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Reclutando en los Bajos Fondos (Martillo)

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Mensaje  Dhunna Mar Jul 19, 2011 7:56 pm

AfricaMiller De brazos cruzados. Seria. Muy seria. Todo lo ocurrido apenas un par de días atrás la tenía ida. Una pluma volando, qué acojone de situación, y más con Dayanna declarándola Mesías delante de otras mujeres. Ahí sí que sufrió un acojone considerable. Parpadeó varias veces, mirando a un lado y a otro. Jane y Mery, sus compañeras de calle, andaban algo más ocupadas. Tenían mejor aspecto, claro está. Más jóvenes. Más todo. Y ella, por otra parte, se encontraba de pie, en la esquina del Flor de Lis. Los cabellos rojos le caían por los hombros, siendo una cortina para los codos y antebrazos. Los ojos azules no miraban a nada en concreto. Los labios inmóviles, apenas torcidos a un lado cuando recordaba aquella maldita pluma que casi la mata de un susto. Seguía llevando el vestido azul, de estampados sencillos y prácticamente monocromáticos. Los pechos, bien abultados, daba una sensación de seguridad en sí misma, ya fuera por reconocer un oficio que no había tenido más remedio que aceptar. Una voz, varonil, la sacó de sus pensamientos. -¿Me la chupas por una moneda?- *Hombres. Tan agudos como siempre. Éste era un tirado de la calle, pinta de borracho, con la barba sin afeitar en días, ropa manchada, probablemente de vino, y gorra de campo. -Vete a la mierda.- *Contestó, alzando la diestra, haciendo un giro de muñeca hacia atrás, en tono despectivo. Frunció el ceño, remarcándose las arrugas de la frente entre los mechones rojos. Menudo hijo de puta.

* Dhunna habia salido de la taberna en la que se hospedaba comprobando la daga que lleva prendida del muslo, ya no salia sin ella y por no llamar la atención no salia con la espada. Desde que se habia descubierto lo de los claner estaba la gente muy alterada y ya habian tenido dos altercados. Una vez en la calle se cubre con la capucha de su capa de verano, y se la pone nada más por que se dirije a los bajos fondos, territorio escorpión, y ahora ella era la Voz de los MArtillos y preferia pasar desapercibida, a saber que podria ocurrir si la veian por allí....Y hacia allí se encamina a paso tranquilo, pues no tiene prisa, una sombra entre sombras a esas horas de la noche por la ciudad vacia. Así tenia tiempo de recapacitar sobre lo ocurrido en la Torre del Recuerdo, aunque por más vueltas que le daba no sacaba nada en claro, mas que de pronto formaban parte de una hermandad con unas obligaciones y unas responsabilidades que....reniega entre dientes, como habia llegado a eso?? Joder deberia haber pasado de todo el tema desde que Dayanna sacó a relucir lo del Jardin y las flores parlantes. Casi sin darse cuenta enfila ya la calle que llega al Flor de Lys....por ahí empezaria a buscarla, y luego sino preguntaria, que remedio vete a la mierda! lo escucha no muy lejos y no puede menos que sonreir negando con la cabeza. Habia conocido a esa mujer en la Capilla y era como si hiciera más tiempo que la conoce, de hecho la reconoce en la distancia, su pelo rojo y su vetido azul. Vestida de negro, enfundada en su capa solo alza la cabeza para que vea quien es cuando está lo bastante cerca de la mujer buenas noches....susurra con su voz grave y un tanto cascada mirandola con sus ojsos ambarinos, esperando que la reconozca, y sabiendose escrutada por las otras dos putas que la acompañan.

