El retorno de la loba.
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El retorno de la loba.
Clyven: Azul
Limnátide:Marrón
Rhyan Guile: Rojo
La noche había caído en Camelot. Una figura con un hatillo a su espalda y vestida de hombre pasaba por el marco de la puerta principal de la ciudad. Pelo plateado, un ojo de cada color y las facciones de su faz totalmente serias. Tenía un destino claro y ya estaba poniendo rumbo hacia allí. El olor que llegaba a sus fosas nasales, le indicaba que iba por buen camino.
Clyven levantó la vista de la cunita de Clío. Miró hacia la puerta, como si pudiese atravesarla con la mirada. Soltando el dedo que la pequeña le tenía cogido, se levantó y se encaminó a la salida de su casa. Abrió la puerta, sin molestarse en cerrarla, y salió a la oscuridad de la calle. Siguió unos pasos a aquella figura embozada. -Así que has vuelto...
Rhyan Guile había recogido a sus retoños de casa de su madre, pues irían a pasar la noche en casa. Juntos, como ha de ser. No sabía nada de la vuelta de su mujer, no es tan ... Como ellos para saberlo. Así que volvería a casa sin más, aunque por alguna razón ambos mocosos se le echan a llorar llevándose la diestra hacia la frente medio golpeándose. Qué pronto empezaba la marcha y él sólo... Porque no iba a abusar por más tiempo de su madre, ya bastante le ayudaba. ¿Estaría bien ir a ver a la familia de aquella que le había dejado sólo por tantos días? Pues no sabe si es lo correcto pero se dirige hacia aquel lugar.
Los pasos de aquella figura encapuchada, como la había definido tan bien Clyven, se detuvieron. Lo hicieron cuando escuchó aquella voz que había oído hará unos días atrás. De repente, las comisuras labiales, se alzaron para formar una sonrisa que solo otorgaba a los suyos. Con un giro, haciendo que la capa se elevase unos palmos, quedó encarada a él .- Solo me fui unos días, Cyv .- No era otra que Limnátide. Con solo un paso hacia el frente, deja caer el hatillo para poder mover sus brazos en busca de un abrazo fraternal.
Clyven abrió los brazos para recibir a la mujer contra su pecho desnudo. La apretó con firmeza. Inclinó la cabeza para buscar su rostro bajo la tela de la capucha y saludarla como era debido, con un beso.
Rhyan Guile no tarda mucho más en llegar a dicho lugar, no estaba demasiado lejos. Al buscar entrar en dicho lugar se le descoloca la mirada. Anda que ir a ver a su primo antes que buscarle a él para ayudarle con los niños... Telita. Pero no dirá nada, de momento.- Eh... Anda, enanos, dejad de llorar que ya tenéis pecho del que chupar.
Limnátide, con un gesto de cabeza, terminó con la capucha apoyada contra su espalda y mostrando aquel rostro que no había cambiado durante su ausencia. Normal. Solo habían sido unos días. Recibió el beso en su mejilla, el cuál devolvió de la misma forma. Iba a decir algo pero, el olor de Rhyan junto al de sus hijos, la hizo ladear el rostro en aquella dirección .- Creo que tienes visita .- Aquella sonrisa se ensanchó todo lo que pudo antes de deshacer el abrazo, coger la mano de su primo y tirar hacia la casa de éste.
Clyven levantó la vista hacia el rubio y los niños. -Vaya, reunión familiar. No sé si he dejado cena para tantos, pero venga, haremos un apaño. -sin esperar a que Rhyan les alcanzase, por aquello de ahorrarse el momento reencuentro de la pareja, se metió de nuevo en casa, dejando la puerta abierta.
Joder, se podría haber llevado a los enanos dentro.- Dice entre dientes a la espera de que su mujer no hiciera como Clyven y no pasara de su cara de rubio... Seguro que no lo hará, tendría ganas como de verle a él como de ver a sus enanos, supone, claro.
Yo ya cené .- Indicó hacia Clyven para que viera que no era necesario un plato para ella. En cuanto quedó a solas con Rhyan y los pequeños que tenía entre sus brazos, se acercó a él - dejando el hatillo en el suelo - para poder ponerse de puntillas y dejar un beso en sus labios. Dasha, aún llorando, parecía calmarse al tener a su madre cerca y aprovechó para tirarle uno de sus mechones albinos. Era normal por el tiempo que tenía .- Os he echado mucho de menos .- Confesó cuando apartó el rostro y realizó un gesto para que pusieran rumbo hacia la casa. Ella aprovecharía para coger su "equipaje" dónde lo había dejado.
Clyven puso junto al fuego los restos de la cena, para que se calentasen. Si ellos no querían, ya daría cuenta él. Total, un plato más, un plato menos, no se iba a notar. Mientras esperaba que se calentase, rebuscó en el barreño de madera donde estaba la loza limpia una jarra para cada uno. Aún estaban algo mojadas, su mujer acababa de lavarlas antes de salir.
