Un sutil encargo
Página 1 de 1.
Un sutil encargo
* Clyven levantó los ojos, oscuros, de la jarra de cerveza que tenía a medio beber. Echó un vistazo a su alrededor, como solía hacer, repantingado en la silla, con el culo en el borde, las piernas separadas y la parte alta de la espalda contra el respaldo. Como si estuviese en el salón de su casa.
* LadyTwilight inclina el rostro a Keledon en señal de bienvenida. A continuación camina hasta la barra de la taberna, esperando la aparición de algún tabernero que atienda a la clientela
<LadyTwilight> ¿y bien? - dice a los presentes en la taberna -¿algún divertimento esta noche?
* Clyven levantó la jarra para atraer la atención de la camarera, apuro la jarra, así la tendría vacía cuando le trajese la siguiente. Levantó la ceja al escuchar a LadyTwilight. Como no se desnudase ella subida a la barra, poco divertimento iba a haber en la taberna. Vamos, lo de todos los dias.
* LadyTwilight levanta las cejas al no recibir contestación por parte de nadie. ¿Qué se podía esperar de esos lugarees? En fin, por suerte la dama no lee la mente y la mirada de Clyven se le pasa desapercibida. Poco tarda la tabernera en atender el gesto del mercenario y salir a atender a la clientela, entre todos, a LadyTwilight, un rostro desconocido por allí
* Clyven observó a la dama. Era nueva, no la conocía. No era que conociese a todas las mujeres del reino, pero sí conocía a un buen puñado de ellas. Además, le gustaba controlar a todas las personas que había a su alrededor. Deformación profesional. Era un hombre alto, casi metro noventa, ancho de espaldas, con músculos definidos, vestido de oscuro.
* LadyTwilight sonrie a la tabernera, la cual no devuelve el gesto y la mira con algo de brusquedad. En esas tabernas cercanas a las callejuelas más "oscuras", las miradas no gozaban de la sutileza que presumían en la corte. -¿Qué va a ser, señora? - dice la tabernera con algo de desdén. -Señorita, ehem... mm.. una copa de vino - dice y mueve los ojos percatándose de la mirada de aquel desconocido, Clyven
* Clyven era de todo, menos discreto, cuando no se trataba de asuntos de trabajo. Se pasó la mano por el pelo, oscuro, corto, encrespado. Luego se mesó la barba, desaliñada, de varios días, que le daba un aspecto de delincuente portuario. Serio, taciturno. Estaba solo y no parecía esperar a nadie.
* LadyTwilight era una forastera que había llegado a Camelot en aquella noche lluviosa, resguardada de la tormenta por una capa de terciopelo negro de la cual no se había desecho al entrar en la taberna. Sí se echó la capucha de la capa hacia atrás dejando ver sus finos rasgos de mujer aparentemente de nobleza. Esbozo media sonrisa algo pintoresca ante la mirada indiscreta de Clyven, entrecerrando los ojos. Resultaba peculiar ver a una mujer tal clase social en una taberna como aquella, sola de noche y mirando con tanto análisis a un hombre que mostraba la apariencia de Clyven. La tabernera camina hacia el mercenario mientras sucede el cruce de miradas. La mujer, ya entrada en edad, sí conoce a Clyven de ser cliente habitual. Le sonrie con cierto cortejo: - ¿Lo de siempre?
* Clyven asintió. ¿Para qué variar, si le gustaba la cerveza y aquella era buena? Le tendió la jarra vacía. -Sí, tráeme otra. Y algo para comer, de esa carne que huele tan bien que tienes en la cocina. ¿Ciervo? -era difícil que confundiese una carne con otra. Después de todo, era un cazador experimentado. Sus ojos abandonaron a LadyTwilight, el tiempo justo para mirar a la tabernera al hablarle, pero al instante la enfocó de nuevo. Entrecerró los ojos, con sospecha, hasta que solo fueron dos rendijas en su rostro.
