Morgwain, el Segundo Imperio.
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Morgwain, el Segundo Imperio.
N. del A.: Este es el mensaje con el que comienza el Imperio de Morgwain. Se trata de un rol inspirado en su mayor parte en la mitología de Tolkien y en las ideas que se desarrollaron en el servidor de Terra sobre el Imperio de Morthond. Es un rol descriptivo/participativo, tanto a nivel de chat como a nivel de foro. Esto significa que cualquiera puede unirse a él, ya sea mediante rol directo en el canal, como mediante rol por posts en el foro. Ahora bien, he de dejar claras algunas cosas para que no haya problemas:
1- El “malo” es el Emperador. Dentro del bando de Morgwain, no admite discusión en sus decisiones. Y dentro del bando de quienes se opongan a su tiranía, se partirá de la base de que es duro de roer, pero no es invencible ni mucho menos. Es decir, ningún golpe le dará fin a la primera, entre otras cosas porque prácticamente nadie “de los buenos” tendrá acceso directo a él.
2- La mano derecha del Emperador es “El Caído”, que es un muerto viviente. Es un rival muy duro de vencer, pero ni es ni de lejos invencible. Las condiciones favorables o desfavorables para él las expondré en una ficha aparte.
3- Los “generales” son cinco, en principio. Pero no hay ningún pj asignado, todavía, a esta categoría. Si alguien desea serlo, sólo tiene que acordarlo conmigo.
4- No es necesario rolear esta historia CADA DÍA, de forma inexcusable. No. Todos tenemos vida social, todos tenemos obligaciones. Rolear es disfrutar, crear historias todos juntos. Si uno no puede, nadie tiene derecho a reprocharle nada. Así que cuando alguien falte, simplemente se rolearán otras cosas.
5- Procuremos que la magia esté limitada a pj’s muy específicos. Por ejemplo, en el bando de los malos, actualmente, sólo el Goth y su mano derecha saben lanzar conjuros. El resto de las tropas no. Ni siquiera “los sacerdotes” del culto a Melkor, que bien podrían ser hechiceros.
6- Cada episodio de la historia, que no necesite ser roleado, aparecerá en el foro con una amplia descripción de todo lo sucedido. Por ejemplo, para poneros sobre aviso: la Comarca, tierra de hobbits, no tiene representantes entre los usuarios del canal, de modo que será “conquistada” de forma automática, pese a que ponga una narración completa sobre el tema.
7- Estoy a expensas de que Hispano apruebe un canal llamado #Morgwain, donde se supone que rolearé estas historias. Más adelante, enlazaré con #Camelot y daré la brasa por allí, aunque no descartéis encuentros esporádicos con “mis malos”. Si alguien tiene autoridad (como Raishia, capitana de caballería), es lógico que intervenga.
Creo que no me dejo nada. Si veo algo más que añadir, avisaré.
Episodio 1: El inicio de la guerra
El Imperio de Morgwain se mueve al fin. Durante mucho tiempo ha permanecido en silencio, latente, como una bestia dormida que ahora ha despertado con un infernal rugido. Y avanza imparable, como una sombra de malicia, extendiéndose alrededor de su corazón, anunciando la inevitable tormenta que está por llegar. El nuevo Goth, el burz Ghâshat, ha dedicado mucho tiempo a la meticulosa planificación de sus dominios, y ahora por fin está listo para ir a la guerra. Su meta final es hacer la guerra a Valinor y a los Poderes del Oeste, pero carece de la fuerza necesaria para asegurarse la victoria, de modo que ha de crecer antes de atacar a los Señores de Más Allá del mar. Por esta razón, ha fijado su atención en las tierras que rodean su feudo, y ya mueve sus piezas en el gran tablero del mundo.
Su primer movimiento ha sido enviar, en secreto, varios centenares de soldados, especialmente humanos, a la vieja fortaleza de Dol Guldur. Están liderados por el Angûnion, la mano derecha del Emperador, y a la postre su mejor general. Su misión, por ahora, consistirá en permanecer vigilantes y controlar el Bosque Negro al completo, un área especialmente importante, pues desde allí se planea lanzar ofensivas hacia otros lugares. Así pues, liderados por la Criatura de Hierro, los siervos de Morgwain se han instalado en las lúgubres estancias de la Colina de la Hechicería Negra (así se llama a Dol Guldur), y ya se están organizando en patrullas para vigilar el territorio asignado.
