A la caza del dragón.
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A la caza del dragón.
Clyven: Rojo
Limnátide: Naranja
Joven Dragon: Verde
Lord Nieve: Marrón
Jonathan Kray: Azul
Clyven frunció el ceño. No le gustaba aquello, pero no había más remedio, tenían que ir ellos, pues no había nadie más. En el fondo tenía que darle las gracias a Esthia por el dato, de no ser por él, no lo habría sabido. Tres noches antes se había reunido con el soldado. Un encuentro extraño, pues ambos sabían que pertenecían a hermandades distintas y que deberían enfrentarse, pero eran como hermanos. Aquella noche, Esthia le había pedido perdón. No sabía por qué, pero lo intuía. Y a cambio, le había dado, sin quererlo, un dato interesante. Los Martillo tenían un dragón. Eso podría inclinar la balanza a su favor, así que tenían que eliminar esa pieza antes de que de se iniciase la guerra. Se reunió con Limnátide, la jefa de la hermandad de los escorpiones. -Ya estoy listo -dijo. Vestido de oscuro, como siempre que iba a "trabajar". -Vayamos a por ese lagarto de una buena vez.
Como la noche anterior el dragón tras terminar con sus deberes con para el reino que el consideraba "su" territorio aunque no fuera así, había alzado el vuelo desde su cubil, oculto en una isla de un gigantesco lago en lo profundo de del Bosque Camelot. Esperaba encontrar a esa noche a Esthia o algún otro miembro destacado de la hermandad, esperaba que fuera Dayanna o Esthia, pues aparte de ellos solo conocía a AfricaMiller, que solo tenia su mismo "nivel" en la Hermandad del Martillo o eso había pensado el dragón pues no había hablado lo suficiente con la mujer como para aclararlo. Volando en su forma normal el dragón volaba recortándose su figura contra el firmamento, el cielo tenia un color Azul oscuro y estaba cuajado de estrellas, apenas se escuchaba el susurro del viento que alzaban las alas del dragón pues este volaba a cierta altura sobre los arboles y los edificios de la ciudad mientras de nuevo se dirigía hacia el cuartel general de la Hermandad.
Llegas tarde .- Replicó ella con tono hosco y la mosca detrás de la oreja. El ceño tan fruncido que sus perfiladas cejas se unificaban en el puente de la nariz. Se encontraba cruzada de brazos, apoyada en la pared de la fachada de la casa de Clyven, con una pierna flexionada y la planta del pie apoyada sobre aquella superficie. Como era "trabajo", también vestía de negro. Le gustaba pasar desapercibida y moverse en sigilo .- Vamos. No perdamos más el tiempo .- Se descruzó de brazos, moviendo su pierna para llevarla a su compañera y, así, poder empezar a caminar. Con paso rápido y buscando alguna pista de ese dragón que tenían que eliminar. Si se derroca al Rey en una partida de ajedrez, la partida estaba ganada.
LordNieve intentaba pasar desapercibido en aquella gran ciudad. nunca había estado, y su mente estaba acostumbrada a edificios de menor altura. Sin embrago había algo que le atraía de forma misteriosa al centro de la ciudad. no podía explicarlo, solo su intuición, afinada por la dura vida en la campiña le decía que siguiese hacia adelante por las callejuelas.
El moreno recientemente salía del cuartel de la hermandad. No había podido encontrar ni a Dhunna ni a Esthia, del resto pasaba, así que decidió que era justo que partiera en ese preciso instante, ya resolvería dudas en otro momento. Precisamente en ese instante la figura del dragón que ya tuvo el honor de conocer se alzaba casi que justo encima de su cabeza. Era una soberana tontería que fuera a ese lugar y a lo mejor podría ayudarle a buscar a ese par, los dos juntos sería más fácil. Así que lleva sus dedos hacia su boca para terminar chiflando tantas veces hiciera falta, tan fuerte hiciera falta para que esa cosa gigantesca le escuchase y le hiciera caso.
Clyven meneó la cabeza. -Tranquila, no saben que vamos a por él. Dudo que Esthia se haya dado cuenta de que yo percibí su olor y no creo que piense que iremos precisamente nosotros a por él solos y a pecho descubierto. Toma. -dijo tendiéndole un arma. Un asta fina, coronada por una punta de acero, algo más grande que una flecha, pero con la punta que era apenas un punzón. Tenía dos hendiduras a los lados para poder extender dos aletas al apretar en la parte posterior. La idea era que pudiesen colarse entre las escamas del dragón y abrir las aletas una vez pinchadas en su carne, de modo que, al retirarla, el daño fuese mayor. Una espada no sería efectiva contra las escamas, pero aquello podría colarse por entre ellas. En silencio y aprovechando las sombras, los dos escorpiones se dirigieron a la plaza, siguiendo el rastro del dragón.