<LadyTwilight>La tabernera hizo su habitual sonrisa medio insinuante a Clyven, sonrisa que ya enmarcaba alguna arruga en su rostro y que el mercenario, como cada noche, ni se había molestado en admirar. Su gozo en un pozo, vaya. LadyTwilight parpadeo un par de veces, ciertamente sin guardar la más mínima sutileza hacia la escena que acontecía, descarada, analizandolo todo, como era habitual en ella. Cuando los ojos de Clyven se entrecerraron bajo la mirada y su sonrisa se enmarcó algo más, con cierto toque irónico. La tabernera pronto regresó con la copa de vino, a lo cual la Dama hizo la consiguiente reverencia de agradecimiento; llevandole después la jarra de cerveza a Clyven. LadyTwilight se lleva despacio la copa a los labios, volviendo a mirar al mercenario
<Clyven> Gracias, encanto. -fue lo único que dijo a la tabernera, llevándose la jarra a los labios y dando un largo trago, retirando los restos con la lengua al depositarla con un golpecito en la mesa. Clack. Sostuvo la mirada de LadyTwilight, no sería él quien se amedrentase, pero tampoco iniciaría una conversación. Lo suyo no eran las habilidades sociales. De hecho, carecía de ellas. O eso decían.
* LadyTwilight enarcó la ceja sosteniendo igualmente la mirada a Clyven. Sostener la mirada parecía un absurdo, pero muchas veces era una "batalla sigilosa" entre las mentes, un pulso de aguante. Además, era lo más divertido de la noche. Chasqueó la lengua y tomó una decisión. Mientras en la cocina se acentuaba el olor de lo que se cocinaba para Clyven, ella cogió su copa de vino y se encaminó lentamente hacia él; sosteniendo la mirada, por supuesto
* Clyven siguió con la mirada cada movimiento de LadyTwilight. Sus ojos se relajaron, volviendo a abrirse con normalidad. La comisura izquierda de sus labios se curvó de un poco casi imperceptible. Una mueca a caballo entre el sarcasmo y la superioridad. Pero él era así. Un poco rancio, incluso. Y no le importaba lo que pensasen o dijesen los demás. Quizás algún privilegiado que hubiese entrado en su círculo, pero poco
* LadyTwilight agachó ligeramente la cabeza cuando llegó a la altura de la mesa de Clyven, daba igual el gesto que notase en él. Le gustaban esos "juegos". Enarca ligeramente la ceja y junta los labios, en un gesto de los que muestran lo que se hace llamar "el arma femenina de la seducción", pero eso sí, con sutileza. -¿Puedo? - apoya su mano en el respaldo de una silla frente a Clyven en la misma mesa. Su voz es como un susurro, no tiene un timbre de voz que denote dulzura ni tampoco fuerza. Es como un susurro. Medio sonrie y vuelve a llevar la copa de vino a sus labios. El olor de la cocina llega ya también perceptible a ella
* Clyven la invitó a sentarse con un gesto de la mano. Y hasta se incorporó, sentándose bien, en el asiento que ocupaba. Que no los usase, no implicaba que no conociese ciertos modales. Simplemente, le era más cómodo actuar como lo hacía, sin forzar ni reprimir sus apetencias. -Claro. -pero no se levantó ni nada de eso que solían hacer los caballero para retirarle la silla y demás parafernalia. Él no era un caballero, ni pretendía.