* AfricaMiller ve como el hombre se aleja, farfullando algo como "Puta de mierda" o algún similar. Está acostumbrada. A lo lejos no divisa a nadie, pero conforme se acerca, ver una figura negra, acercándose. No tiene armas. No sabe luchar, así que se limita a fruncir más el ceñi, torciendo los labios, apretados, agrietados, restándoles ese color rosado de serie que lleva. -Iros. Ya.- *Murmura a Jane y Mery, mirándolas de reojo, apenas apartándolos de esa figura que ondea. Ellas miran al frente, luego a ella. Otra vez. -¿Que qué? No, África, no sabes quién pued...- *Comienza a decir Mery. Ella, rubia, de pelo rizado y voluminoso. Ojos verdes, y piel ligeramente tostada. Joven. Sus veinti siete, a lo mucho. Y cuidada. Abre los ojos, asustada al no saber a qué diablos se enfrentan. -No te estoy dando a elegir. Estoy diciendo que os larguéis. Ya.- *Al decir esto último, las fulmina, con sus grandes y almendrados ojos azules. Es la mayor, y como tal, se hace cargo de quienes considera casi como sus hijos. O gente a la que aprecia, claro está. Jane ni siquiera protesta. Agarra a Mery del antebrazo, y tira de ella, girando la esquina. Una vez desaparecidas, vuelve la vista hacia la figura, que cada vez se aproxima más. Tensa los brazos, aún cruzados, haciendo que las mangas del vestido estén tirantes. Toma aire, hinchando el pecho, apretando los dientes. Pero... Esa voz... -¿Dhunna?- *Le resulta terriblemente familiar. Sí. Es una de las mujeres que estaban en la Capilla, y en el torreón ese. Se acuerda bien, ya que fue... A la que le dijo lo de las cigüeñas, la muy soez. Joder. No me des estos sustos. No sabes quién puede estar detrás de cada callejón.-*Relajó el rostro, soltando el aire, aliviada. Bajó los brazos, excepto el diestro, llevándose la palma al pecho izquierdo, sintiendo los latidos rápidos. Cerró los ojos por un momento, volviendo a estirarse la piel del rostro, borrando las arrugas. -¿Qué haces aquí?-*Mira a la izquierda. A la derecha. Asegurándose de que nadie las vea. Por si acaso.

* Dhunna observa en silencio como las compañeras de trabajo de AfricaMiller se alejan y se pierden de vista . Después vuelve su ambarina mirada a la mujer que ha ido a ver no me ha hecho falta buscarte....dice sonriendo bajo la capucha haciendo lo mismo que ella, mirar a lado y lado, desde luego es mejor que nadie la reconozca, por que podria traerle problemas a AfricaMiller....es muy consciente de que ese territorio es hostil para ella y aun no sabe si AfricaMiller quiere meterse en ese lio. hay algun sitio donde podamos hablar? está claro que es a solas y sin miradas indiscretas, la inquieta estar constantemente alerta y es cansado, habia perdido práctica.

* AfricaMiller se siente más aliviada. no, no ha sido una equivocación. -Sí, acompáñame. Las paredes tienen oídos por estas calles.- *Dicho esto, se gira hacia la izquierda, echando a caminar ligera. Su casa, donde están sus niños, probablemente dormidos, será un buen sitio. -Tienes suerte de haberme encontrado antes de que otros te... hubieran encontrado a ti...- *Murmura, mirándola de reojo, mientras el pelo iba ondeándole por la espalda. -¿Cómo me has encontrado?- *Inquiere, toda curiosa. Los Bajos Fondos es un puto laberinto para quienes lo han pisado un par de veces apenas. Ella lo conoce como la palma de su mano, ya que lleva ejerciendo de ramera muchos, muchos años. A la próxima calle gira a la derecha, dirigiéndose hacia una puerta de madera. Alza la diestra, metiendo el dedo índice y pulgar en el escote, hurgando, hasta sacar una pequeña llave. La acerca a la cerradura, y con apenas dos giros, abre la puerta. -Pasa.- *Entra. La casa, apenas iluminada por un par de velas, está en silencio. Dentro las paredes son blancas, y al frente, dos puertas. El baño, y la habitación de los niños. Ella dormía, cuando dormía, con ellos. En el salón, una mesa de madera, con cuatro sillas de la misma. Roídas, por el tiempo, pero bien conservadas. -No es gran cosa, pero al menos ellos comen mínimo dos veces al día.-"Aunque yo me muera de hambre durante semanas". Faltó añadir, claro. Era una mujer, hecha y derecha, madre además. Sabía qué cargos tenía. Y los aceptaba. Al entrar Dhunna, cerró la puerta tras ella, echando la llave, y comprobando que las ventanas estaban también cerradas. Se dirigió a las sillas, tomando asiento poco a poco. Ya saben, flexionó los codos, apoyando las palmas de las manos en los muslos, para luego sentarse. Miró al frente, ofreciéndole a la mujer asiento, con sólo un vistazo rápido a la silla y a ella.

