablar con su chico, hablar con su mujer y sus otros dos pequeños aunque uno de ello ya no lo fuera. No había pensado en todo lo que dejaba atrás, sólo había pensado que tenía que salvar a su hijo pues tiene una vida por delante y él ha vivido ya lo suficiente a su manera aunque por primera vez no estaba preparado para dejar este mundo... Tenía a sus hijos, su mujer... Pero ya no había vuelta atrás, notaba como sus fuerzas iban abandonándole y, efectivamente tendría que despedirse del que por lo menos está ante él.

-Rhy... Mira que eres tonto...- Consigue decir el padre del chico casi a duras penas, con una voz que casi roza el susurro.- Rhyan, pasa de este hombre y ve a casa, no quiero que encima que... Yo me voy a quedar aquí no sirva para nada y lo hagas tú también.

El rubio sigue sin saber qué decir, pero se negaba a dejar a su padre allí... Quizás aún habría algo que hacer por él, pero son sólo falsas esperanzas del chico pues aquel cuerpo que no dudó en cargar había sido fielmente atravesado por el filo del que Rhyan al final dio la espalda para dirigirse a algún lugar seguro. Podría dar gracias que el otro había quedado satisfecho llevándose al mayor de los dos, pero lo que no sabe es que algún día aquel al que ha dejado escapar volvería a por él sin duda.