* LadyTwilight sonrie y, al contrario de Clyven y, a pesar de haber advertido su poca afinidad para con los modales relativos al protocolo; hace una leve inclinación de rostro, muy típica de la nobleza y con la sonrisa en todo momento. Toma asiento y comienza a enredar en un pequeño zurrón de cuero que portaba bajo la capa de terciopelo. Saca un papiro pequeño y fino, sobre el que posa unas hierbas desmigajadas. A continuación comienza a liar el papiro quedando las hierbas enrolladas en él, como un cilindro pequeño y perfecto. Se lo lleva a la boca volviendo la mirada a Clyven. Sonrie ligeramente. Otro gesto muy atípico de una dama que aparentaba el estatus social de LadyTwilight, un cigarrillo en la boca. Acerca el rostro a la llama de la vela, altamente consumida, de la mesa en la que Clyven y ella están. Aspira el humo que surge y se reincorpora al asiento. Suelta el humo- Del tiempo que llevo observándole, señor - lo de señor lo dice con una mirada de arriba a abajo que analiza a Clyven - he podido deducir varias cosas de vos. Aún así no puedo deducir vuestro nombre - aspira de nuevo del cigarro y da un leve sorbo a la copa de vino - Mi nombre es Keilha, caballero - sabiendo que no lo es, suelta el humo -¿y el vuestro?
* Clyven la observó hacerse el cigarro. Él nunca había probado algo así, no se llevaba bien con ese tipo de vicios. Lo suyo era la cerveza. Y la sangre. No pareció inmutarse con el humo, aunque le disgustase el olor. Solía ocultar sus emociones cuando no conocia a la persona que podia verlas. -Clyven -respondió escuetamente.
* LadyTwilight asiente y repite, como si tal cosa: -Clyven - otro sorbo a la copa, otra calada al cigarrillo. Deja de mirarle, mirando ahora hacia cada rincón de la taberna, como si su análisis con el hombre ya hubiera terminado - Bonito nombre - vuelve a mirarle y sonrie, intentando aparentar mucha normalidad y sabiendo que la situación carece de ella - Se nota que sois conocido por aquí - señala a la tabernera con sutileza haciendo un leve movimiento con la mano - Yo soy una noble de tierras lejanas... y aquí me he visto en mitad de la noche - encogiendo los hombros -¿Qué puedo encontrar por estos lares desconocidos para mi... ehm.. Clyven?
* Clyven se encogió de hombros. -Más de lo que me gustaría. Eso luego trae problemas. Pero cuando uno viene a menudo, le acaban conociendo. Y aquí podeis encontrar de todo. Caballeros buscando faldas, putas en busca de clientela, gente que simplemente busca algo que llevarse a la boca... Es una taberna, ¿qué esperas encontrar en ella? -eso del trato formal no lo usaba y menos en la taberna.
* LadyTwilight sí que muestró una ligera mueca de desagrado al escuchar las palabras bruscas de Clyven. Otra vez llevó la copa de vino a la boca y enarcó la ceja: -Caballeros por lo visto no, Clyven - le mira de nuevo y aspira del cigarro. Tira el humo al soltarlo cerca de la cara de él, no directamente, pero cerca - Es curiosa la multitud escasa que, sin ser de la nobleza, conoce los protocolos - le señala ligeramente, como que no quiere la cosa para que se de por aludido - Más curioso aún que no lo usen para con una dama de Alta clase - se señala a sí misma, así, como que no quiere la cosa. -¿trabajáis para nobles, Clyven?
<Clyven>Trabajo para quien me pague. -respondió con tranquilidad. Entendió el reproche que escondían las palabras de la dama, pero le daba lo mismo. Él era de los que hacían el trabajo sucio, así que los nobles con los que trataba preferían su silencio a sus buenas maneras. -¿Vienes a ofrecerme un trabajo?
* LadyTwilight se incorpora casi al compás que la tabernera se encamina hacia la mesa donde Clyven y ella se sientan, con un plato de carne recién hecho que rebosa olor y jugo por doquier. LadyTwilight se coloca la capucha sobre el cabello y deja unas monedas sobre la mesa, en pago a las bebidas y al manjar que la tabernera trae: Perfecto, perfecto - sonrie a Clyven bajo la sombra que proyecta la capucha - Volveré para buscaros **
* LadyTwilight inclina el rostro a Keledon en señal de bienvenida. A continuación camina hasta la barra de la taberna, esperando la aparición de algún tabernero que atienda a la clientela
<LadyTwilight> ¿y bien? - dice a los presentes en la taberna -¿algún divertimento esta noche?