Rhyan Guile no puede evitar soltar una sonrisa amplia al ver el cariño entre madre e hijos.- Ellos sí han comido pero yo no...- Dice a la par que la dejaba que cogiese a la pequeña, que pesan lo suyo esos dos.- ¿Vamos a dentro?
Limnátide, obviamente, antes de coger a la pequeña, cogió el hatillo. Así, tenía los brazos y las manos ocupadas .- Claro. Seguro que deseas tomarte una cerveza al igual que yo .- Sabía que Clyven tendría una jarra preparada para ellos. Con solo unos pocos pasos, se adentró en la casa, mirando a su alrededor .- ¿Dónde has dejado a Pall y a las niñas?
Clyven dejó las jarras encima de la mesa. Sacó una botella de vino, no le quedaba cerveza, se había acabado en la cena. La dejó en la mesa, entre los vasos, y fue a cerrar la puerta. -Ha ido a llevar a Niké a casa de su padrino, se ha empeñado en dormir allí porque iba a enseñarle no sé qué cosa. Ya sabes, me la malcría. Clío está ahí -señaló con un cabeceo hacia atrás la cunita que estaba junto a la pared, al lado de la puerta de su dormitorio. -Sentaos. No tengo cerveza, pero es vino bueno. De casa. -añadió, tendiéndole la botella a su prima. -Podéis dejar a los bichitos en la cuna. Clío está despierta. -se acercó para quitarle a la niña de las manos.
Rhyan Guile se alegraba mucho de estar junto a ella de nuevo. Se le hace pesado cuidar de ellos dos sólo, que no está solo, pero es un cabezota y seguro que no quiere pedir ayuda a nadie. Lo típico.- Anda, sí, dejemos a los enanos en la cuna a ver si ahora están más tranquilitos ya que su mami ha vuelto.- Vamos, que él piensa que esos mocosos ni se enterarían si lo hiciera él.
Como tu malcrías a los mios .- No podía pasar ni un segundo sin poder meterse con alguien. Era una necesidad. O, más bien, un modo de hacer ver que había vuelto y que no era un espejismo. Eso sí, su tono de voz era jocoso. Cuando Dasha fue arrebatada de sus brazos, la pequeña se quejó con un resoplido pero, inmediatamente, gritó de forma eufórica al estar en brazos de su tío predilecto. Limnátide aprovechó para abrir la botella y servir las copas que habían en la mesa .- ¿Ha sido muy duro encargarte de ellos en mi ausencia? ¿Y que me contáis? ¿Ha pasado algo en estos días? .- La primera cuestión iba para Rhyan. Las demás, a los dos.
Clyven sonrió a la pequeña y fue a dejarla en la cuna, junto a su hija. -Bah, bobadas. Soy su tío, es mi trabajo malcriarla. Hala, preciosa, aquí con tu prima, que ahora viene el otro a daros el coñazo, que se note quien manda. -aunque seguramente fuese él quien acabase en el rincón. -Nada interesante, que yo sepa. ¿Los otros miembros de esa secta en la que estamos -aún no sabía quienes eran- han hecho algo que yo deba saber?
Yo de ese tema me entero más bien poco, y no tengo demasiado que contar por ese lado. Y no, no ha sido demasiado duro, he tenido a mi madre y... Bueno, sí, no me dejan dormir, no me aclaro cuando se hacen sus necesidades, pero bueno.- Por su lado va dejando a Ethan con las otras dos, pobrecito, que alguien se apiade de él, que Dios no.
Hermandad .- Recalcó hacia Clyven .- Tómatelo como si fuese otra manada .- Cogió el cuello de la copa entre dos dedos y se la llevó a los labios. Ella ya había tomado asiento en el mismo lugar de siempre .- Y yo no sé nada desde hace días. Desde que te capte para que entrarás a formar parte. Creía que, al estar los dos, me podríais informar algo más .- Se encogió de hombros .- Ya intentaré hablar con alguien mañana para tener algún detalle .- Los niños estarían bien. Si hubiera complicaciones, ya se acercarían a ver que sucedía.
Hermandad, secta, ¿qué más da? Es un puñado de gente que se reune en secreto para a saber qué cosas. -se encogió de hombros. -Y no se parece en nada a la Manada. -Y menos cuando Esthia estaba en el bando contrario. Shyd era así de caprichosa. Un poco hija de puta a veces, sí, pero seguía siendo hermosa. -¿Cómo cojones quieres que te informe de algo si no sé quién más está en el ajo?
Me encuentro más o menos en la misma situación que él.- Y más con los niños no ha tenido mucho tiempo de nada. Simplemente había encontrado con una mujer que parecía querer contactar con los mandamases del martillo, pero no sabe realmente ni quién es ni de qué se ocupa... Él está algo despegado y lo admite.
¿Conoces a una tal Lady Twilight? .- Había oído ese nombre, hará algún tiempo - antes de irse -. No recuerda de quién pero algo había oído .- Hablaré con ella para saber como van las cosas .- No por ello, dejaba de ser la líder de la Hermandad Escorpión. Quizás, ella, sabría de todos los altercados que habían sucedido en esos días .- Cuando esté al corriente, os lo haré saber .- Después de terminar, miró de hito en hito a ambos hombres.