El dragón escucha los agudos silbidos de Jon y este dirige la testa hacia el hombre, era evidente que los silvidos eran por el, sin saber que es lo que sucedía, el dragón decide descender en perezosos círculos buscando un lugar donde posarse sin causar daño o mal a nadie, la luz de la luna llena se filtra por la cornamenta del dragón haciendo que estas se "iluminaran" tenuemente como una luz fantasmagórica, Jon recibe los golpes de aire capaz de derribar a un hombre desprevenido, el suelo retumba con un sonido sordo, como el de un trueno y una leve vibración cuando el dragón se posa en el suelo a unos metros de Jon .- Ah, sois vos .- dice el dragón con una inclinación de la cabeza .- Buenas noches tengáis, ¿sabéis si Esthia se encuentra en la torre? .- pregunta el dragón recogiendo las alas a los costados.
Ahora Esthia es un enemigo más. Por mucho que nos duela, tenemos que aceptarlo .- Era la dura realidad. Por muy duro que fuera, si tenían que enfrentarse con él, no habría marcha atrás. Con un suspiro, caminó hacia la plaza junto con Clyven, sabiendo que la seguiría como si fuese su sombra. Siempre por las sombras y con mucho sigilo. Se detuvo, contemplando la situación, viendo que podría pasar. ¿El dragón junto a Jon? Las cosas empezaban a ser interesantes.
Mientras caminaba sin rumbo por las callejuelas, LordNieve escucho un sonido de pasos, demasiado bajos para que un oído normal los percibiese, se encaramo a un balcón y desde esa posición privilegiada pudo contemplar a dos personas, aunque no se las distinguía bien, que sin duda iban buscando algo. Le siguió a gran distancia hasta que se pararon. ¿Que estarían mirando? Se deslizo por las sombras hasta que tuvo una panorámica de la situación.
Casi no sabe cómo no se ha caído tras el aterrizaje de esa cosa, pero lo mejor sería tomar rumbo hacia la plaza y desde ahí buscar y rebuscar a esos dos. Parecía que el dragón también quería ver al general del martillo, así que ningún problema.- Estoy en busca de Esthia, vengo del cuartel y no está, así que vamos hacia la plaza y ya desde ahí podemos buscarle ¿Te parece? .- Ya con las mismas se comenzaría a caminar hacia dicho lugar esperando que el otro le siguiera fuera como fuera.
Lo sé, lo sé. Es el enemigo. Pero sigue siendo Esthia. Si tengo que matarle, lo haré, igual que él a mí, pero será una muerte limpia y rápida. Es lo mínimo que nos debemos. Y ahora, céntrate, cojones, que se va a enterar todo el mundo que nos estamos moviendo como no dejemos de hablar. -gruñó, metiéndose entre las sombras. Al llegar a la plaza, frunció aún más el ceño. El dragón no estaba solo y eso complicaba las cosas.
El dragón agita la cola nervioso tras de si mientras ladea la cabeza .- ¿La plaza? Es decir a la ciudad... .- dice el dragón murmurando mientras se mira un momento y mira hacia la ciudad, suspira agitando la musculosa cola tras de si .- Bien, iré contigo a buscarlo, aunque no creo que deba ir en esta forma... y no he traído ropas para adoptar mi forma humana... aunque ciertamente gozo de un a buena vista desde aquí .- dice con una risita divertida que retumba en su pecho .- quizás debería pasar a mi forma reducida... así no llamaría tanto la atención .-dice el dragón mientras un aura azulada empieza a envolverlo, se disponía a cambiar de forma para así no ser un peligro en la plaza, pues con su tamaño unos 3 u 4 metros de alto, unos 8 a 10 de largo y unos 12 a 16 de un ala a otra, podría ser peligroso por verse por allí.
No me toqu.. .- Se calló. Alguien los estaba siguiendo. ¿Es que no se podía hacer un trabajo sin que nadie se metiera entremedio? Gruñó. No podía hacer nada. Simplemente seguir mirando al dragón y a Jon para ver como podían intervenir.