* Clyven levantó la jarra para atraer la atención de la camarera, apuro la jarra, así la tendría vacía cuando le trajese la siguiente. Levantó la ceja al escuchar a LadyTwilight. Como no se desnudase ella subida a la barra, poco divertimento iba a haber en la taberna. Vamos, lo de todos los dias.
* LadyTwilight levanta las cejas al no recibir contestación por parte de nadie. ¿Qué se podía esperar de esos lugarees? En fin, por suerte la dama no lee la mente y la mirada de Clyven se le pasa desapercibida. Poco tarda la tabernera en atender el gesto del mercenario y salir a atender a la clientela, entre todos, a LadyTwilight, un rostro desconocido por allí
* Clyven observó a la dama. Era nueva, no la conocía. No era que conociese a todas las mujeres del reino, pero sí conocía a un buen puñado de ellas. Además, le gustaba controlar a todas las personas que había a su alrededor. Deformación profesional. Era un hombre alto, casi metro noventa, ancho de espaldas, con músculos definidos, vestido de oscuro.
* LadyTwilight sonrie a la tabernera, la cual no devuelve el gesto y la mira con algo de brusquedad. En esas tabernas cercanas a las callejuelas más "oscuras", las miradas no gozaban de la sutileza que presumían en la corte. -¿Qué va a ser, señora? - dice la tabernera con algo de desdén. -Señorita, ehem... mm.. una copa de vino - dice y mueve los ojos percatándose de la mirada de aquel desconocido, Clyven
* Clyven era de todo, menos discreto, cuando no se trataba de asuntos de trabajo. Se pasó la mano por el pelo, oscuro, corto, encrespado. Luego se mesó la barba, desaliñada, de varios días, que le daba un aspecto de delincuente portuario. Serio, taciturno. Estaba solo y no parecía esperar a nadie.
* LadyTwilight era una forastera que había llegado a Camelot en aquella noche lluviosa, resguardada de la tormenta por una capa de terciopelo negro de la cual no se había desecho al entrar en la taberna. Sí se echó la capucha de la capa hacia atrás dejando ver sus finos rasgos de mujer aparentemente de nobleza. Esbozo media sonrisa algo pintoresca ante la mirada indiscreta de Clyven, entrecerrando los ojos. Resultaba peculiar ver a una mujer tal clase social en una taberna como aquella, sola de noche y mirando con tanto análisis a un hombre que mostraba la apariencia de Clyven. La tabernera camina hacia el mercenario mientras sucede el cruce de miradas. La mujer, ya entrada en edad, sí conoce a Clyven de ser cliente habitual. Le sonrie con cierto cortejo: - ¿Lo de siempre?
* Clyven asintió. ¿Para qué variar, si le gustaba la cerveza y aquella era buena? Le tendió la jarra vacía. -Sí, tráeme otra. Y algo para comer, de esa carne que huele tan bien que tienes en la cocina. ¿Ciervo? -era difícil que confundiese una carne con otra. Después de todo, era un cazador experimentado. Sus ojos abandonaron a LadyTwilight, el tiempo justo para mirar a la tabernera al hablarle, pero al instante la enfocó de nuevo. Entrecerró los ojos, con sospecha, hasta que solo fueron dos rendijas en su rostro.