Clyven asintió. -Sí. Yo he hablado con ella. Vino a buscarme para un trabajito. Ya te lo dije. Pero no he vuelto a verla desde ese día, aunque supongo que no importa, porque estoy dentro de todos modos. -meneó la cabeza. No le acababa de cuadrar eso de que Limnátide fuese la líder. No se fiaba del resto y aún no los conocía. Pero aquella mujer que tan alegremente recurría a los servicios de un mercenario no le había inspirado confianza. Ninguno de sus contratantes lo hacía. Él podía ser su siguiente objetivo por mantener el silencio, así que procuraba tener los ojos y los oídos bien abiertos. Por si acaso. Con la hermandad haría lo mismo. No iba a relajarse sólo porque compartiese sangre con la cabecilla. Con otras había compartido cama y había acabado desgarrándoles las entrañas.
Ehm... Pues... Creo que no.- Aunque frunce un poco el ceño ¿No era esa la mujer que encontró en aquella floristería? La que se encontró junto con Shanae, Dhunna y el imbécil meón. Parecía alguien importante, pero por el momento se guarda aquella historia para sí.
Esa misma mujer. Mañana bajaré a los bajos fondos y la buscaré para tener una charla con dicha persona .- Informó para ambos, aunque hubiera solo contestado a la cuestión de Clyven. Ella tampoco es que tuviera demasiado confianza en esa Hermandad pero, en cierto modo, la habían aceptado como líder. No obstante, a ella, le iba demasiado grande ese papel porque, en teoría, siempre había estado bajo el cobijo de grandes guerreros. Uno de ellos era su primo. Clavó su mirada en él.
Clyven se sentó, pues hasta ese momento había permanecido de pie, junto a la cunita, observando a las niñas de tanto en tanto. Llenó su vaso y lo probó. Puso un gesto de asco exagerado y volvió a beber. No le gustaba el vino tanto como la cerveza, pero no había otra cosa. -Voy contigo, así me paso por el burdel.
¿Ir su mujer? ¿A solas con esa tipa? No sabe por qué pero no se fía. Igual momentaneamente no le dice tan mal que le parecía aquello, pues no quiere quitarle autoridad delante de Clyven, que después cobra él.- Bueno, pero ahora mismo eso no es lo más importante, si no que tengo hambre.
Como quieras, Cyv .- Lo dijó a regañadientes. Era mayorcita pero, en el fondo, sabía que lo hacía porque se preocupaba por ella .- ¿Y que vas a hacer tu en el burdel? ¿A ver a Tiffanny? .- Movió las cejas de forma divertida pero dando a entender a lo que se refería. Conocía a esa muchacha y sabía a lo que se dedicaba. Se levantó para ir a buscar los restos de la cena para llevarla en un par de cuencos para ambos hombres.
Clyven bebió una vez más, un trago más largo, que tragó ruidosamente, antes de señalarle a Rhyan con un ademán de la mano el puchero que había junto al fuego. -Pues tira, que ya tiene que estar caliente. -No iba a levantarse a servirle, que era de la familia. En realidad tampoco lo hubiese hecho en caso contrario. -No, a follarme a una rubia que vi el otro día en la puerta del Flor de Lys. -espetó al acordarse un momento de Africa Miller.
...- Se queda mirando a Clyven, como cortado, sin entenderle bien y mejor ni hacerlo. Se dirige a sacarse comida, no se va a quebrar por ello y el hambre le puede a la vagueza. Ya cuando estén a solas hablará con Limnátide lo que le parece que vaya a hablar con ella. Con esa tipa... A él mismo no le inspiraba confianza y eran del mismo bando.
Y Pall te corta los huevos. Sino lo hace ella, lo haré yo .- Ella ya se encontraba en la cocina y, cuando vio a Rhyan entrar, le hizo un gesto con la mano .- ¿A dónde vas? Siéntate inmediatamente .- Ordenó entredientes, esperando a que hiciera lo que había dicho, metiendo el cucharón en la olla para poder servir ambos cuencos.
Clyven puso los ojos en blanco. -Dejad mis huevos en paz, que después de 30 años les tengo cariño. -No le explicó que su alusión a Africa era mera ironía. Pasaba del tema. Esperó a que Limnátide sirviera la comida, repantingándose en la silla.
En verdad sí, Limnátide, déjale que para algo bueno que le queda aún no se lo vayas a quitar.- Y deja de hacer lo que iba a hacer, ya que su mujer casi que le obliga a dejar su labor a hostias.
Yo solo lo aviso. Y no te pongas a su favor que puedes perder mucho .- Y ella sabía muy bien como castigarlo. Esa noche no que debían recuperar el tiempo perdido pero mañana sería otro día. En cuanto terminó de llenar ambos cuencos, se acercó hasta la mesa y colocó a sus respectivos. Después se sentó en su sitio.