* Dhunna asiente y deja que la guie, siguiendola sin hacer el menor ruido. Desde luego que las paredes allí tenian oidos, y ojos....no le gustaba nada estar allí, pero bueno, gajes del oficio, no? solo he tenido suerte, me habian hablado del Flor de Lis aunque no sabia donde estaba pero bueno, tampoco sabia donde estaba usted así que me daba igual pasearme...... auque menos mal que no ha tenido que dar muchas vueltas, sino más expuesta habria estado. Continua caminando y hablando en susurros a sabiendas que puede escucharla perfectamente. Se detiene tras ella, frente a la puerta de madera y pasa dentro cuando esta le frasquea la entrada. No puede evitar incomodarse al entrar en una casa ajena y no por Miller sino por ella misma, a veces apreciaba demasiado lo suyo y se sentia invadir un espacio que no le pertenece pese a que la invita a pasar. Cuando llega a lo que parece la sala principal de la casa, donde se encuentra la mesa con las sillas siente algo extraño, y no es más que un ramalazo de lástima por esa mujer que se ganaba la vida como podia. Se vuelve hacia ella ellos? mientras la ve sentarse ella se quita la capa dejandola colgada en la silla donde despues se acomoda. Vestida de negro y con el rostro tan oscuro, su largo pelo lacio y blanco resalta muchisimo a la luz de esas dos velas.

AfricaMiller ¦ -Ellos. Se rumorea en los Escorpiones rondan por esta zona. Son sólo rumores, claro..-Pone los ojos en blanco, mirando al techo. Las putas, no eran más que eso, pero se enteraban de demasiadas cosas. Normalmente todo verídico. -Pero todo rumor tiene su parte de verdad. Lo único que te faltaría sería toparte con alguien no... deseado. Quien fuera. Has tenido suerte, y aquí estamos "seguras". Mira a un lado, a otro. Y se encoge de hombros, dibujándose una media sonrisa en su rostro, haciendo que los ojos se achinasen, que las mejillas ascendieran, y que la cara, por una vez, pareciese medianamente afable. Parpadeó varias veces, fijándose en el pelo. Tan sumamente blanco. Le pareció curioso que alguien pudiera ponérselo tan claro o, simplemente, haber nacido así. Bajó la vista, con disimulo, hacia su escote. Sus largos mechones a cada lado. Rojos. Volvió a mirarla a ella. -Pero bueno. Nada de qué preocuparse... ¿Cómo es que has venido hasta los Bajos Fondos? Intuyo que... buscándome, pero... ¿Alguna razón en especial, reina?- *Con las mujeres que han sido amables con ella siente cierta debilidad. La falta de costumbre, probablemente. Aunque únicamente con mujeres. Se siente la madre de todas.

* Dhunna la escucha asintiendo así es, los bajos fondos son territorio escorpión... posa las manos sobre la mesa con las palmas planas sobre esta como centrandose para calmarse. En el dedo índice de la mano derecha lleva un anillo de plata vieja con un martillo labrado a modo de sello. Ladea un poco la cabeza y mira hacia las puertas cerradas de la casa, le ha parecido escuchar algo y frunce levemente el ceño....es que escondia a alguien allí? y si....y si los del escorpión le habian prometido cualquier cosa y.....vuelve sus ojos hacia los de AfricaMiller, esta vez algo más acerados y frios casi pidiendo una explicación sin decir nada. Pues no pensaba hablar sobre que habia ido ha hacer allí hasta saber que podria confiar en ella. Era cierto que el Jardín, las Flores la habian guiado hasta ellas, y que luego habia podido franquear el portal hasta la Torre pero.....no, no se fiaba de nadie.

* AfricaMiller se inclina hacia delante, abriendo los ojos, girando el rostro, hasta darle casi la oreja. Esperando una explicación, claro está. Pero Dhunna se había tensado, entonces lo comprendió todo. No. Entonces no. -¿Mami?- Una vocecilla, de niño, asomó tras la puerta. Un niño pequeño, de unos seis años, asomaba la cabecita por el marco de la puerta. Los cabellos rubios, levemente rizados en la punta, caían hacia un lado, y apenas podía verse nada que no fueran unos grandes ojos verdes. Muy verdes. Verde manzana. Verde líquido. -¿Te he despertado, cariño?- *Se giró hasta él, sin levantarse de la silla. Sólo el torso. El niño, de mejillas tiernas, y un pijama de pantalón y manga corta azul, asintió con la cabeza varias veces. -Anda, vente conmigo.- *Estiró los brazos hacia el niño, con las palmas hacia arriba. Una señal para que se aproximase. Él dio un par de pasos cautelosos, con el índice de la diestra sobre el labio inferior, cohibido por la compañía. Finalmente, llegó hasta ella. Deslizó las manos por las costillas del niño, tomándolo de las axilas para
alzarlo, y sentarlo sobre sus muslos, volviendo a girarse hacia Dhunna, con el pequeño mirándola. -Qué pelo más blanco, mami. Mira.-*El niño señaló hacia Dhunna, abriendo muchísimo los ojos, tanto que parecía que iban a salírsele. -Sí, lo he visto.- *Inclinó el rostro hacia delante, pegando la barbilla al pecho, para darle un beso en la mejilla. -Dhunna, este pequeñajo es mi hijo, Mark. Cumplió seis años el mes pasado.-*Estiró las comisuras, formando una sonrisa. Feliz, al fin y al cabo. Esperó a que la mujer entendiese de dónde venían los pasitos que había escuchado.

