Concilio de los Escorpiones (rol por foro, se pide a todos los miembros roleen en este hilo como presentacion)

Su mirada recorria la mesa de de Ebano maciza que estaba en el centro de la Sala. Era una pieza excelente, tenia mas de 300 años pero continuaba en un estado perfecto. Sin duda era una pieza de gran valor, no obstante lo que realmente importaba era lo que habia encima, un tapiz de lana tejida a mano negro como la noche, donde hilos de plata y oro dibujaban un escorpion, sus ojos eran dos rubies engastados y su manufactura era impresionante.

A lo largo de muchos siglos el circulo escorpion se habia reunido en infinidad de lugares, algunos suntuosos como la masion en los barrios altos de la ciudad donde se celebraba hoy, otros en cabañas de leñadores, incluso en cuevas, eso no importaba el tapiz siempre habia estado en el centro, era la unica distincion que importaba.

Erik se coloco delante de la unica silla que estaba vacia, la suya, sus hermanos ya estaban alli contemplandolo en silencio, el ritual de la hermandad obligaba a presentarse delante de todos, delante del escorpion, era asi como comenzaban los concilios de la hermandad escarlata y hacia mas de 150 años que no se celebraba ninguno.

-Mi nombre es Erik_Magnus , mi cargo es el de Aguijon de la Madre de los Escorpiones.- He venido aqui por peticion suya y aqui estoy dispuesto a servir a mis Hermandad y a mis hermanos-

Dicho esto tomo asiento, no sin antes recorrer con sus profundos ojos oscuros como la noche a todos los reunidos, a algunos los conocia a otros no, aunque eso no le importaba demasiado, si estaban alli es porque eran los mejores. El futuro de los suyos se decidiria esta noche.

Adrastea había sido llamada a esa reunión, al llegar se acomodo colocado su espalda contra la pared oeste justo a un gran tapiz del salón, en el que se encontraba un número de personas a las que no se detuvo a contar, por las cuales ella paso la mirada sin ningún interés.

Ella atendía en la taberna y en ese lugar se hacían presente un sin número de personas. Había escuchado atenta la presentación de esos dos hombres, Magnus que se encontraba sentado ante el sitial ese y Doherty recostado cómodamente en un sillón. El resto de la estancia era en realidad como muchas otras, murallas de piedra robusta, tapicería hermosa y muy elaborada.

Se sintió algo incomoda aun que muchos de los presentes solían concurrir la taberna, sin más dio un paso al frente y clavo sus ojos ambarinos en el rostro de Magnus- Soy Adrastea Bekett - Sonrió de lado mientras su vestido hizo el sonido de arrastre- No tengo un cargo aun, pero bien en sabido que me mantengo en la taberna atendiendo y muchos comentarios corren por la barra, puedo ser de ayuda y eh venido aquí por mi voluntad- la reverencia no se hizo esperar ante la palabrería mientras la última frase salía de sus labios.- Estoy dispuesta a servir y cuidar a mi Hermandad y a mis hermanos

Eizan también había sido llamado a la reunión.

Llegó justo después que Adrastea, pero no tuvo contacto con ella. No de momento. Ya de primeras, denota que su carácter es bastante frío y distante. Con lentitud fue caminando por aquella sala, recorriéndola entera, observando y reconociendo el terreno.

- Me llamo Eizan Fenrir... Estoy aquí por propia voluntad. No desempeño ningún cargo, pero mis conocimientos para la ciencia y el combate están al servicio de la Hermandad y mis hermanos - dijo con sosiego, mostrando una voz juvenil.

* Gianluca se hallaba repantigado en una de las elegantes y cómodas sillas que flanqueaban la mesa. Su interés parecía fijado en la copa vacía con la que jugueteaba su mano derecha. Dejó hablar a los presentes, uno a uno. Estaba demasiado cansado como para malgastar fuerzas e interés en los allí presentes. Juventud, divino tesoro... pensó para sus adentros.
Su rostro moreno y curtido reflejaba cansancio y cierto pesar.
Finalmente, una vez hubo hablado el último de los contertulios, alzó la voz lo justo para hacerse escuchar, pero sin levantarse de su asiento.
- Mi nombre es Gianluca Di'Chiara, para los que no me conozcan soy el General al mando de la Hermandad y bla bla bla. Quien quiera saber algo más de mí sabe donde y cómo localizarme.
Y con la misma decisión con la que tomó la palabra, el hombre calló.

Desde luego que sabía cómo localizarle y lo haría a su debido tiempo. En cuanto tuviera el poder que aún necesitaba y que llegaría con el respaldo de la facción Negra, Gianluca tenía sus días contados. Eizan Fenrir... lo había visto por los cuarteles alguna vez, tendría que estar más informado al respecto.

Erik Magnus, a ese tampoco le perdería de vista. Ya habían sido varios encuentros y ninguno bueno. Comenzó el recuento de enemigos en casa.. Magnus, Gianluca, ¿Rhyan? si, lo contaría también, mejor estar prevenidos. Esperó a que el resto hicieran su presentación.

La Lady guardaba asiento junto a Erik Magnus. Había sido de las primeras en llegar a la imponente y barroca sala de reunión escogida para el encuentro.

Decidió que era buen momento para tomar la palabra, ni de los primeros ni de los últimos, alguien intermedio, que no denotara importancia. Todos en aquella sala sabían que existía una mujer a la que se le conocía con el nombre de "La Madre del Escorpión", pero prácticamente ninguno era capaz de asociarle un rostro, pues la Madre Escorpión movía fichas en las sombras; así pues, sólo Erik, Limnátide, Gianluca y, desde hacía poco, Lian Doherty, eran capaces de reconocer a LadyTwilight como la Madre Escorpión.

Con su mano derecha retiró la capucha de terciopelo negro que cubría los bucles pelirrojos de su cabello y sonrió a los presentes. Se incorporó e inclinó el rostro, siguiendo la metódica del protocolo minuciosamente:

- Mi nombre es Samantha - era mentira, pero era la mentira que había usado hacía unos días con Dieter Sword. Pocos, muy pocos, conocían su verdadero nombre: Casandhra Llianacamp. Su identidad era secreta y debía seguir siéndolo -, vengo por orden de mi marido, Sir Haldford, que es Hermano del Escorpión, gran inversor en la causa de la Hermandad y creyente en los ideales - hablaba con una sonrisa, con algo de falsa ingenuidad y carencia absoluta de conocimiento sobre los tejemanejes del Clan-. Ahora mismo está ausente por temas de negocios, por lo que he tenido que ser yo quien acuda al encuentro para informarle de las nuevas que sean tratadas esta noche. Es un placer conocerles a todos ustedes - inclinó el rostro de nuevo como Dama de Alta Nobleza y volvió a sentarse

Había reconocido a la mayoría de los que se habían presentado, muchos concurrían la taberna cada noche, desplegando planos, algunos papiros, y con miradas renuentes hacían sin duda planes para dar algún golpe importante.

Las ideas viajaban con más vértigo que las palabras, la sonrisa se le curvo justo en el momento en el que dio la espalda a los presentes- (nidos de mentiras, les crecerá la nariz)- la reflexión y el recuerdo del cuento de infancia hizo que la idea fuera aun más divertida. Cogió una de las copas del mueble del fondo del salón y la colmo con uno de los licores de esas botellas, si alguien deseaba beber de seguro le pediría servir mas copas o lo haría por su propio pie. Giro y miro a los presentes con una nueva alegría en el rostro, llevo la copa a los labios dando un largo trago, esta reunión seria de lo más entretenida si los presentes se hacían conocer de estas maneras tan diversas.