Clyven se acercó a hablarle a Rhyan Guile al oído. -Mejor no digas nada, que te veo durmiendo en el sofá. Por cierto, si quieres, puedes dejar a los niños aquí esta noche, ya sabes -movió las cejas arriba y abajo varias veces. Estaba claro, ¿no?
Rhyan Guile coloca una pequeña mueca mirando a Clyven, después mira a Limnátide, pensativo. Quizás los niños querrían estar con su madre, pero podían esperar una noche más ¿Por qué no? .- Cariño... ¿Te parece que los dejemos esta noche o...? Y nada, supuestamente me estaba metiendo con Clyven, que su virilidad es lo único bueno, pero vosotros qué vais a pillar mi humor inteligente.- Vamos, inteligentísimo.
¿Que hacía hablándole al oído? Si sabe que la escucha. En fin. Prefiere dejarle que siguiera con ese gesto antes de poner atención a Rhyan .- Bueno, los niños pueden pasar una noche más sin su madre. Total, se han dormido ya. No creo que se den cuenta de mi presencia, por esta noche .- Con eso indicaba que había elegido .- Si a Cyv no le importa quedarse con ellos .- Para que viera que se había hecho la ingenua en ese momento.
A mí qué me va a importar. Yo me quedo con los bichitos. Además, Pallas estará encantada, ya lo sabes. -respondió mientras daba buena cuenta de su ración.
Pues entonces nada... Los niños se quedan con los tíos.- Y por él estupendo. Descansaría de llantos y cacas por unas horas, podría recuperar el tiempo perdido con su mujer y dormir como es debido. Por mientras le dedica una mirada cómplice a Clyven, por supuesto, eso eran puntos positivos.
Pues, no hay nada más que hablar. Espero que terminéis de comer y nos iremos a casa a recuperar el tiempo perdido .- Sonrisa traviesa. Si se pensaba que iba a dejarle descansar cuando llegasen a casa, lo llevaba crudo. Que había estado en abstinencia en ese periodo de ausencia.
Hala, hala, a hacer sobrinos nuevos, que se te pasa el arroz. -apuró lo que quedaba en el plato y vació el vaso para evitar atragantarse. Era bruto. Y más cuando comía. Se levantó y se acercó a la cuna, acuclillándose para hablar a los niños desde una altura más cercana. -¿Habéis oído, bichitos? Esta noche os quedáis en casa del tío Clyven.
Creo que a tu prima no le hace ninguna ilusión más enanos.- Ni a él tampoco, la verdad, primero que aprendan a criar a esos y ya se vería, pero no, la pareja no estaba por la labor. Procesos los que quisiera, pero tenerlos no, ya no pegaba. Y sí, pensaba descansar, cuando acabasen, como si se tuviera que quedar buena parte de la tarde sobando.
Ni a ti tampoco, macho. No me dejes a mi todo el marrón .- Con sus dos amores que eran sus dos retoños tenía más que suficiente. Lo tenía asumido; La parejita era más que suficiente .- Y bueno, contadme, ¿como habéis estado aquí? .- Sin referirse a los de las Hermandades. Ese tema ya estaba zanjado.
Bah, bobadas, antes de que os deis cuenta, la dejas preñada otra vez. Que sé cómo funciona el asunto. Y por aquí todo ha estado más o menos como siempre. Salvo Esthia, que hace días que no le veo, creo que se fue con la Guardia a no sé qué aldeúcha de por aquí cerca. Ya sabes, cosas de soldados. Y tampoco sé si es buena idea llevarme al enemigo de cervezas. -Se notaba cierto sarcasmo. Podían estar en hermandades contrarias, podían tener que pelear y matarse, pero jamás le consideraría un traidor. Ni al revés tampoco. Había lazos que las circunstancias no podían cortar. -Sólo espero que, si tenemos que enfrentarnos a ellos, le dé por seguir los consejos de Viktor. Así, al menos, sabré por dónde irá la cosa. Aunque dudo que lo haga. Optará por alguna locura, como siempre.
Rhyan Guile ahora que se fijaba hacía días que no veía a su hermano y Kirsten pasaba mucho tiempo con su madre, vamos, ella ha contribuído a cuidar de los enanos.- Bueno, me equivoqué una vez, no lo haré dos veces. Que ojo, no me arrepiento nada, adoro a mis hijos.- Que tampoco quería despertar una discusión con ese asunto.
El rostro de Limnátide cambió ipsofacto a la hora de escuchar el nombre de Esthia. Era el enemigo. Eso no lo había olvidado en el viaje que había hecho en esos días. Con el rictus serio, miró hacia algún lugar que no fuera a ninguno de ellos dos .- ... .- La voz se le quedó como un nudo en la garganta y no salió por sus labios.
Y con aquel silencio, la conversación se acabó. Limnátide y Rhyan se marcharían a casa a recuperar el tiempo perdido mientras Clyven esperaría a Pallas para explicarle la situación y el retorno de la loba.