* Dhunna mira al niño con las cejas alzadas y luego a AfricaMiller. Por un lado se siente mal por haber desconfiado de ella, y por otro....bueno, parece casi estar tan cohibida con el chico o más que él. Niños....nunca habia tratado con ninguno y se envara sin saber que hacer, que decir.....en fin, esta aterrada por un niño, sí. Ve como toma al pequeño en brazos y les mira con seriedad, a saber que se imaginará en niño viendo a una mujer de piel negra y pelo blanco. Se da cuenta de que casi esta conteniendo la respiración intimidada por el niño. Se lleva una mano al pelo casi como acto reflejo cuando el pequeño hace su comentario y luego mira a AfricaMiller , toda ojos, sin saber como contestarle! Lo que hay que ver! Se humedece los labios, traga saliva y mira al jovencito de pelo rubio y ojos verdes inmensos hola.... sus ojos van del niño a Africa y vuelta al niño, como si quisiera que Miller le dijera que lo hacia bien o algo asi yo soy Dhunna.... dice para luego carraspear levemente sin saber muy bien que hacer o decir ahora. Desde luego, se habia acabado la desconfianza, sabia que habia escuchado y ahi estaba...pero....casi hubiera preferido un escorpión? Bueno no, pero....uff un niño.....

* AfricaMiller miró fijamente a Dhunna. No había tratado con muchos niños, desde luego. Cariño, ¿le harías un favor a mami? ¿Nos traerías dos vasitos de agua? Allí, en la encimera hay. ¿Sí?- *Volvió a depositar un beso en la mejilla del niño. -Sí.- *Dio un pequeño saltito, bajándose de sus muslos, yendo casi, a trompicones, hacia la encimera, donde, al ponerse de puntillas, cogió los vasos, llenándolos de agua. -Veo que no has tratado con muchos-... niños, ¿no? Es fácil. Son como los adultos, pero en sinceros y en obedientes.- *Dijo, sin apartar la vista de los movimientos de Mark, que traía los vasos en las manitas, suaves y jóvenes. Uno se lo dio a África, la que le respondió con un "Gracias", y un besito en la frente. Por otra parte, el niño miró a Dhunna, dando los pasitos hacia ella. Alzó ambas manos, con el vaso de agua en ellas, ofreciéndoselo. Sonrió, mostrando unos pequeños dientecillos, centelleándole los ojos, con los mechones rubios cayéndole por el flequillo. -Yo me llamo Mark. ¿Tu mami te puso Dhunna? ¿Y ella tenía el pelo también así?- *Son niños, al fin y al cabo. No lo hacen con maldad. Mark esperó a que Dhunna tomase el vaso, para dar la vuelta, y volver a trepar por las piernas de su madre, hasta acomodarse en sus muslos.

* Dhunna observa al pequeño ir a por los vasos de agua y abre la boca como para decir algo a la vez que asiente con la cabeza para luego negar y decir ....con ninguno..... juguetea con el anillo mientras el niño trae los vasos con paso algo vacilante intentando no verter ni una gota. Mira a Mark acercarse a ella y ella carraspea y bastante tiesa se vuelve hacia él tomando el vaso que el muchacho le ofrece. gra-gracias...sí em...ella lo tenia igual ...... en cuanto a su nombre lo deja estar, por que a saber si su madre siquiera la tomo en brazos cuando nació, cuanto menos ponerle nombre, ja! Ella no hacia esas cosas.....Sigue con la mirada a Mark hasta colocarse de nuevo sobre su madre. A falta de algo que hacer da un trago a su vaso de agua....ahora empieza a entender eso de que "almenos comen dos veces al dia" y cae en la cuenta... tienes....tienes más? mirandola con ojos desorbitados. Se pregunta como podian siquiera viviar de forma decente teniendo varias bocas que alimentar....suspira y baja la mirada reporchandose haber sido tan bruta perdona.....bueno, más vale que te diga por que he venido, no?