Por lo visto las dos sombras se habían dado cuenta de que LordNieve les seguía, pero no hicieron nada al respecto. Se escabullo por las callejuelas hasta aparecer en un lado de la plaza. Estaban las 2 sombras a un lado y un dragón con un hombre al otro. Cosas mas raras se habían visto, pensó LordNieve. Se escondió detrás de unos barriles donde no le pudiesen ver, saco su arco y coloco una flecha, a ver como se desarrollaba la acción, por si tenia que intervenir.
¿Tú eres tonto, comes madera o masticas leche? .- Le dice mirando a Joven_Dragon con una de sus cejas bien alzadas.- Ni se te ocurra hacerte pequeño o lo que coño sea que quieres hacer ¿Vale? Tenemos enemigos y no muy leales, así que a saber si no te darían la puñalada trapera aprovechando. Tanto cuerpo y tan poco cerebro.
Clyven le hizo una seña a Limnátide. Ahí estaba el dragón y, por suerte, no en el medio de la plaza, no les vería demasiada gente. Perfecto. Además, era un dragón, siempre podían alegar que lo hacían por proteger la villa y nadie podría decirles que no. Se dejó ver, de frente, para darle a Limnátide la oportunidad de atacar por la espalda. Lanzó su arma contra el dragón, hacia su cuello, con fuerza. Tenía dos, así que no le importaba perderla.
Amigo, no hace falta insultar, yo creo que no te he insultado ni faltado el respeto en ningún momento, hay otras formas de dirigirse a los demás .- dice a Jon mientras su forma empezaba a cambiar, pero algo llama la atención del dragón , un movimiento brusco de alguien que salia a varios metros de el y hace un gesto brusco, la luz del aura del dragón se desvanece al momento sin haber llegado a cambiar de forma, lanza un gruñido que retumba con fuerza en su pecho y que baja por sus garras haciendo vibrar muy levemente el suelo mientras interponía ante el la musculosa cola, tratando de protegerse de lo que fuera que aquella figura había alzado contra el con la punta de la cola donde tenia un apéndice en forma de lagrima que era como sus cuernos, que parecían ser de cristal azul oscuro o zafiro y que esperaba usar como un escudo.
Lo que no podía sospechar el dragón es que, no era una sola persona quien iba contra él, sino dos. Ante aquel gesto que realizó Clyven, la joven lupina, aprovechó para correr por la oscuridad del lugar en busca de poder atacarle por la espalda. Sus gestos eran sigilosos, metódicos, milimetrados. Cuando tuvo la oportunidad apropiada para atacar, lanzó la lanza que le ofreció antes el mercenario en dirección hacia uno de los laterales. ¿Quizás buscaba algún punto débil? ¿O el corazón? Cualquiera podría ser bueno.
Por fin descubrió de que palo iban las sobras. Ambos estaban intentando matar al dragón!! LordNieve no sentía especial predilección por ninguna forma de vida que no fuese el mismo, pero vio grandes beneficios ponerse de parte de un dragón tan magnifico, asique tensó su arco y disparo en dirección a la segunda sombra, se aproximaba velozmente a la bestia.
A él le pilla todo aquello un poco de sopetón, no es ningún ser fantástico chachipirifláustico que lo ve todo venir antes de tiempo. Es un humano, normal y corriente que quizás ha entrenado su cuerpo con ahínco y quizás por ello sirva para la batalla. Sus azulados ojos buscan la figura atacante, e intentan averiguar quien o quienes eran aquellos que osaban atacar a ese dragón, estaba claro que les movía alguna clase de interés.
Clyven se preparó para atacar de nuevo al dragón, cuando, de repente, una saeta surcó el aire, pasando de largo junto a él, iba dirigida a otra persona: a Limnátide. Gruñó. No le gustaba estar en desventaja y mucho menos que le atacasen por la espalda. -Átide, cuidado. -le espetó, sin dar importancia a revelar su nombre. Se suponía que no iban a dejar testigos... o al menos no demasiados.
El dragón no se percata del ataque de Limnátide por uno de sus costados, pero para Clyven quizás ya fuera demasiado tarde, el dragón abre las enormes fauces y lanza un potentisimo chorro de agua capaz de quebrantar huesos y hacer tirabuzones una armadura, lo lanza por encima del apéndice en forma de su chorro de agua por si el enemigo quisiera lanzarle un ataque al interior de la boca cuando éste abriese las fauces, poder detener o desviar el ataque, pero entonces tras un primer chorro de agua hacia este el dragón abre los ojos y lanza un rugido de dolor cuando nota que algo se clava en uno de sus costados, por suerte por los costados las escamas eran mas duras que en otras partes del cuerpo por lo que esta no profundizo hasta ningún órgano, pero si se clavo en las escamas incluso llego a algún musculo superficial del costado.