Por otro lado, la antigua ciudadela de los dúnedain en el norte, llamada Fornost, ha sido tomada por las huestes de Morgwain en su primera acción lejos del territorio imperial. Es un punto estratégico, que el Goth no ha dudado en tomar en primer lugar dada su vital importancia para abrir nuevas rutas de conquista. Han sido los orcos quienes, debido a su odio por los dúnedain, han encabezado el asalto. Aunque ha habido bajas entre las tropas imperiales, son sus enemigos los que han tenido que huir, presas del pánico, cuando Rogrog, el señor de la guerra de los orcos, ha hecho acto de presencia. El estandarte de Morgwain ondea ya en las almenas de Fornost.
La conquista del mundo ha empezado.
1- El “malo” es el Emperador. Dentro del bando de Morgwain, no admite discusión en sus decisiones. Y dentro del bando de quienes se opongan a su tiranía, se partirá de la base de que es duro de roer, pero no es invencible ni mucho menos. Es decir, ningún golpe le dará fin a la primera, entre otras cosas porque prácticamente nadie “de los buenos” tendrá acceso directo a él.
2- La mano derecha del Emperador es “El Caído”, que es un muerto viviente. Es un rival muy duro de vencer, pero ni es ni de lejos invencible. Las condiciones favorables o desfavorables para él las expondré en una ficha aparte.
3- Los “generales” son cinco, en principio. Pero no hay ningún pj asignado, todavía, a esta categoría. Si alguien desea serlo, sólo tiene que acordarlo conmigo.
4- No es necesario rolear esta historia CADA DÍA, de forma inexcusable. No. Todos tenemos vida social, todos tenemos obligaciones. Rolear es disfrutar, crear historias todos juntos. Si uno no puede, nadie tiene derecho a reprocharle nada. Así que cuando alguien falte, simplemente se rolearán otras cosas.
5- Procuremos que la magia esté limitada a pj’s muy específicos. Por ejemplo, en el bando de los malos, actualmente, sólo el Goth y su mano derecha saben lanzar conjuros. El resto de las tropas no. Ni siquiera “los sacerdotes” del culto a Melkor, que bien podrían ser hechiceros.
6- Cada episodio de la historia, que no necesite ser roleado, aparecerá en el foro con una amplia descripción de todo lo sucedido. Por ejemplo, para poneros sobre aviso: la Comarca, tierra de hobbits, no tiene representantes entre los usuarios del canal, de modo que será “conquistada” de forma automática, pese a que ponga una narración completa sobre el tema.
7- Estoy a expensas de que Hispano apruebe un canal llamado #Morgwain, donde se supone que rolearé estas historias. Más adelante, enlazaré con #Camelot y daré la brasa por allí, aunque no descartéis encuentros esporádicos con “mis malos”. Si alguien tiene autoridad (como Raishia, capitana de caballería), es lógico que intervenga.
Creo que no me dejo nada. Si veo algo más que añadir, avisaré.
Episodio 1: El inicio de la guerra
El Imperio de Morgwain se mueve al fin. Durante mucho tiempo ha permanecido en silencio, latente, como una bestia dormida que ahora ha despertado con un infernal rugido. Y avanza imparable, como una sombra de malicia, extendiéndose alrededor de su corazón, anunciando la inevitable tormenta que está por llegar. El nuevo Goth, el burz Ghâshat, ha dedicado mucho tiempo a la meticulosa planificación de sus dominios, y ahora por fin está listo para ir a la guerra. Su meta final es hacer la guerra a Valinor y a los Poderes del Oeste, pero carece de la fuerza necesaria para asegurarse la victoria, de modo que ha de crecer antes de atacar a los Señores de Más Allá del mar. Por esta razón, ha fijado su atención en las tierras que rodean su feudo, y ya mueve sus piezas en el gran tablero del mundo.
Su primer movimiento ha sido enviar, en secreto, varios centenares de soldados, especialmente humanos, a la vieja fortaleza de Dol Guldur. Están liderados por el Angûnion, la mano derecha del Emperador, y a la postre su mejor general. Su misión, por ahora, consistirá en permanecer vigilantes y controlar el Bosque Negro al completo, un área especialmente importante, pues desde allí se planea lanzar ofensivas hacia otros lugares. Así pues, liderados por la Criatura de Hierro, los siervos de Morgwain se han instalado en las lúgubres estancias de la Colina de la Hechicería Negra (así se llama a Dol Guldur), y ya se están organizando en patrullas para vigilar el territorio asignado.