* AfricaMiller controla a Mark, antes de volver a auparlo, y sentarlo en sus muslos. El niño coge el vaso de su madre, y le da un surbo, secándose los labios con el dorso de la mano. Sonríe, ante el nerviosismo de Dhunna, ladeandl el rostro a un lado. -¿Más? Sí...- *Dice, en voz baja. Sus ojos centellean, y un pinchacito le recuerda que
tiene corazón. -Mi pequeña Ann... La tuve hará poco más de un mes. Una preciosidad... ¿Quieres verla?- *Rodeó la cintura del pequeño, pegándoselo al torso. Éste dio otro sorbito, parpadeando al mirar a Dhunna. -Supongo que hay tiempo para que me cuentes por qué has venido. De todos modos tengo que darle el pecho a... la pequeña.- *Mark la miró de reojo, inclinándose hacia atrás, dejándose caer para apoyar los piececitos descalzos en el suelo, apartándose. -Ann se ha portado muy bien esta noche. No ha llorado ni se ha hecho cositas encima.- *Dijo él, todo orgulloso de haberla cuidado tan sumamente bien. -¿De verdad? Madre mía, estás... hecho todo un hombrecito, ¿eh?- *Mientras lo decía, se puso en pie, apoyando las manos en los muslos para tomar impulso a la hora de levantarse. Miró a Dhunna, guiñándole un ojo, marcándose las arrugas que le salían en la frente y en la parte externa del ojo. Patas de gallo, decían. Dirigió los pasos hacia la habitación, metiéndose en lo oscuro, hasta que se escuchó la tosecilla de un bebé. A los segundos, salió con Ann en los brazos. Apenas era más grande que un muñeco, envuelta en una sábana blanca, con pequeños estampados de florecillas rosas. Dio un par de pasos hasta donde estaba Dhunna, mostrándole a la criatura. -Mira.- *Estiró, como pudo, los brazos. El bebé seguía teniendo los ojos medio cerrados. La piel era blanquísima. Tersa, muy suave. Con el olor característico de los bebés. El poco pelo que tenía todavía, muy liso eso sí, era rojo. El mismo color que el de su madre. La cara era redondita, mullida, y los puños cerrados apenas tenían siete centímetros de diámetro. Ann abrió la boca, bostezando, mostrando las encías rosadas, sin diente alguno, hasta abrir los ojos. Azul agua. Azules. Completamente. Aparta la vista del bebé, al que miraba con mimo, para ahora mirar a Dhunna. -Es preciosa.

* Dhunna les mria y escucha atenta la conversación de ambos un tanto inquieta...un bebé....y ella no entiende mucho de niños pero dejaba a los niños solos cuando salia a trabajar? No pensaba juzgar a Miller en absoluto, de hecho, de donde ella venia eso de el sentimiento maternal era más bien nulo. Se levanta , a saber por que cuando AfricaMiller vuelve con el bebé en brazos . Y estira un poco el cuello como para asomarse a esa cosita que tenia ella entre sus brazos. No se atreve siquiera a tocar a la criatura, se siente demasiado tosca como para que una cosita tan delicada no le hiciera daño. Nunca ha tenido esa cosa que le pasaba algunas mujeres, esas ganas de tener crios, y ahora tampoco, pero si que le entenecia mirar a Ann y sonrie relajandose por primera vez desde que estaba en presencia de los niños sí lo es.... alza los ojos hasta África y sonrie enhorabuena.... y empieza a formarsele una idea en la cabeza que irá madurando con el tiempo, pero que si salia bien....no, esa mujer y sus hijos no iban a volver a vivir en un lugar como ese. escucha, si tienes que darle el pecho, ya vengo otro dia...no te preocupes pues le da la sensación que ese acto era de lo más íntimo y no le parecia bien estar allí.