Desde lo lejos puede apreciar la voz de Clyven, avisándole de que tuviera cuidado y, cuando quiso darse cuenta de ello, pues había terminado de lanzar la lanza, el virote llego a impactar en su brazo. Gruñó con fuerzas al sentir como se internaba en su piel y la traspasaba, quedando la punta en el otro extremo. Tocó algún músculo y, por lo tanto, ese brazo quedaría incapacitado. Un chorro de sangre, resbaló por esa extremidad. Dolor y más dolor pero con más ansias de acabar con aquel quien le había atacado .- ¡Sal desgraciado! ¡O voy a por ti y va a ser peor! .- Vociferó desde su posición. Aún así, cuando Clyven fue atacado, la sangre le hirvió mucho más .- ¡Me cago en la puta!
Por lo visto había acertado al objetivo. Un poco desviado pero acertado .- ¡¡No quieras que salga!! .- grito .- ¡Pues te tendría más a tiro! de momento os recomiendo a ti y a vuestro amigo que prospongáis la caza de lagartijas, pues estáis en bastante desventaja! .- esperaba que su potente voz bastase para amedrentarlos, porque el solo no tenia ninguna posibilidad contra los dos, aun con su habilidad con el arco.
Gira su mirada hacia la persona que había atacado y a su par recibido, la chica, hacia la que adelanta pero de golpe y porrazo se detiene descolocado. Es cierto que sabía que formaba parte de esa hermandad, pero no esperaba encontrársela, al menos no tan pronto. ¿Encima iban a por el dragón? Él tendría que socorrerlo, pero por otro lado no se veía en condiciones de atacar a la mujer de su hermano. Es todo demasiado contradictorio, pero si se quedaba allí si no era atacado por uno o por otro podría ser atacado por los dos a la vez, aunque ella había sido alcanzada.
Clyven no pudo evitar el ataque del dragón. Le dio de lleno en el pecho, aunque trató de cubrirse, la fuerza del agua lo lanzó varios metros más allá. Se golpeó y se hizo varios rasguños. No graves, pero sí que permitieron salir la sangre. Eso alertaría a Limnátide, pero tenia que aguantar. Se levantó, empapado, chorreando y algo aturdido. Olió la sangre de Limnátide y no le gustó. -Átide, recuerda dónde estamos. -le dijo, para que tuviese cuidado de no cambiar de forma, para mantener su secreto a salvo. Había perdido el segundo arma, pero estaba cerca, pudo recogerlo y encararse de nuevo al dragón. Escupió al suelo antes de hablar. -Maldito lagarto. Voy a separar cada una de tus escamas.
Los ojos del dragón brillan con intensidad, el arma que tenia al costado se congela como su hubiera sido metida en nitrógeno liquido mientras una capa de escarcha y hielo se forma por el dragón y un poco al suelo donde tenia posada las patas, el dragón vuelve sus brillantes ojos hacia Clyven, ahora que estaba empapado el dragón se disponía a hacer uso de su tercer elemento, pues solo sabia manejar 3 de los seis elementos que se suponía que debía manejar un dragón de su raza, el tercer elemento era la electricidad y las fauces del dragón chasquean lanzando pequeñas chispas eléctricas azules a los lados antes de abrir las fauces y lanzar un rayo eléctrico hacia el empapado Clyven mientras mantenía la cola ante el para protegerse pues había visto al volver la mirada hacia Limnátide que estaba estaba herida y aparentemente fuera de combate, o al menos eso pensaba el.
El dolor era increíblemente molesto y no le gustaba tener imposibilitada una de sus extremidades. Gruñó .- Has tenido suerte de que me hayas alcanzado. La próxima vez, estarás muerto .- Espetó contra aquel tirador que había ido contra su vida .- Vámonos Cyv .- Soltó, sabiendo que no tenían posibilidad de acabar el trabajo .- Jon, nos volveremos a ver las caras, traidor .- Espetó para el hermano de Rhyan. Sin más, se mezcló entre la oscuridad y se perdió con Clyven en un callejón. Mala suerte porque, seguramente, dejaría algún rastro por la sangre derramada.