Por otro lado, la antigua ciudadela de los dúnedain en el norte, llamada Fornost, ha sido tomada por las huestes de Morgwain en su primera acción lejos del territorio imperial. Es un punto estratégico, que el Goth no ha dudado en tomar en primer lugar dada su vital importancia para abrir nuevas rutas de conquista. Han sido los orcos quienes, debido a su odio por los dúnedain, han encabezado el asalto. Aunque ha habido bajas entre las tropas imperiales, son sus enemigos los que han tenido que huir, presas del pánico, cuando Rogrog, el señor de la guerra de los orcos, ha hecho acto de presencia. El estandarte de Morgwain ondea ya en las almenas de Fornost.
La conquista del mundo ha empezado.
Ghalladir- Rey
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Re: Morgwain, el Segundo Imperio.
En tiempos de Frodo "Cinco Dedos" Bolsón y La Compañía del Anillo, Sauron fue derrotado por completo y hubo paz durante muchos años en el mundo, pues los orcos se ocultaron profundamente y aquellos hombres malvados que sirvieron al Señor Oscuro fueron aniquilados. Muchas canciones se compusieron entonces en honor del Portador del Anillo, y de Gondor, y de la gloria de los Días Antiguos, cuya majestad fue renovada en esos años por mediación de Aragorn, hijo de Arathorn, Piedra de Elfo, Rey en el Oeste. Pero la Sombra no se retiró del todo, pues cuanto más brillante es la luz del Bien, más densas y tenebrosas son las sombras que el Mal proyecta sobre todas las cosas. Y así, en secreto, las semillas que Melkor plantara mucho tiempo atrás siguieron dando frutos, y de esa forma seguirán hasta que llegue el Fin de los días, y el mundo cambie...
Numeroso como las estrellas era aquel ejército, y maligno, y aterrador. Pues marchaba al son de los tambores de guerra que los hediondos trolls de las montañas hacían resonar con violento frenesí, y no se detenía ante las montañas, ni ante los ríos o las hondonadas. Emergió de Fornost, y de todas las grietas que, bajo aquella antigua fortaleza, parecían haberse formado desde que la Sombra se apropiase de ella, y de esta forma apareció un número de orcos como nunca se viera desde los tiempos de Melkor y las Guerras de Beleriand. Enarbolaban el estandarte del Imperio, y gruñían y chillaban, pues la batalla les enardecía y les hacía recordar tiempos pasados, cuando bajo la mercurial tutela del Vala rebelde hicieron suya media Arda. Así pues, se dirigieron hacia el sur y arrasaron todo cuanto encontraron, porque no conocían más que la oscuridad y la esclavitud, y se regocijaban con la maldad y los actos de crueldad, y la belleza del mundo que iban viendo les resultaba odiosa. Al frente de esta hueste de despiadadas criaturas iba Rogrog, caudillo de los orcos y su general en la guerra, cuya presencia intimidaba tanto a amigos como a enemigos, y fue él quien puso el primer pie en la apacible Comarca, hogar de los hobbits.
- De la Comarca era Frodo Bolsón, y también Bilbo Bolsón, que robó el Anillo mucho antes de que el Portador se hiciera con él. -bramó el gran orco- La Comarca debe arder.
Y ordenó entonces Rogrog que prendieran fuego al lugar, y que la desolación de Morgwain abarcase con sus negros tentáculos aquella tierra de verdes praderas y sosegados habitantes. Y los hobbits lucharon con valor, y mataron muchos orcos, pues la inspiración del ejemplo de Frodo y la Compañía no se había olvidado del todo, pero el enemigo era más numeroso, y también más perverso e insistente en sus objetivos; entonces llegó, desde las profundidades inexploradas del mundo, un contingente de violentos trasgos que se extendió por la Comarca y que apabulló a los fieros hobbits con su superioridad numérica. Entonces, ninguno de los habitantes de la región fue perdonado, y salvo algunos que lograron huir, presas del pánico, todos los demás fueron lanzados de bruces al suelo, y sometidos como esclavos para mayor gloria del Imperio. A muchos se les llevó de vuelta a Carn Dum, donde las forjas de la Voz de Melkor ardían noche y día, y donde todos ellos fabricarían armas para el Goth, o servirían como divertimento para los crueles oficiales, o simplemente serían asesinados por los malvados hombres que habían oscurecido su corazón y se deleitaban con el sufrimiento de los demás.