<LadyTwilight>La tabernera hizo su habitual sonrisa medio insinuante a Clyven, sonrisa que ya enmarcaba alguna arruga en su rostro y que el mercenario, como cada noche, ni se había molestado en admirar. Su gozo en un pozo, vaya. LadyTwilight parpadeo un par de veces, ciertamente sin guardar la más mínima sutileza hacia la escena que acontecía, descarada, analizandolo todo, como era habitual en ella. Cuando los ojos de Clyven se entrecerraron bajo la mirada y su sonrisa se enmarcó algo más, con cierto toque irónico. La tabernera pronto regresó con la copa de vino, a lo cual la Dama hizo la consiguiente reverencia de agradecimiento; llevandole después la jarra de cerveza a Clyven. LadyTwilight se lleva despacio la copa a los labios, volviendo a mirar al mercenario
<Clyven> Gracias, encanto. -fue lo único que dijo a la tabernera, llevándose la jarra a los labios y dando un largo trago, retirando los restos con la lengua al depositarla con un golpecito en la mesa. Clack. Sostuvo la mirada de LadyTwilight, no sería él quien se amedrentase, pero tampoco iniciaría una conversación. Lo suyo no eran las habilidades sociales. De hecho, carecía de ellas. O eso decían.
* LadyTwilight enarcó la ceja sosteniendo igualmente la mirada a Clyven. Sostener la mirada parecía un absurdo, pero muchas veces era una "batalla sigilosa" entre las mentes, un pulso de aguante. Además, era lo más divertido de la noche. Chasqueó la lengua y tomó una decisión. Mientras en la cocina se acentuaba el olor de lo que se cocinaba para Clyven, ella cogió su copa de vino y se encaminó lentamente hacia él; sosteniendo la mirada, por supuesto
* Clyven siguió con la mirada cada movimiento de LadyTwilight. Sus ojos se relajaron, volviendo a abrirse con normalidad. La comisura izquierda de sus labios se curvó de un poco casi imperceptible. Una mueca a caballo entre el sarcasmo y la superioridad. Pero él era así. Un poco rancio, incluso. Y no le importaba lo que pensasen o dijesen los demás. Quizás algún privilegiado que hubiese entrado en su círculo, pero poco
* LadyTwilight agachó ligeramente la cabeza cuando llegó a la altura de la mesa de Clyven, daba igual el gesto que notase en él. Le gustaban esos "juegos". Enarca ligeramente la ceja y junta los labios, en un gesto de los que muestran lo que se hace llamar "el arma femenina de la seducción", pero eso sí, con sutileza. -¿Puedo? - apoya su mano en el respaldo de una silla frente a Clyven en la misma mesa. Su voz es como un susurro, no tiene un timbre de voz que denote dulzura ni tampoco fuerza. Es como un susurro. Medio sonrie y vuelve a llevar la copa de vino a sus labios. El olor de la cocina llega ya también perceptible a ella
* Clyven la invitó a sentarse con un gesto de la mano. Y hasta se incorporó, sentándose bien, en el asiento que ocupaba. Que no los usase, no implicaba que no conociese ciertos modales. Simplemente, le era más cómodo actuar como lo hacía, sin forzar ni reprimir sus apetencias. -Claro. -pero no se levantó ni nada de eso que solían hacer los caballero para retirarle la silla y demás parafernalia. Él no era un caballero, ni pretendía.
* LadyTwilight sonrie y, al contrario de Clyven y, a pesar de haber advertido su poca afinidad para con los modales relativos al protocolo; hace una leve inclinación de rostro, muy típica de la nobleza y con la sonrisa en todo momento. Toma asiento y comienza a enredar en un pequeño zurrón de cuero que portaba bajo la capa de terciopelo. Saca un papiro pequeño y fino, sobre el que posa unas hierbas desmigajadas. A continuación comienza a liar el papiro quedando las hierbas enrolladas en él, como un cilindro pequeño y perfecto. Se lo lleva a la boca volviendo la mirada a Clyven. Sonrie ligeramente. Otro gesto muy atípico de una dama que aparentaba el estatus social de LadyTwilight, un cigarrillo en la boca. Acerca el rostro a la llama de la vela, altamente consumida, de la mesa en la que Clyven y ella están. Aspira el humo que surge y se reincorpora al asiento. Suelta el humo- Del tiempo que llevo observándole, señor - lo de señor lo dice con una mirada de arriba a abajo que analiza a Clyven - he podido deducir varias cosas de vos. Aún así no puedo deducir vuestro nombre - aspira de nuevo del cigarro y da un leve sorbo a la copa de vino - Mi nombre es Keilha, caballero - sabiendo que no lo es, suelta el humo -¿y el vuestro?