Limnátide:Marrón
Rhyan Guile: Rojo
La noche había caído en Camelot. Una figura con un hatillo a su espalda y vestida de hombre pasaba por el marco de la puerta principal de la ciudad. Pelo plateado, un ojo de cada color y las facciones de su faz totalmente serias. Tenía un destino claro y ya estaba poniendo rumbo hacia allí. El olor que llegaba a sus fosas nasales, le indicaba que iba por buen camino.
Clyven levantó la vista de la cunita de Clío. Miró hacia la puerta, como si pudiese atravesarla con la mirada. Soltando el dedo que la pequeña le tenía cogido, se levantó y se encaminó a la salida de su casa. Abrió la puerta, sin molestarse en cerrarla, y salió a la oscuridad de la calle. Siguió unos pasos a aquella figura embozada. -Así que has vuelto...
Rhyan Guile había recogido a sus retoños de casa de su madre, pues irían a pasar la noche en casa. Juntos, como ha de ser. No sabía nada de la vuelta de su mujer, no es tan ... Como ellos para saberlo. Así que volvería a casa sin más, aunque por alguna razón ambos mocosos se le echan a llorar llevándose la diestra hacia la frente medio golpeándose. Qué pronto empezaba la marcha y él sólo... Porque no iba a abusar por más tiempo de su madre, ya bastante le ayudaba. ¿Estaría bien ir a ver a la familia de aquella que le había dejado sólo por tantos días? Pues no sabe si es lo correcto pero se dirige hacia aquel lugar.
Los pasos de aquella figura encapuchada, como la había definido tan bien Clyven, se detuvieron. Lo hicieron cuando escuchó aquella voz que había oído hará unos días atrás. De repente, las comisuras labiales, se alzaron para formar una sonrisa que solo otorgaba a los suyos. Con un giro, haciendo que la capa se elevase unos palmos, quedó encarada a él .- Solo me fui unos días, Cyv .- No era otra que Limnátide. Con solo un paso hacia el frente, deja caer el hatillo para poder mover sus brazos en busca de un abrazo fraternal.
Clyven abrió los brazos para recibir a la mujer contra su pecho desnudo. La apretó con firmeza. Inclinó la cabeza para buscar su rostro bajo la tela de la capucha y saludarla como era debido, con un beso.
Rhyan Guile no tarda mucho más en llegar a dicho lugar, no estaba demasiado lejos. Al buscar entrar en dicho lugar se le descoloca la mirada. Anda que ir a ver a su primo antes que buscarle a él para ayudarle con los niños... Telita. Pero no dirá nada, de momento.- Eh... Anda, enanos, dejad de llorar que ya tenéis pecho del que chupar.
Limnátide, con un gesto de cabeza, terminó con la capucha apoyada contra su espalda y mostrando aquel rostro que no había cambiado durante su ausencia. Normal. Solo habían sido unos días. Recibió el beso en su mejilla, el cuál devolvió de la misma forma. Iba a decir algo pero, el olor de Rhyan junto al de sus hijos, la hizo ladear el rostro en aquella dirección .- Creo que tienes visita .- Aquella sonrisa se ensanchó todo lo que pudo antes de deshacer el abrazo, coger la mano de su primo y tirar hacia la casa de éste.
Clyven levantó la vista hacia el rubio y los niños. -Vaya, reunión familiar. No sé si he dejado cena para tantos, pero venga, haremos un apaño. -sin esperar a que Rhyan les alcanzase, por aquello de ahorrarse el momento reencuentro de la pareja, se metió de nuevo en casa, dejando la puerta abierta.
Joder, se podría haber llevado a los enanos dentro.- Dice entre dientes a la espera de que su mujer no hiciera como Clyven y no pasara de su cara de rubio... Seguro que no lo hará, tendría ganas como de verle a él como de ver a sus enanos, supone, claro.
Yo ya cené .- Indicó hacia Clyven para que viera que no era necesario un plato para ella. En cuanto quedó a solas con Rhyan y los pequeños que tenía entre sus brazos, se acercó a él - dejando el hatillo en el suelo - para poder ponerse de puntillas y dejar un beso en sus labios. Dasha, aún llorando, parecía calmarse al tener a su madre cerca y aprovechó para tirarle uno de sus mechones albinos. Era normal por el tiempo que tenía .- Os he echado mucho de menos .- Confesó cuando apartó el rostro y realizó un gesto para que pusieran rumbo hacia la casa. Ella aprovecharía para coger su "equipaje" dónde lo había dejado.
Clyven puso junto al fuego los restos de la cena, para que se calentasen. Si ellos no querían, ya daría cuenta él. Total, un plato más, un plato menos, no se iba a notar. Mientras esperaba que se calentase, rebuscó en el barreño de madera donde estaba la loza limpia una jarra para cada uno. Aún estaban algo mojadas, su mujer acababa de lavarlas antes de salir.