* AfricaMiller alzó una ceja, mirándola. -No seas tonta. Esto entre mujeres es normal. Además, me paso por casa cada hora, para ver que todo está en orden. No suelo alejarme mucho de casa para no dejarlos desprotegidos. Siempre y cuando no esté Angela. Si está ella... Pues me desentiendo un poco más. Ella es una compañera que a veces me hace el ... favor.- *Aclara, tomando asiento, señalándole la silla de enfrente a Dhunna. Acomoda al bebé, que mira a todos lados, atraída por las luces de las velas. Con la zurda la sujeta, mano en la espaldita de la niña, y con la derecha se baja el escote, el pecho izquierdo queda al descubierto. Era grande. Sin la firmeza que una mujer en sus veintitantos. Redondos, pese a eso. Blancos, como el resto de la piel, con unas aureolas grandes, rosadas, y un pezón en el centro, de la misma tonalidad que la aureola. El pezón brillaba con la luz tenue de las velas, al salirle la leche con el más mínimo apretón. Por lo que llevaba en el escote dos pequeños pañuelos para que no traspasara la tela. Coló la
mano diestra, poniendo el índice en la parte superior de la aureola, y el corazón en la inferior, esperando a que Ann pillara con los labios el pezón, para apretar un poco. Eso era darle de mamar a una criaturica caída del cielo. (No, cigüeñas aparte.). Mark se sentó en otra silla, habiend cogido de su cuarto un pequeño oso de peluche que le había regalado por su cumpleaños. Marrón, con dos botones por ojos. Suave, y mullido. Miraba a Ann, como sólo una madre mira a su bebé. Alzó la vista al momento. -Cuéntame por qué has venido. Hay tiempo.- *Esperaba, por otra parte, que eso no incomodara demasiado a Dhunna, pese a que había visto que no trataba con los niños especialmente.

* Dhunna no puede evitar apartar la mirada pese a sentarse frente a ellas. Por pudor y para dejarle su espacio. Aun así atiende a las explicaciones y asiente, en parte la dejaba más tranquila saber que la mujer parecia que lo tenia todo controlado. Joder, desde lo de la Torre se habia vuelto una paranoica y queria que todos los miembros de la hermandad estuvieran lo mejor posible. Suspira y alza la mirada y les observa un rato en sliencio. Desde luego la imagen era tremendamente tierna y evocadora....eran una familia, algo que ella nunca ha tenido y una de las comisuras de sus labios se curba hacia arriba en una media sonrisa. La voz de África la saca de sus cabilaciones y la mira parpadeando un tanto em...sí, claro.....la verdad es que lo primero es que queria saber como te sientes después de lo que ocurrió en la Torre. quizá para la mujer habia sido la peor experiencia de su vida y no queria saber nada más del asunto. Y queria saberlo antes de continuar.

AfricaMiller ¦ Ann pellizcaba el pezón con las encías, tironeaba de cuando en cuando, hasta que adoptó la postura más cómoda, cerró los ojos, y se limitó a seguir mamando. Ella aprovechó para prestarle atención a Dhunna, mientras los mechones rojos caían por un lateral de la espalda. -Uf...- *Resopló, hinchando las mejillas aunque, finalmente, la sonrisa saliera a relucir, en contraste con los labios rosados, una sonrisa blanquísima. Debo admitir que ha sido la experiencia más surrealista de toda mi vida. No obstante... Lo pasé muy bien. Y respecto a sentirme.... Creo que me siento bien. Ya no sólo soy parte de una casa, y de una familia, sino también formo parte de un grupo de personas que siguen unas pautas precisas para conseguir un bien común. Por fin me siento un poco más útil, Dhunna.- *Aclara. La sonrisa se le amplia de tal forma que los ojos se achinan casi completamente, y las arrugas de los ojos se acentúan, junto a los surcos de alrededor de la boca. Mark sigue jugando con su osito, en el suelo, acabando por bostezar, frotándose el ojo con el dorso de la diestra.

* Dhunna casi suspira ante las palabras de Miller y también su sonrisa se acentua mirando a esa mujer mientras daba de mamar a su hija. Desvia un momento los ojos hacia el niño y alza las cejas al verle bostezar, no eran horas para que un crio estuviera levantado, esta claro. Vuelve a mirar a AfricaMiller y de uno de los pliegues de su capa , que está colgada en su silla, saca un paquetito de tela atado con un cordel y se lo tiende a la mujer. Ya no tiene dudas, y quiere a Miller en su hermandad, a fin de cuentas, quien era ella para negar la evidencia de que la Torre tambien la quiere? El paquete es un colgante en forma de martillo labrado, igual a su anillo, pero en forma de abalorio. entonces se bienvenida, ahora tienes más personas con las que contar pasea sus ojos hasta Mark y luego Ann y luego ella....intentaria ofrecerle una vida mejor, aunque quisiera seguir trabajando pero almenos que esos crios no les faltase de nada. ahora eres miembro en pleno derecho de la Hermandad del Martillo y eres libre de ir a la Torre, al Jardin o donde quieras cuando quieras....y puedes llevarles a ellos tambien. La observa dando otro trago a su vaso de agua, esperando respuesta, aun podia decirle que no queria y lo entenderia perfectamente.

