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Setanta O'Shaughnessy

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Setanta O'Shaughnessy Empty Setanta O'Shaughnessy

Mensaje  Absenta90 Mar Oct 29, 2013 10:12 pm

Jugador: Absenta90
Nombre/Apodo: Setanta O’Shaughnessy, Set para los suyos.
Edad: 33
Procedencia: Trim, Co. Meath, Irlanda.
Apariencia Física: 1,72m de estatura, aunque nunca se quita las botas, así que es probable que mida menos. De complexión delgada, nervuda. Cuerpo poco musculoso, correspondiendo siempre a la actividad a la que se dedique. Pelo oscuro, casi negro, cejas tupidas que suelen proyectar sombra sobre los ojos azul pizarra típicos de los O’Shaughnnesy. Nariz aguileña, pómulos altos, marcados y dientes menudos, espaciados los unos de los otros, separados los dos incisivos centrales un poco más que el resto. Tenía la piel originariamente clara, pero parece ser que cuando se expone a las inclemencias del tiempo adquiere un saludable tono moreno. Las manos y los pies grandes, signo de que lo más probable habría sido que creciera mucho más si no le hubiesen faltado los nutrientes al ser más joven. Apenas consigue tener barba, por lo que nunca se la deja más de una semana. Aún así, tampoco consigue gran cosa. Normalmente usa tonos oscuros para la ropa, preferiblemente amigos del negro, y actualmente su vestuario cuenta de un par de camisas de algodón – una gris y otra azabache -, los pantalones de paño marrón grisáceos que porta, una ajada chaqueta típica de los soldados de la Unión, un abrigo corto de lana marrón,  las sempiternas botas de montar de cuero, varios calcetines agujereados y el sombrero reglamentario de cualquier jinete que se precie debe de llevar allá al Oeste. En el cuello lleva una cadena con una cruz de Santa Brígida y un pañuelo que alguna vez fue de tela escocesa.
Descripción psicológica: La madre del clan O’Shaugnnesy siempre decía que Setanta tenía dos caras por haber nacido en el Samhain. Podía comportarse como un pillo para conseguir lo que fuese, y si no obtenía el premio, recurría a su parte más negativa. Set es un superviviente, cosa que tiene grabada en el núcleo de su ser, por lo que no titubeará en hacer algo antinatural para conservar la vida. Malhablado, jugador, amante de cualquier juerga donde haya buena música, es experto en mentir y decir medias verdades. Le causa auténtico horror cualquier tipo de compromiso o responsabilidad, y hasta el día de hoy solo ha mantenido su palabra en una ocasión. Le encanta el riesgo, aunque nunca lo busca, y raramente se le ha sabido envuelto en alguna riña. Setanta es un zorro, astuto y escurridizo como tal, siempre intenta que la moneda de la suerte caiga siempre a su favor. Por otro lado, le encantan las chanzas, y siempre se parará a escuchar una historia divertida, a beber una última cerveza o a apostar el último centavo que le quede. De sueño intranquilo, duerme siempre con un ojo abierto, guardando el lugar como perro protector. Su otra cara es la estrecha relación que mantiene con aquellos a quienes considera su familia. Set es capaz de proveer y esperar a que el resto estén ahítos antes de probar bocado, así como puede saltar en mitad de la trayectoria de una bala para salvarle la vida a uno de sus hermanos. Para los suyos son todas las risas y bromas que parece tener guardadas, ya que nunca se olvida de tomar revancha. Sean siempre afirmó que el pequeño de los O’Shaugnnesy era capaz de la venganza más terrible. Afortunadamente, hasta hoy no ha sido necesario comprobar esa afirmación.
Armas físicas: Posee un revólver del calibre 44 -Colt Army Model, fabricados para los soldados de la Unión en la guerra- que siempre lleva encima pero no a la vista, y una "Yellow boy", la carabina Winchester del 66 también obtenida al alistarse, que permanece bajo llave en su barraca. También guarda la de su hermano Sean, pero ésta tiene el percutor roto. En el tobillo izquierdo – ya que Setanta es zurdo – dentro de la bota, lleva oculto un cuchillo de 8 pulgadas, siempre bien afilado.
Objetos de interés: Aparte de la cruz que lleva al cuello, Set no conserva otro recuerdo de su patria que aquellos que permanecen para siempre grabados en su memoria. En el petate, aparte de las mudas ya descritas, lleva una pipa corta de cazoleta ancha, tabaco, un yesquero, una pastilla de jabón verde, la cuchilla de afeitar y un pedazo de cuero recio para afilar metales. Como le gusta la música, puede que lleve un par de flautas hechas a mano, dependiendo si Seosamh les ha echado el guante o no, ya que es de la opinión de que la combinación de su hermano soplando instrumentos caseros suena como una bandada de cuervos.
Habilidades/Debilidades: Tiene una puntería aceptable con las armas de fuego, bastante asombrosa si se trata del pequeño cuchillo que oculta. No le gusta el contacto físico, por lo que generalmente evita las peleas a no ser que sea como observador. La gran destreza de Setanta es su cerebro, que es capaz de concebir más de diez planes de escape efectivos en menos de quince segundos si se encuentra en una situación de vida o muerte, así como calcular provisiones, probabilidades y recordar lugares, situaciones o personas. Al ser de natural nervioso y haber sido corregido en su niñez, siempre se comportará como una balsa en un lago de aceite, hasta que llegue el momento de ponerse en acción. Es propenso los resfriados, por lo que a veces se comporta como un auténtico friolero. Por lo demás, su gran debilidad es el dinero, y hacer apuestas con él para probar la destreza de su mente.