Rhyan Guile no puede evitar soltar una sonrisa amplia al ver el cariño entre madre e hijos.- Ellos sí han comido pero yo no...- Dice a la par que la dejaba que cogiese a la pequeña, que pesan lo suyo esos dos.- ¿Vamos a dentro?
Limnátide, obviamente, antes de coger a la pequeña, cogió el hatillo. Así, tenía los brazos y las manos ocupadas .- Claro. Seguro que deseas tomarte una cerveza al igual que yo .- Sabía que Clyven tendría una jarra preparada para ellos. Con solo unos pocos pasos, se adentró en la casa, mirando a su alrededor .- ¿Dónde has dejado a Pall y a las niñas?
Clyven dejó las jarras encima de la mesa. Sacó una botella de vino, no le quedaba cerveza, se había acabado en la cena. La dejó en la mesa, entre los vasos, y fue a cerrar la puerta. -Ha ido a llevar a Niké a casa de su padrino, se ha empeñado en dormir allí porque iba a enseñarle no sé qué cosa. Ya sabes, me la malcría. Clío está ahí -señaló con un cabeceo hacia atrás la cunita que estaba junto a la pared, al lado de la puerta de su dormitorio. -Sentaos. No tengo cerveza, pero es vino bueno. De casa. -añadió, tendiéndole la botella a su prima. -Podéis dejar a los bichitos en la cuna. Clío está despierta. -se acercó para quitarle a la niña de las manos.
Rhyan Guile se alegraba mucho de estar junto a ella de nuevo. Se le hace pesado cuidar de ellos dos sólo, que no está solo, pero es un cabezota y seguro que no quiere pedir ayuda a nadie. Lo típico.- Anda, sí, dejemos a los enanos en la cuna a ver si ahora están más tranquilitos ya que su mami ha vuelto.- Vamos, que él piensa que esos mocosos ni se enterarían si lo hiciera él.
Como tu malcrías a los mios .- No podía pasar ni un segundo sin poder meterse con alguien. Era una necesidad. O, más bien, un modo de hacer ver que había vuelto y que no era un espejismo. Eso sí, su tono de voz era jocoso. Cuando Dasha fue arrebatada de sus brazos, la pequeña se quejó con un resoplido pero, inmediatamente, gritó de forma eufórica al estar en brazos de su tío predilecto. Limnátide aprovechó para abrir la botella y servir las copas que habían en la mesa .- ¿Ha sido muy duro encargarte de ellos en mi ausencia? ¿Y que me contáis? ¿Ha pasado algo en estos días? .- La primera cuestión iba para Rhyan. Las demás, a los dos.
Clyven sonrió a la pequeña y fue a dejarla en la cuna, junto a su hija. -Bah, bobadas. Soy su tío, es mi trabajo malcriarla. Hala, preciosa, aquí con tu prima, que ahora viene el otro a daros el coñazo, que se note quien manda. -aunque seguramente fuese él quien acabase en el rincón. -Nada interesante, que yo sepa. ¿Los otros miembros de esa secta en la que estamos -aún no sabía quienes eran- han hecho algo que yo deba saber?
Yo de ese tema me entero más bien poco, y no tengo demasiado que contar por ese lado. Y no, no ha sido demasiado duro, he tenido a mi madre y... Bueno, sí, no me dejan dormir, no me aclaro cuando se hacen sus necesidades, pero bueno.- Por su lado va dejando a Ethan con las otras dos, pobrecito, que alguien se apiade de él, que Dios no.
Hermandad .- Recalcó hacia Clyven .- Tómatelo como si fuese otra manada .- Cogió el cuello de la copa entre dos dedos y se la llevó a los labios. Ella ya había tomado asiento en el mismo lugar de siempre .- Y yo no sé nada desde hace días. Desde que te capte para que entrarás a formar parte. Creía que, al estar los dos, me podríais informar algo más .- Se encogió de hombros .- Ya intentaré hablar con alguien mañana para tener algún detalle .- Los niños estarían bien. Si hubiera complicaciones, ya se acercarían a ver que sucedía.
Hermandad, secta, ¿qué más da? Es un puñado de gente que se reune en secreto para a saber qué cosas. -se encogió de hombros. -Y no se parece en nada a la Manada. -Y menos cuando Esthia estaba en el bando contrario. Shyd era así de caprichosa. Un poco hija de puta a veces, sí, pero seguía siendo hermosa. -¿Cómo cojones quieres que te informe de algo si no sé quién más está en el ajo?
Me encuentro más o menos en la misma situación que él.- Y más con los niños no ha tenido mucho tiempo de nada. Simplemente había encontrado con una mujer que parecía querer contactar con los mandamases del martillo, pero no sabe realmente ni quién es ni de qué se ocupa... Él está algo despegado y lo admite.
¿Conoces a una tal Lady Twilight? .- Había oído ese nombre, hará algún tiempo - antes de irse -. No recuerda de quién pero algo había oído .- Hablaré con ella para saber como van las cosas .- No por ello, dejaba de ser la líder de la Hermandad Escorpión. Quizás, ella, sabría de todos los altercados que habían sucedido en esos días .- Cuando esté al corriente, os lo haré saber .- Después de terminar, miró de hito en hito a ambos hombres.