* AfricaMiller miró con curiosidad la bolsita. Dejó de apretarse el pecho, ya que Ann se iba quedando dormida mientras mamaba. Estiró la diestra, cogiendo la bolsita, abriéndola. Hasta que vio el colgante. Alzó ambas cejas, parpadeó varias veces, y entreabrió los labios. De pura sorpresa. -Es... Una preciosidad... ¿Para mí?- *Esa pregunta pudo verse respondida al decir que formaba parte de la Hermandad del Martillo. Sonrió, de oreja a oreja y, como pudo, se puso el colgante, metiendo el martillo entre ambos pechos, por si las moscas. -Muchas gracias, Dhunna. Pero... Que yo estuviera aquella noche en la Capilla no fue casualidad. Fue para pedir un favor. Un trato, más bien.- *Llevó la mano al pecho otra vez, y miró a la mujer. Se fijó en el pelo que Mark había resaltado hacía solo unos minutos. -Verás, reina. Se ha comentado en Bajos Fondos que los Escorpiones sólo buscan guerras. Matanzas. Y eso no lo quiero para mis niños. Por otra parte, también escuché sobre los del Martillo, más pacifistas.- *Tomó aire, mirando el colgante. Orgullosa, cuanto menos. -Entonces decidí ir en busca vuestra, con... un trato entre manos. Si vosotros podéis conseguir que mis niños estén a salvo. Me lo garantizáis. Yo serviré a la Hermandad. Sea en lo que sea. Como si tengo que colarme y ejercer de...-*Miró a los niños, antes de decir cualquier barbaridad. Que luego aprenden. -... De ejercer como ... lo que soy, en el mismo palacio real. ¿Me explico? Una cosa por la otra. Aunque si pudiera tenerlos cerca, en la Capilla mismo... Me bastaría.- *Era una mujer fuerte, al fin y al cabo. Sólo quería seguridad para sus críos. Como cualquier madre. Parpadeó, toda seria. Pero, finalmente, sonrió. Alzó un poco a Ann, ya dormida, dándole un beso en la frente. Se puso en pie, con cuidado de no desvelarla. -Mark, cielo, a dormir. Mañana será otro día.-*Se giró hacia el niño, que ya se había puesto en pie. Dio los pasitos hacia ella, cogiéndola del vestido. Se alzó de puntillas, esperando recibir algún beso de buenas noches. Que lo recibió en cuanto se inclinó hacia delante, en frente del niño. Vale, mami. Descansa mucho. Adiós, Dhunna. A ver si te veo más, que no vienen casi nunca visitas.- *Mark corrió hacia Dhunna, abrazándole las piernas durante apenas dos segundos, para después darse la vuelta y meterse en su habitación, seguido de África. A los segundos, ésta volvió sin ninguno de los dos niños, cerrando la puerta tras ella.

* Dhunna la escucha atentamente, pero no puede evitar sentirse agradada ante el orgullo que reflejan los ojos de Miller ante el colgante y lo que significaba. No la molesta en absoluto saber que no habia sido casualidad, de hecho no creia que lo fuese pq allí no se llegaba por que sí.....acaba alzando la mano y negando con la cabeza como diciendole que calle, pero no de forma brusca eso es algo que tengo en mente, de acuerdo? quiero que estos niños esten en un lugar cuanto menos más seguro...y en la torre lo estarán, aun así es algo que quisiera comentar con los demás, pero no creo que haya ningun problema. Y a ti...ya te buscaremos una ocupación...diferente dice sonriendola y calla al ver que se levanta para llevar a los niños a la cama. Apunto esta de levantarse cuando Mark corre hacia ella, la drow da un respingo sin saber que queire el niño, y que le abrace las piernas la deja completamente descolocada y sin saber muuy bien que decir sí, ya....vendré y esta vez sí sonrie al chico antes de que se vaya a la cama. Pero piensa que quizá la próxima vez que se vean sea en un lugar mejor.... Espera a que vuelva dando un trago a su vaso de agua, pero la verdad es que cree que ya lo ha dicho todo. La mira en cuanto vuelve poniendose ella tb de pie por ahora, si necesitas algo, estoy alojada en la taberna de Laurel. Y esconde bien el colgante, estás en un barrio poco propicio para llevarlo. Pronto te vendremos a buscar o yo, o algun hermano para llevaros a la Torre a esto último lo acompaña con una sonrisa y un asentimiento.