Limnátide: Naranja
Joven Dragon: Verde
Lord Nieve: Marrón
Jonathan Kray: Azul
Clyven frunció el ceño. No le gustaba aquello, pero no había más remedio, tenían que ir ellos, pues no había nadie más. En el fondo tenía que darle las gracias a Esthia por el dato, de no ser por él, no lo habría sabido. Tres noches antes se había reunido con el soldado. Un encuentro extraño, pues ambos sabían que pertenecían a hermandades distintas y que deberían enfrentarse, pero eran como hermanos. Aquella noche, Esthia le había pedido perdón. No sabía por qué, pero lo intuía. Y a cambio, le había dado, sin quererlo, un dato interesante. Los Martillo tenían un dragón. Eso podría inclinar la balanza a su favor, así que tenían que eliminar esa pieza antes de que de se iniciase la guerra. Se reunió con Limnátide, la jefa de la hermandad de los escorpiones. -Ya estoy listo -dijo. Vestido de oscuro, como siempre que iba a "trabajar". -Vayamos a por ese lagarto de una buena vez.
Como la noche anterior el dragón tras terminar con sus deberes con para el reino que el consideraba "su" territorio aunque no fuera así, había alzado el vuelo desde su cubil, oculto en una isla de un gigantesco lago en lo profundo de del Bosque Camelot. Esperaba encontrar a esa noche a Esthia o algún otro miembro destacado de la hermandad, esperaba que fuera Dayanna o Esthia, pues aparte de ellos solo conocía a AfricaMiller, que solo tenia su mismo "nivel" en la Hermandad del Martillo o eso había pensado el dragón pues no había hablado lo suficiente con la mujer como para aclararlo. Volando en su forma normal el dragón volaba recortándose su figura contra el firmamento, el cielo tenia un color Azul oscuro y estaba cuajado de estrellas, apenas se escuchaba el susurro del viento que alzaban las alas del dragón pues este volaba a cierta altura sobre los arboles y los edificios de la ciudad mientras de nuevo se dirigía hacia el cuartel general de la Hermandad.
Llegas tarde .- Replicó ella con tono hosco y la mosca detrás de la oreja. El ceño tan fruncido que sus perfiladas cejas se unificaban en el puente de la nariz. Se encontraba cruzada de brazos, apoyada en la pared de la fachada de la casa de Clyven, con una pierna flexionada y la planta del pie apoyada sobre aquella superficie. Como era "trabajo", también vestía de negro. Le gustaba pasar desapercibida y moverse en sigilo .- Vamos. No perdamos más el tiempo .- Se descruzó de brazos, moviendo su pierna para llevarla a su compañera y, así, poder empezar a caminar. Con paso rápido y buscando alguna pista de ese dragón que tenían que eliminar. Si se derroca al Rey en una partida de ajedrez, la partida estaba ganada.
LordNieve intentaba pasar desapercibido en aquella gran ciudad. nunca había estado, y su mente estaba acostumbrada a edificios de menor altura. Sin embrago había algo que le atraía de forma misteriosa al centro de la ciudad. no podía explicarlo, solo su intuición, afinada por la dura vida en la campiña le decía que siguiese hacia adelante por las callejuelas.
El moreno recientemente salía del cuartel de la hermandad. No había podido encontrar ni a Dhunna ni a Esthia, del resto pasaba, así que decidió que era justo que partiera en ese preciso instante, ya resolvería dudas en otro momento. Precisamente en ese instante la figura del dragón que ya tuvo el honor de conocer se alzaba casi que justo encima de su cabeza. Era una soberana tontería que fuera a ese lugar y a lo mejor podría ayudarle a buscar a ese par, los dos juntos sería más fácil. Así que lleva sus dedos hacia su boca para terminar chiflando tantas veces hiciera falta, tan fuerte hiciera falta para que esa cosa gigantesca le escuchase y le hiciera caso.
Clyven meneó la cabeza. -Tranquila, no saben que vamos a por él. Dudo que Esthia se haya dado cuenta de que yo percibí su olor y no creo que piense que iremos precisamente nosotros a por él solos y a pecho descubierto. Toma. -dijo tendiéndole un arma. Un asta fina, coronada por una punta de acero, algo más grande que una flecha, pero con la punta que era apenas un punzón. Tenía dos hendiduras a los lados para poder extender dos aletas al apretar en la parte posterior. La idea era que pudiesen colarse entre las escamas del dragón y abrir las aletas una vez pinchadas en su carne, de modo que, al retirarla, el daño fuese mayor. Una espada no sería efectiva contra las escamas, pero aquello podría colarse por entre ellas. En silencio y aprovechando las sombras, los dos escorpiones se dirigieron a la plaza, siguiendo el rastro del dragón.