Clyven asintió. -Sí. Yo he hablado con ella. Vino a buscarme para un trabajito. Ya te lo dije. Pero no he vuelto a verla desde ese día, aunque supongo que no importa, porque estoy dentro de todos modos. -meneó la cabeza. No le acababa de cuadrar eso de que Limnátide fuese la líder. No se fiaba del resto y aún no los conocía. Pero aquella mujer que tan alegremente recurría a los servicios de un mercenario no le había inspirado confianza. Ninguno de sus contratantes lo hacía. Él podía ser su siguiente objetivo por mantener el silencio, así que procuraba tener los ojos y los oídos bien abiertos. Por si acaso. Con la hermandad haría lo mismo. No iba a relajarse sólo porque compartiese sangre con la cabecilla. Con otras había compartido cama y había acabado desgarrándoles las entrañas.
Ehm... Pues... Creo que no.- Aunque frunce un poco el ceño ¿No era esa la mujer que encontró en aquella floristería? La que se encontró junto con Shanae, Dhunna y el imbécil meón. Parecía alguien importante, pero por el momento se guarda aquella historia para sí.
Esa misma mujer. Mañana bajaré a los bajos fondos y la buscaré para tener una charla con dicha persona .- Informó para ambos, aunque hubiera solo contestado a la cuestión de Clyven. Ella tampoco es que tuviera demasiado confianza en esa Hermandad pero, en cierto modo, la habían aceptado como líder. No obstante, a ella, le iba demasiado grande ese papel porque, en teoría, siempre había estado bajo el cobijo de grandes guerreros. Uno de ellos era su primo. Clavó su mirada en él.
Clyven se sentó, pues hasta ese momento había permanecido de pie, junto a la cunita, observando a las niñas de tanto en tanto. Llenó su vaso y lo probó. Puso un gesto de asco exagerado y volvió a beber. No le gustaba el vino tanto como la cerveza, pero no había otra cosa. -Voy contigo, así me paso por el burdel.
¿Ir su mujer? ¿A solas con esa tipa? No sabe por qué pero no se fía. Igual momentaneamente no le dice tan mal que le parecía aquello, pues no quiere quitarle autoridad delante de Clyven, que después cobra él.- Bueno, pero ahora mismo eso no es lo más importante, si no que tengo hambre.
Como quieras, Cyv .- Lo dijó a regañadientes. Era mayorcita pero, en el fondo, sabía que lo hacía porque se preocupaba por ella .- ¿Y que vas a hacer tu en el burdel? ¿A ver a Tiffanny? .- Movió las cejas de forma divertida pero dando a entender a lo que se refería. Conocía a esa muchacha y sabía a lo que se dedicaba. Se levantó para ir a buscar los restos de la cena para llevarla en un par de cuencos para ambos hombres.
Clyven bebió una vez más, un trago más largo, que tragó ruidosamente, antes de señalarle a Rhyan con un ademán de la mano el puchero que había junto al fuego. -Pues tira, que ya tiene que estar caliente. -No iba a levantarse a servirle, que era de la familia. En realidad tampoco lo hubiese hecho en caso contrario. -No, a follarme a una rubia que vi el otro día en la puerta del Flor de Lys. -espetó al acordarse un momento de Africa Miller.
...- Se queda mirando a Clyven, como cortado, sin entenderle bien y mejor ni hacerlo. Se dirige a sacarse comida, no se va a quebrar por ello y el hambre le puede a la vagueza. Ya cuando estén a solas hablará con Limnátide lo que le parece que vaya a hablar con ella. Con esa tipa... A él mismo no le inspiraba confianza y eran del mismo bando.
Y Pall te corta los huevos. Sino lo hace ella, lo haré yo .- Ella ya se encontraba en la cocina y, cuando vio a Rhyan entrar, le hizo un gesto con la mano .- ¿A dónde vas? Siéntate inmediatamente .- Ordenó entredientes, esperando a que hiciera lo que había dicho, metiendo el cucharón en la olla para poder servir ambos cuencos.
Clyven puso los ojos en blanco. -Dejad mis huevos en paz, que después de 30 años les tengo cariño. -No le explicó que su alusión a Africa era mera ironía. Pasaba del tema. Esperó a que Limnátide sirviera la comida, repantingándose en la silla.
En verdad sí, Limnátide, déjale que para algo bueno que le queda aún no se lo vayas a quitar.- Y deja de hacer lo que iba a hacer, ya que su mujer casi que le obliga a dejar su labor a hostias.
Yo solo lo aviso. Y no te pongas a su favor que puedes perder mucho .- Y ella sabía muy bien como castigarlo. Esa noche no que debían recuperar el tiempo perdido pero mañana sería otro día. En cuanto terminó de llenar ambos cuencos, se acercó hasta la mesa y colocó a sus respectivos. Después se sentó en su sitio.