* AfricaMiller dejó a los criajos en sus camas, no sin antes darles el beso de buenas noches. Volvió al salón, donde Dhunna esperaba, de pie, conforme le iba hablando. Ella asentía, imaginándose a los niños correteando por ese jardín, donde los olores se mezclaban sin parar. Dio un par de pasos hasta ella, dando un leve cabeceo. Entendiendo perfectamente lo que ésta le decía. -Sin ningún problema. Siempre estaré agradecida y, como muestra, seré totalmente fiel a la Hermandad. Una cosa por la otra.- *Finalizó, flexionando los codos, para colar bajo ellos las manos. Cruzándose de brazos, vaya. Parpadeó varias veces, tomando aire. Hinchando el pecho, haciendo que el escote se volviese más voluptuoso si podía. -Pues ya sabe dónde vivo.- *Estiró las comisuras, formando una sonrisa rodeada de varias arrugas. La edad, que no perdona, oigan.

* Dhunna observa con media sonrisa a esa mujer que sin saber como y en un brevísimo espacio de tiempo se habia ganado su confianza, su lealtad y su respeto, pues siendo drow eso era algo que le costaba otorgar así como así. Por eso mismo no es dada a las efusividadees como podrian ser Dayanna o SHanae así que sencillamente asiente. procuraremos, entre todos, protegernos y proteger lo que defendemos.... eso incluia todo lo referente a la hermandad y todo lo referente a sus miembros, incluidas sus familias si así era deseo del hermano. Extiende la mano hacia África con intención de estrecharsela repito, bienvenida ... hermana manteniendo su negra mano alzada mirando a los ojos a la mujer a la que quizá le acabase de cambiar la vida, junto con sus hijos.

* AfricaMiller se tranquiliza al escuchar las palabras. Era obvio que lo único que quería era mantener a salvo a los chiquillos. Por otra parte, eso no acabaría ahí. Era sólo el comienzo de un gran revuelo y, probablemente, la gente muriera. De un modo u otro. Pero... Qué coño. Importaba más bien poco el suponer, siempre y cuando estuviera todo en orden, o así se intentara mantener. -Un placer, Dhunna.- *Alzó la diestra, deshaciendo los lazos al cruzarse de brazos. La estiró, hasta poner palma con palma, entrelazó los dedos, y dio un leve apretón de manos. Cosa extraña, pues eso lo acostumbraban a hacer los hombres. "Costumbres", pensó. -Espero veros pronto, a todas. Y todos los que están por... venir, imagino.- *Le soltó la mano, volviendo a ponerla pegando al cuerpo. Supuso que eso significaría que se iba. Así que, dio un par de pasos en dirección a la puerta, abrió los cerrojos, y la abrió.

* Dhunna estrecha con firmeza la mano de Miller y a la vez asiente con esa leve sonrisa que luce, es su manera de mostrar que está contenta. Luego suelta su mano y cojiendo la capa de la silla se encamina hacia la puerta, pues en efecto pensaba marcharse ya. Ya habia hecho y dicho lo que tenia que decir y la reacción de la mujer la dejaba más que satisfecha. Se cubre con la capa , pero la cabeza solo se la cubrirá cuando salga a la calle, pues allí residia el peligro para ella. cuidate. Nos veremos pronto sonrie antes de acabar saliendo a la calle y ahora si poniendose la capucha. Se vuelve un último momento para mirar a la mujer e inclinando levemente la cabeza hace ademán de ya alejarse. No es conveniente que la vena salir de allí.

AfricaMiller ¦ -Espero, sí.- *Le respondió con el mismo ademán de cabeza, esperando a que se alejara para cerrar la puerta, no sin antes mirar a ambos lados. Le salía el instinto protector. Una vez dentro, apoyó la espalda en la puerta, ya cerrada, y metío la diestra en el escote, hasta sacar el colgante. Un martillo. Lo paseo por los dedos, acariciándolo con la yema de éstos. Un par de segundos, para después volver a guardarlo. No eran horas de salir, así que decidió irse a dormir. Le apetecía muchísimo estar con los niños. Entró en la habitación, caminando hasta su cama. Primero tomó asiento, y luego se estiró hacia atrás, alzando ambas piernas para ponerlas sobre la cama. -Buenas noches.- *Murmuró, antes de cerrar los ojos, y quedarse dormida. Un día duro, pero al fin con una recompensa. Los pequeñuelos de sus entrañas estarían a salvo en menos que cantaba un gallo.
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Reclutando en los Bajos Fondos (Martillo) Empty Re: Reclutando en los Bajos Fondos (Martillo)

Mensaje  AfricaMiller Mar Jul 19, 2011 8:04 pm

Me como al mocoso. Qué rico. ÑAM.
Dhunna se ha ido contenta de verme el pezón.
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