* Clyven la observó hacerse el cigarro. Él nunca había probado algo así, no se llevaba bien con ese tipo de vicios. Lo suyo era la cerveza. Y la sangre. No pareció inmutarse con el humo, aunque le disgustase el olor. Solía ocultar sus emociones cuando no conocia a la persona que podia verlas. -Clyven -respondió escuetamente.
* LadyTwilight asiente y repite, como si tal cosa: -Clyven - otro sorbo a la copa, otra calada al cigarrillo. Deja de mirarle, mirando ahora hacia cada rincón de la taberna, como si su análisis con el hombre ya hubiera terminado - Bonito nombre - vuelve a mirarle y sonrie, intentando aparentar mucha normalidad y sabiendo que la situación carece de ella - Se nota que sois conocido por aquí - señala a la tabernera con sutileza haciendo un leve movimiento con la mano - Yo soy una noble de tierras lejanas... y aquí me he visto en mitad de la noche - encogiendo los hombros -¿Qué puedo encontrar por estos lares desconocidos para mi... ehm.. Clyven?
* Clyven se encogió de hombros. -Más de lo que me gustaría. Eso luego trae problemas. Pero cuando uno viene a menudo, le acaban conociendo. Y aquí podeis encontrar de todo. Caballeros buscando faldas, putas en busca de clientela, gente que simplemente busca algo que llevarse a la boca... Es una taberna, ¿qué esperas encontrar en ella? -eso del trato formal no lo usaba y menos en la taberna.
* LadyTwilight sí que muestró una ligera mueca de desagrado al escuchar las palabras bruscas de Clyven. Otra vez llevó la copa de vino a la boca y enarcó la ceja: -Caballeros por lo visto no, Clyven - le mira de nuevo y aspira del cigarro. Tira el humo al soltarlo cerca de la cara de él, no directamente, pero cerca - Es curiosa la multitud escasa que, sin ser de la nobleza, conoce los protocolos - le señala ligeramente, como que no quiere la cosa para que se de por aludido - Más curioso aún que no lo usen para con una dama de Alta clase - se señala a sí misma, así, como que no quiere la cosa. -¿trabajáis para nobles, Clyven?
<Clyven>Trabajo para quien me pague. -respondió con tranquilidad. Entendió el reproche que escondían las palabras de la dama, pero le daba lo mismo. Él era de los que hacían el trabajo sucio, así que los nobles con los que trataba preferían su silencio a sus buenas maneras. -¿Vienes a ofrecerme un trabajo?
* LadyTwilight se incorpora casi al compás que la tabernera se encamina hacia la mesa donde Clyven y ella se sientan, con un plato de carne recién hecho que rebosa olor y jugo por doquier. LadyTwilight se coloca la capucha sobre el cabello y deja unas monedas sobre la mesa, en pago a las bebidas y al manjar que la tabernera trae: Perfecto, perfecto - sonrie a Clyven bajo la sombra que proyecta la capucha - Volveré para buscaros **
Llianacamp- Esclavo
- Cantidad de envíos : 9
Fecha de inscripción : 25/03/2011
Re: Un sutil encargo
* LadyTwilight llegó de nuevo a aquella taberna cercana a la zona denominada como "Los Bajos Fondos" de Camelot. Le buscaba concretamente a él, aquel hombre que la noche anterior había mostrado en su actitud lo que ella quería, más bien lo que ella necesitaba: un mercenario aparentemente sin escrúpulos y conocedor de lo que se ha de conocer para un sigiloso asesinato. Llevaba, como la noche anterior, una capa de terciopelo negro. Y le buscaba a él, Clyvencazandounalgo
* LadyTwilight pasó el umbral de la puerta de la taberna, al compás que deslizaba con las dos manos la capucha de su capa hacia atrás, dejando ver sus brillantes bucles pelirrojos de su larga y cuidada melena. Su aspecto de Alta Dama de la nobleza no pasaba inadvertido para los que bebían en el lugar. Las mujeres como ella no frecuentaban tales lares, pero esa, era la segunda noche que acudía a esa taberna.. y sola
* LadyTwilight camina a la barra de madera, en la que sirve la misma tabernera del día anterior. Aquella entrada en edad que no podía fingir tras ese rostro cansado de años de servicio, su deboción por Clyvencazandounalgo. Pidió lo mismo que la noche pasada, una copa de vino. La tabernerá le dedicó una mueca similar antes de tornar sobre sí misma para darle servicio. Miró alrededor en busca de Clyvencazandounalgo.