El dragón escucha los agudos silbidos de Jon y este dirige la testa hacia el hombre, era evidente que los silvidos eran por el, sin saber que es lo que sucedía, el dragón decide descender en perezosos círculos buscando un lugar donde posarse sin causar daño o mal a nadie, la luz de la luna llena se filtra por la cornamenta del dragón haciendo que estas se "iluminaran" tenuemente como una luz fantasmagórica, Jon recibe los golpes de aire capaz de derribar a un hombre desprevenido, el suelo retumba con un sonido sordo, como el de un trueno y una leve vibración cuando el dragón se posa en el suelo a unos metros de Jon .- Ah, sois vos .- dice el dragón con una inclinación de la cabeza .- Buenas noches tengáis, ¿sabéis si Esthia se encuentra en la torre? .- pregunta el dragón recogiendo las alas a los costados.
Ahora Esthia es un enemigo más. Por mucho que nos duela, tenemos que aceptarlo .- Era la dura realidad. Por muy duro que fuera, si tenían que enfrentarse con él, no habría marcha atrás. Con un suspiro, caminó hacia la plaza junto con Clyven, sabiendo que la seguiría como si fuese su sombra. Siempre por las sombras y con mucho sigilo. Se detuvo, contemplando la situación, viendo que podría pasar. ¿El dragón junto a Jon? Las cosas empezaban a ser interesantes.
Mientras caminaba sin rumbo por las callejuelas, LordNieve escucho un sonido de pasos, demasiado bajos para que un oído normal los percibiese, se encaramo a un balcón y desde esa posición privilegiada pudo contemplar a dos personas, aunque no se las distinguía bien, que sin duda iban buscando algo. Le siguió a gran distancia hasta que se pararon. ¿Que estarían mirando? Se deslizo por las sombras hasta que tuvo una panorámica de la situación.
Casi no sabe cómo no se ha caído tras el aterrizaje de esa cosa, pero lo mejor sería tomar rumbo hacia la plaza y desde ahí buscar y rebuscar a esos dos. Parecía que el dragón también quería ver al general del martillo, así que ningún problema.- Estoy en busca de Esthia, vengo del cuartel y no está, así que vamos hacia la plaza y ya desde ahí podemos buscarle ¿Te parece? .- Ya con las mismas se comenzaría a caminar hacia dicho lugar esperando que el otro le siguiera fuera como fuera.
Lo sé, lo sé. Es el enemigo. Pero sigue siendo Esthia. Si tengo que matarle, lo haré, igual que él a mí, pero será una muerte limpia y rápida. Es lo mínimo que nos debemos. Y ahora, céntrate, cojones, que se va a enterar todo el mundo que nos estamos moviendo como no dejemos de hablar. -gruñó, metiéndose entre las sombras. Al llegar a la plaza, frunció aún más el ceño. El dragón no estaba solo y eso complicaba las cosas.
El dragón agita la cola nervioso tras de si mientras ladea la cabeza .- ¿La plaza? Es decir a la ciudad... .- dice el dragón murmurando mientras se mira un momento y mira hacia la ciudad, suspira agitando la musculosa cola tras de si .- Bien, iré contigo a buscarlo, aunque no creo que deba ir en esta forma... y no he traído ropas para adoptar mi forma humana... aunque ciertamente gozo de un a buena vista desde aquí .- dice con una risita divertida que retumba en su pecho .- quizás debería pasar a mi forma reducida... así no llamaría tanto la atención .-dice el dragón mientras un aura azulada empieza a envolverlo, se disponía a cambiar de forma para así no ser un peligro en la plaza, pues con su tamaño unos 3 u 4 metros de alto, unos 8 a 10 de largo y unos 12 a 16 de un ala a otra, podría ser peligroso por verse por allí.
No me toqu.. .- Se calló. Alguien los estaba siguiendo. ¿Es que no se podía hacer un trabajo sin que nadie se metiera entremedio? Gruñó. No podía hacer nada. Simplemente seguir mirando al dragón y a Jon para ver como podían intervenir.