Historia Personal: Setanta es el benjamín, el noveno hijo de Eileen y Collum O’Shaugnnesy, agricultores de origen humilde en la zona rural cerca de Trim, en el Condado de Meath, Irlanda. Le preceden tres hermanos y cinco hermanas: Sean, Alice, Maggie, Seosamh, Gwendolyn, Eoghan, Deirdre y Kathlin, de los cuales solo llegaron a edad adulta los varones y la hermana mayor, pues el resto de las féminas murieron o bien de hambre o de enfermedades derivadas de la malnutrición. Set se acuerda perfectamente de lo difícil que era para su padre y Sean cultivar el pedazo de tierra que los ingleses le habían arrendado a la familia, y lo poco que quedaba siempre de la cosecha para ellos. Sin embargo, el terrateniente de los O’Shaughnnesy no era de los más severos a la hora de recibir los pagos, por lo que la familia jamás temió por quedarse sin hogar. Solo el hambre los turbaba terriblemente. Cuando Setanta solo contaba con dos años, los suyos ya habían pasado el duelo por Kathlin y Gwen, que murieron de tifus. Incluso él había sido contagiado, salvándose solo por aquella cualidad persistente que le ataba la vida a este mundo. La enfermedad le dejó secuelas en el cuerpo hasta bien entrados los ocho años, y Setanta recuerda haber visto a sus hermanos menores jugar bajo la lluvia mientras su madre lo guardaba bajo llave y mantas, a salvo - ¡si es que en esa isla se puede estar a salvo! – de la constante humedad. A partir de esa edad, su padre cogió la costumbre de llevárselo con los demás al campo, pero Set siempre odió aquellas jornadas de incesante trabajo. Puede que allí desarrollase aquel ansia por obtener dinero de una manera mucho más llevadera que partirse el lomo cultivando una tierra que no era suya. Aquella resolución se tornó mucho más fuerte al morir su padre justo antes de cumplir los veinte años. Sean, el mayor, quiso dejar a Seosamh, Eoghan y el mismo Setanta a cargo del terreno para él alistarse en la policía irlandesa, cosa que hizo que su madre abjurase de él, echándolo de casa y llamándolo “asqueroso orangista”. Setanta se fue con él para hacerle cambiar de opinión, pero nunca consiguió hacer que volviese. Puede que fuese porque él mismo no quería volver a aquella miserable vida. Durante cinco años vagaron entre las dos islas, los dos últimos con Seosamh – al cual buscaban en su tierra natal por haber desnucado a un vecino –, buscándose la vida del modo en el que les saliese más lucrativo, no siempre atendiendo a lo que les dictaba la buena conciencia. Solo volvieron al recibir carta de Alice, que los llamaba a casa para despedirse de su vieja madre. Al regresar, se dieron cuenta de que tanto Eoghan como su hermana habían sabido arreglárselas muy bien sin ellos, y que no eran necesarios de ningún modo.
Liberados de su atadura con la familia, seguían teniendo encima la orden de captura que pesaba sobre la cabeza de Seosamh, y, habiendo oído de la distante guerra civil americana, decidieron enrolarse para las tropas de la Unión, que en esos momentos reclutaba a cualquier extranjero que supiese manejar un arma a cambio de comida y dinero. Los tres hermanos ni siquiera dudaron un instante: los An Croí Trí – originariamente S Na Trí –, tan temidos por los ingleses y reverenciados por sus compatriotas, se enrolaron en filas para luchar por otra guerra que no les pertenecía. Los dos primeros años consolidaron su nombre en aquellas tierras que en otro momento fueron llamadas precolombinas, ahora en disputa entre aquellos que fueron colonos de una misma patria. Pero en Gettysburg, Sean recibió un balazo en el muslo, negándose a amputar el miembro una vez sobrevino la gangrena. Setanta, por previo pacto que hicieran entre los tres, le metió una bala a su hermano entre ceja y ceja, salvándolo así de sufrir entre los brazos de la enfermedad, que eventualmente lo habría llevado al mismo final.
Los An Croí Trí fueron dos durante pocos meses, ya que en Virginia, tras una incursión en una pequeña hacienda, Seosamh se encontró con Sidney, la cual quiso reclamar como botín. Setanta observó con una sonrisa en la cara como su hermano se salía con la suya, esperando que fuese a compartir, cuando para su sorpresa, se encontró con Seo derribado y un cuchillo apuntando su garganta. Set solo tuvo que mirar aquellos ojos claros llenos de sosegada furia para darse cuenta que tenía frente a él un ser bastante particular. Desde ese día, Sid volvió a completar el S Na Trí, siguiéndolos a todos lados hasta que terminaron el servicio, meses antes de que la Unión ganase por completo la guerra.
La tardía fiebre del oro los llevó al Oeste, pero nunca llegaron a los auríferos. En su camino se detuvieron en Twin Falls como bien podrían haberse detenido en cualquier lugar, y allí llevan tres años. El motivo de este repentino sedentarismo habría que buscarlo posiblemente en la mestiza...
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