Una aventura inesperada

Vincent vagaba por el puerto con aire distraido, hacia demasiado calor y la camisa se le pegaba al cuerpo, llevaba un buen rato esperando la llegada de un barco de desde Oriente con sus preciosas especias y plantas exoticas. Habia gastado mucho dinero en comprar mejunges varios que luego venderia como si de oro liquido se tratase a esos patanes de la ciudad.


Pero las horas pasaban y el barco no arribava, nadie sabia nada de el, es posible que una tormenta lo hubiera retrasado o tal vez, los piratas.... o que se hubiera hundido, torcio el gesto desechando esa idea no, eso no es posible, habia invertido demasiado en ese barco.


Se sento encima de unas cajas mientras observaba con fastidio a la gente en el puerto, a estas horas los marineros ya estaban medio borrachos , los negocios legales se habian cerrado y los menos licitos comenzaban a cocerse. Las mujeres de moral distraida comenzaban a rondar a los marinos y los ancianos contemplaban el mar con ojos llenos de recuerdos.

Tenia que reconocer que le gustaba todo aquello, no habia mas vida en ningun lugar del reino.

Miika se caía de sueño. Las lecciones en la Torre Elemental había agotado su energía ¿Cómo iba a aprender magia si no tenía ninguna capacidad para ello? lo suyo era lo real. Los cuerpos humeantes cuadno estaban abiertos en canal, el olor metálico de la sangre, las vísceras preguntando qué les ocurre y si puede hacer algo por ellas.
Pero había algo positivo. Todos aquellos magos tenían ingredientes preciados para transformar en ungüentos, en lavativas, en cataplasmas que sí que sabía manejar a la perfección.

Camino de lo que había considerado el último mes su casa, un hueco en el puerto junto a los talleres de reparación, vio a lo lejos al siempre nervioso Fawkes.

-¿No puedes dormir?