Por lo visto las dos sombras se habían dado cuenta de que LordNieve les seguía, pero no hicieron nada al respecto. Se escabullo por las callejuelas hasta aparecer en un lado de la plaza. Estaban las 2 sombras a un lado y un dragón con un hombre al otro. Cosas mas raras se habían visto, pensó LordNieve. Se escondió detrás de unos barriles donde no le pudiesen ver, saco su arco y coloco una flecha, a ver como se desarrollaba la acción, por si tenia que intervenir.
¿Tú eres tonto, comes madera o masticas leche? .- Le dice mirando a Joven_Dragon con una de sus cejas bien alzadas.- Ni se te ocurra hacerte pequeño o lo que coño sea que quieres hacer ¿Vale? Tenemos enemigos y no muy leales, así que a saber si no te darían la puñalada trapera aprovechando. Tanto cuerpo y tan poco cerebro.
Clyven le hizo una seña a Limnátide. Ahí estaba el dragón y, por suerte, no en el medio de la plaza, no les vería demasiada gente. Perfecto. Además, era un dragón, siempre podían alegar que lo hacían por proteger la villa y nadie podría decirles que no. Se dejó ver, de frente, para darle a Limnátide la oportunidad de atacar por la espalda. Lanzó su arma contra el dragón, hacia su cuello, con fuerza. Tenía dos, así que no le importaba perderla.
Amigo, no hace falta insultar, yo creo que no te he insultado ni faltado el respeto en ningún momento, hay otras formas de dirigirse a los demás .- dice a Jon mientras su forma empezaba a cambiar, pero algo llama la atención del dragón , un movimiento brusco de alguien que salia a varios metros de el y hace un gesto brusco, la luz del aura del dragón se desvanece al momento sin haber llegado a cambiar de forma, lanza un gruñido que retumba con fuerza en su pecho y que baja por sus garras haciendo vibrar muy levemente el suelo mientras interponía ante el la musculosa cola, tratando de protegerse de lo que fuera que aquella figura había alzado contra el con la punta de la cola donde tenia un apéndice en forma de lagrima que era como sus cuernos, que parecían ser de cristal azul oscuro o zafiro y que esperaba usar como un escudo.
Lo que no podía sospechar el dragón es que, no era una sola persona quien iba contra él, sino dos. Ante aquel gesto que realizó Clyven, la joven lupina, aprovechó para correr por la oscuridad del lugar en busca de poder atacarle por la espalda. Sus gestos eran sigilosos, metódicos, milimetrados. Cuando tuvo la oportunidad apropiada para atacar, lanzó la lanza que le ofreció antes el mercenario en dirección hacia uno de los laterales. ¿Quizás buscaba algún punto débil? ¿O el corazón? Cualquiera podría ser bueno.
Por fin descubrió de que palo iban las sobras. Ambos estaban intentando matar al dragón!! LordNieve no sentía especial predilección por ninguna forma de vida que no fuese el mismo, pero vio grandes beneficios ponerse de parte de un dragón tan magnifico, asique tensó su arco y disparo en dirección a la segunda sombra, se aproximaba velozmente a la bestia.
A él le pilla todo aquello un poco de sopetón, no es ningún ser fantástico chachipirifláustico que lo ve todo venir antes de tiempo. Es un humano, normal y corriente que quizás ha entrenado su cuerpo con ahínco y quizás por ello sirva para la batalla. Sus azulados ojos buscan la figura atacante, e intentan averiguar quien o quienes eran aquellos que osaban atacar a ese dragón, estaba claro que les movía alguna clase de interés.
Clyven se preparó para atacar de nuevo al dragón, cuando, de repente, una saeta surcó el aire, pasando de largo junto a él, iba dirigida a otra persona: a Limnátide. Gruñó. No le gustaba estar en desventaja y mucho menos que le atacasen por la espalda. -Átide, cuidado. -le espetó, sin dar importancia a revelar su nombre. Se suponía que no iban a dejar testigos... o al menos no demasiados.
El dragón no se percata del ataque de Limnátide por uno de sus costados, pero para Clyven quizás ya fuera demasiado tarde, el dragón abre las enormes fauces y lanza un potentisimo chorro de agua capaz de quebrantar huesos y hacer tirabuzones una armadura, lo lanza por encima del apéndice en forma de su chorro de agua por si el enemigo quisiera lanzarle un ataque al interior de la boca cuando éste abriese las fauces, poder detener o desviar el ataque, pero entonces tras un primer chorro de agua hacia este el dragón abre los ojos y lanza un rugido de dolor cuando nota que algo se clava en uno de sus costados, por suerte por los costados las escamas eran mas duras que en otras partes del cuerpo por lo que esta no profundizo hasta ningún órgano, pero si se clavo en las escamas incluso llego a algún musculo superficial del costado.