<LadyTwilight>*** Cuando la tabernera llegó y dejó la copa de vino sobre la madera de la barra, ella sonrió ligeramente. Mostrando cierta ironía y desprecio en la sonrisa. Cogió la copa y se encaminó a una mesa junto a una ventana. Daba igual que el tal Clyven no estuviera. En esos tiempos, muchos eran los que mataban por dinero. Otra cosa es que ella buscaba al mejor
* Clyven salió del agua y se pasó la mano por el pelo. No llevaba ropa. Tampoco la tenía cerca. Tendría que ir a por ella, que estaba a un par de cientos de metros de donde se encontraba. Se abrió paso entre la vegetación, se vistió y se encaminó hacia la villa. La tela, húmeda, porque no se había esperado a secarse, se le pegaba ala piel.
* Clyven llegó por fin a la plaza y se metió en la taberna. El cambio del frescor de la noche, estando mojado, al calor humano acumulado en la taberna, fue como una bofetada. Buscó una mesa libre y se sentó en una de las sillas que la rodeaban. Solo, como siempre.
* LadyTwilight miraba tras la ventana la luna. Llena esa noche. Parpadeo un par de veces antes de girar de nuevo el rostro a la taberna. Ahí estaba el tal Clyven. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro y enarcó la ceja al ver la humedad en su piel. Casi hasta una pequeña risa salió de su boca. Esperó sentada a que el hombre se percatara de su presencia
* Clyven hizo un gesto a la tabernera para que le llevase una jarra de cerveza, como siempre. Se dio cuenta de que LadyTwilight estaba allí, pero no se acercó a ella. Si quería contar con sus servicios, se acercaría ella. Él no era de los que se acercaban a las mujeres. No se le daban bien. La mayoría. Se repantingó en la silla y se pasó la mano por el pelo, que volvió a su posición original, desprendiendo decenas de gotitas alrededor.
* LadyTwilight sonrió llevando la copa de vino a sus labios. Observó el mismo "ritual" de la noche anterior. La tabernera le esbozó una sonrisa llena de ilusiones de juventud perdida a Clyven, el cual apenas se percató. LadyTwilight realizó uno de sus cigarrillos sobre la mesa de madera, y sin esperar a un nuevo duelo de miradas, se reincorporó de la silla para acercarse a la mesa en la que Clyven se había sentado. Sus pasos eran lentos y firmes,
* Clyven levantó la vista hacia la dama, siguiendo sus movimientos. Ya se conocían, así que no era necesario volver al juego de miradas. -Buenas noches. -dijo cuando la tuvo lo bastante cerca, llevándose después la jarra a los labios y vaciándola hasta la mitad, para dejarla en la mesa, mientras se limpiaba los restos de espuma blanca con la lengua.