Clyven se acercó a hablarle a Rhyan Guile al oído. -Mejor no digas nada, que te veo durmiendo en el sofá. Por cierto, si quieres, puedes dejar a los niños aquí esta noche, ya sabes -movió las cejas arriba y abajo varias veces. Estaba claro, ¿no?
Rhyan Guile coloca una pequeña mueca mirando a Clyven, después mira a Limnátide, pensativo. Quizás los niños querrían estar con su madre, pero podían esperar una noche más ¿Por qué no? .- Cariño... ¿Te parece que los dejemos esta noche o...? Y nada, supuestamente me estaba metiendo con Clyven, que su virilidad es lo único bueno, pero vosotros qué vais a pillar mi humor inteligente.- Vamos, inteligentísimo.
¿Que hacía hablándole al oído? Si sabe que la escucha. En fin. Prefiere dejarle que siguiera con ese gesto antes de poner atención a Rhyan .- Bueno, los niños pueden pasar una noche más sin su madre. Total, se han dormido ya. No creo que se den cuenta de mi presencia, por esta noche .- Con eso indicaba que había elegido .- Si a Cyv no le importa quedarse con ellos .- Para que viera que se había hecho la ingenua en ese momento.
A mí qué me va a importar. Yo me quedo con los bichitos. Además, Pallas estará encantada, ya lo sabes. -respondió mientras daba buena cuenta de su ración.
Pues entonces nada... Los niños se quedan con los tíos.- Y por él estupendo. Descansaría de llantos y cacas por unas horas, podría recuperar el tiempo perdido con su mujer y dormir como es debido. Por mientras le dedica una mirada cómplice a Clyven, por supuesto, eso eran puntos positivos.
Pues, no hay nada más que hablar. Espero que terminéis de comer y nos iremos a casa a recuperar el tiempo perdido .- Sonrisa traviesa. Si se pensaba que iba a dejarle descansar cuando llegasen a casa, lo llevaba crudo. Que había estado en abstinencia en ese periodo de ausencia.
Hala, hala, a hacer sobrinos nuevos, que se te pasa el arroz. -apuró lo que quedaba en el plato y vació el vaso para evitar atragantarse. Era bruto. Y más cuando comía. Se levantó y se acercó a la cuna, acuclillándose para hablar a los niños desde una altura más cercana. -¿Habéis oído, bichitos? Esta noche os quedáis en casa del tío Clyven.
Creo que a tu prima no le hace ninguna ilusión más enanos.- Ni a él tampoco, la verdad, primero que aprendan a criar a esos y ya se vería, pero no, la pareja no estaba por la labor. Procesos los que quisiera, pero tenerlos no, ya no pegaba. Y sí, pensaba descansar, cuando acabasen, como si se tuviera que quedar buena parte de la tarde sobando.
Ni a ti tampoco, macho. No me dejes a mi todo el marrón .- Con sus dos amores que eran sus dos retoños tenía más que suficiente. Lo tenía asumido; La parejita era más que suficiente .- Y bueno, contadme, ¿como habéis estado aquí? .- Sin referirse a los de las Hermandades. Ese tema ya estaba zanjado.
Bah, bobadas, antes de que os deis cuenta, la dejas preñada otra vez. Que sé cómo funciona el asunto. Y por aquí todo ha estado más o menos como siempre. Salvo Esthia, que hace días que no le veo, creo que se fue con la Guardia a no sé qué aldeúcha de por aquí cerca. Ya sabes, cosas de soldados. Y tampoco sé si es buena idea llevarme al enemigo de cervezas. -Se notaba cierto sarcasmo. Podían estar en hermandades contrarias, podían tener que pelear y matarse, pero jamás le consideraría un traidor. Ni al revés tampoco. Había lazos que las circunstancias no podían cortar. -Sólo espero que, si tenemos que enfrentarnos a ellos, le dé por seguir los consejos de Viktor. Así, al menos, sabré por dónde irá la cosa. Aunque dudo que lo haga. Optará por alguna locura, como siempre.
Rhyan Guile ahora que se fijaba hacía días que no veía a su hermano y Kirsten pasaba mucho tiempo con su madre, vamos, ella ha contribuído a cuidar de los enanos.- Bueno, me equivoqué una vez, no lo haré dos veces. Que ojo, no me arrepiento nada, adoro a mis hijos.- Que tampoco quería despertar una discusión con ese asunto.
El rostro de Limnátide cambió ipsofacto a la hora de escuchar el nombre de Esthia. Era el enemigo. Eso no lo había olvidado en el viaje que había hecho en esos días. Con el rictus serio, miró hacia algún lugar que no fuera a ninguno de ellos dos .- ... .- La voz se le quedó como un nudo en la garganta y no salió por sus labios.
Y con aquel silencio, la conversación se acabó. Limnátide y Rhyan se marcharían a casa a recuperar el tiempo perdido mientras Clyven esperaría a Pallas para explicarle la situación y el retorno de la loba.
Limnatide- Loba Tocanarices
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