Desde lo lejos puede apreciar la voz de Clyven, avisándole de que tuviera cuidado y, cuando quiso darse cuenta de ello, pues había terminado de lanzar la lanza, el virote llego a impactar en su brazo. Gruñó con fuerzas al sentir como se internaba en su piel y la traspasaba, quedando la punta en el otro extremo. Tocó algún músculo y, por lo tanto, ese brazo quedaría incapacitado. Un chorro de sangre, resbaló por esa extremidad. Dolor y más dolor pero con más ansias de acabar con aquel quien le había atacado .- ¡Sal desgraciado! ¡O voy a por ti y va a ser peor! .- Vociferó desde su posición. Aún así, cuando Clyven fue atacado, la sangre le hirvió mucho más .- ¡Me cago en la puta!
Por lo visto había acertado al objetivo. Un poco desviado pero acertado .- ¡¡No quieras que salga!! .- grito .- ¡Pues te tendría más a tiro! de momento os recomiendo a ti y a vuestro amigo que prospongáis la caza de lagartijas, pues estáis en bastante desventaja! .- esperaba que su potente voz bastase para amedrentarlos, porque el solo no tenia ninguna posibilidad contra los dos, aun con su habilidad con el arco.
Gira su mirada hacia la persona que había atacado y a su par recibido, la chica, hacia la que adelanta pero de golpe y porrazo se detiene descolocado. Es cierto que sabía que formaba parte de esa hermandad, pero no esperaba encontrársela, al menos no tan pronto. ¿Encima iban a por el dragón? Él tendría que socorrerlo, pero por otro lado no se veía en condiciones de atacar a la mujer de su hermano. Es todo demasiado contradictorio, pero si se quedaba allí si no era atacado por uno o por otro podría ser atacado por los dos a la vez, aunque ella había sido alcanzada.
Clyven no pudo evitar el ataque del dragón. Le dio de lleno en el pecho, aunque trató de cubrirse, la fuerza del agua lo lanzó varios metros más allá. Se golpeó y se hizo varios rasguños. No graves, pero sí que permitieron salir la sangre. Eso alertaría a Limnátide, pero tenia que aguantar. Se levantó, empapado, chorreando y algo aturdido. Olió la sangre de Limnátide y no le gustó. -Átide, recuerda dónde estamos. -le dijo, para que tuviese cuidado de no cambiar de forma, para mantener su secreto a salvo. Había perdido el segundo arma, pero estaba cerca, pudo recogerlo y encararse de nuevo al dragón. Escupió al suelo antes de hablar. -Maldito lagarto. Voy a separar cada una de tus escamas.
Los ojos del dragón brillan con intensidad, el arma que tenia al costado se congela como su hubiera sido metida en nitrógeno liquido mientras una capa de escarcha y hielo se forma por el dragón y un poco al suelo donde tenia posada las patas, el dragón vuelve sus brillantes ojos hacia Clyven, ahora que estaba empapado el dragón se disponía a hacer uso de su tercer elemento, pues solo sabia manejar 3 de los seis elementos que se suponía que debía manejar un dragón de su raza, el tercer elemento era la electricidad y las fauces del dragón chasquean lanzando pequeñas chispas eléctricas azules a los lados antes de abrir las fauces y lanzar un rayo eléctrico hacia el empapado Clyven mientras mantenía la cola ante el para protegerse pues había visto al volver la mirada hacia Limnátide que estaba estaba herida y aparentemente fuera de combate, o al menos eso pensaba el.
El dolor era increíblemente molesto y no le gustaba tener imposibilitada una de sus extremidades. Gruñó .- Has tenido suerte de que me hayas alcanzado. La próxima vez, estarás muerto .- Espetó contra aquel tirador que había ido contra su vida .- Vámonos Cyv .- Soltó, sabiendo que no tenían posibilidad de acabar el trabajo .- Jon, nos volveremos a ver las caras, traidor .- Espetó para el hermano de Rhyan. Sin más, se mezcló entre la oscuridad y se perdió con Clyven en un callejón. Mala suerte porque, seguramente, dejaría algún rastro por la sangre derramada.
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