* LadyTwilight sonrio a Clyven son picardía: Buena luna, Sir Clyven - 6 la denotación de nobleza para con el nombre del hombre le hizo sonreir aún más. Sabiendo que no sería de su agrado. No esperó actos de protocolo por parte de Clyven y tomó asiento frente a él. Se llevó la copa de vino a los labios y tragó, tras lo que dió una insinuante calada al cigarrillo: No me andaré con rodeos... Tengo un trabajo... - ladeo la cabeza mirando alrededor cerciorándose de la ausencia de oidos no deseados. Luego posó la mirada de nuevo en Clyven: -no necesito a un asesino. - soltó el humo del cigarrillo. Ahora hablaba en susurros - necesito AL MEJOR. - sacó una bolsita de terciopelo y la dejó sobre la mesa. El clinquineo de las monedas en ella se escuchó. En su muñeca pudo ver Clyven fugazmente el tatuaje de un escorpión
* Clyven arqueó la ceja. ¿Sir? ¿Acaso tenía pinta de caballerete andante o, peor, de paladin? Soltó un bufido. Nunca le había gustado ese tratamiento. No obstante, no se quejó, había paga de por medio y por eso era capaz de soportar que le llamasen Sir y lo que fuera. O casi. Miró el escorpión. No sabía qué significaría para ella. -Puedo decirte que lo soy, pero eso no implica que me creas. O que sea cierto. Soy bueno, sigo vivo.
* LadyTwilight sonrio a Clyven y enarcó la ceja. La frialdad de la mujer se notaba en cada uno de sus gestos. Pagaré una cuantiosa cantidad de monedas. Esa bolsa es un mínimo anticipo - señaló la bolsa de terciopelo negro que había depositado sobre la mesa, con indiferencia. Dio un sorbo a la copa de vino de nuevo - Sir Clyven. - dijo a pesar del bufido de este - El hombre cuya muerte busco, ya ha quitado la vida de muchos "buenos". Pasó la mano por su melena de bucles rojos, dejando ver de nuevo el tatuaje del escorpión en su muñeca: Por lo visto, es un hábil diestro. Os pagaré por la muerte del hombre y por vuestro silencio. Nadie habrá de saber quién ha sido el asesino pero todos han de saber que él ha muerto. Le pagaré lo que pida. - sorbió de nuevo de la copa y le clavó la mirada - pagaremos lo que pidáis, Clyven; pero esas son las normas.
* Clyven hizo girar su jarra entre los dedos, pasándosela de una mano a la otra. -El silencio no es problema, no suelo hablar de mis asuntos. ¿De quién se trata? -quería información antes de decidirse. Si no podía sólo, tenía de quien tirar. Esthia le echaría una mano. Además, al ser soldado de cara a la galería, se aseguraría de que el cuerpo apareciese y se supiese que había muerto y ocultar quién había sido.
* LadyTwilight dejó la bolsa en la mesa y se incorporó: El nombre de aquel cuya muerte busco es Juan Diego Alegre, apodado el español - señaló la bolsa sobre la mesa y miró a Clyven – pensaos si queréis aceptar el trabajo. Tomáos eso como un incentivo y pago de los bebercios - cogio la copa para matar el vino que quedaba en un último trago - Ya me daréis una respuesta
* Clyven no esperaba ese encargo, pero no dejó que se notase su sorpresa. Juan Diego Alegre. Había oído hablar de él. Era bueno, lo sabía. Y seguramente era un hijo de puta con recursos. Pero él necesitaba el dinero. Se lo pensaría. Hablaría con Esthia a ver qué se podía hacer. Pero eso la dama no tenía por qué saberlo. No cogió la bolsa. -Cuando dé una respuesta, si es afirmativa, cogeré el dinero. Guardadlo mientras tanto.
* LadyTwilight afirmó a Clyven y cogió la bolsa, dejando una moneda sobre la mesa para el pago de la consumición. Miró a Clyven una última vez antes de marchar por esa noche: -Que vuestra respuesta sea mañana, Clyven. Buena luna - se giró y marchó mientras colocaba de nuevo la capucha sobre su pelo, dejando ver, por última vez, el escorpión tatuado
Llianacamp- Esclavo
- Cantidad de envíos : 9
Fecha de inscripción : 25/03/2011
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.