La Comarca había caído.
Numeroso como las estrellas era aquel ejército, y maligno, y aterrador. Pues marchaba al son de los tambores de guerra que los hediondos trolls de las montañas hacían resonar con violento frenesí, y no se detenía ante las montañas, ni ante los ríos o las hondonadas. Emergió de Fornost, y de todas las grietas que, bajo aquella antigua fortaleza, parecían haberse formado desde que la Sombra se apropiase de ella, y de esta forma apareció un número de orcos como nunca se viera desde los tiempos de Melkor y las Guerras de Beleriand. Enarbolaban el estandarte del Imperio, y gruñían y chillaban, pues la batalla les enardecía y les hacía recordar tiempos pasados, cuando bajo la mercurial tutela del Vala rebelde hicieron suya media Arda. Así pues, se dirigieron hacia el sur y arrasaron todo cuanto encontraron, porque no conocían más que la oscuridad y la esclavitud, y se regocijaban con la maldad y los actos de crueldad, y la belleza del mundo que iban viendo les resultaba odiosa. Al frente de esta hueste de despiadadas criaturas iba Rogrog, caudillo de los orcos y su general en la guerra, cuya presencia intimidaba tanto a amigos como a enemigos, y fue él quien puso el primer pie en la apacible Comarca, hogar de los hobbits.
- De la Comarca era Frodo Bolsón, y también Bilbo Bolsón, que robó el Anillo mucho antes de que el Portador se hiciera con él. -bramó el gran orco- La Comarca debe arder.
Y ordenó entonces Rogrog que prendieran fuego al lugar, y que la desolación de Morgwain abarcase con sus negros tentáculos aquella tierra de verdes praderas y sosegados habitantes. Y los hobbits lucharon con valor, y mataron muchos orcos, pues la inspiración del ejemplo de Frodo y la Compañía no se había olvidado del todo, pero el enemigo era más numeroso, y también más perverso e insistente en sus objetivos; entonces llegó, desde las profundidades inexploradas del mundo, un contingente de violentos trasgos que se extendió por la Comarca y que apabulló a los fieros hobbits con su superioridad numérica. Entonces, ninguno de los habitantes de la región fue perdonado, y salvo algunos que lograron huir, presas del pánico, todos los demás fueron lanzados de bruces al suelo, y sometidos como esclavos para mayor gloria del Imperio. A muchos se les llevó de vuelta a Carn Dum, donde las forjas de la Voz de Melkor ardían noche y día, y donde todos ellos fabricarían armas para el Goth, o servirían como divertimento para los crueles oficiales, o simplemente serían asesinados por los malvados hombres que habían oscurecido su corazón y se deleitaban con el sufrimiento de los demás.
La Comarca había caído.
Ghalladir- Rey
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Lothlann despierta.
No habrían de encontrar lugar mejor que las Ered Luin para dormir durante el tiempo que les fue necesario y levantarse de nuevo como antaño lo hicieran. Pero no se elevaron los estandartes azul y plata por sobre las cumbres como hubiera sido de esperar, sino que permanecieron aun ocultos, a la espera de lo que por acontecer estaba. Y de nuevo forjaron los altos yelmos y las espadas que azulaban, los escudos con la estrella de las 8 puntas y el emblema del fuego arrebatador. Pero siempre bajo las nieblas de las Ered Luin, esperando el momento de alzarse de nuevo, pues en su sueño, habían escuchado el lejano llamar de la Sombra a sus seguidores. Y era una voz profunda, como la de la oscuridad que yace bajo la tierra esperando ser lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a la luz del día. Pero no esperó a que todo su poder se reuniera para emerger, pues aunque poderoso, los elfos sabían que aun restaba que llegara a su total desarrollo. Y así, cuando llegaron a la tierra de los medianos, supieron los noldor que el momento había llegado.
La Estrella del Norte miraba más allá de de sus montañas, mucho más allá y divisaba las columnas de humo que adornaban ahora La Comarca. Entonces, alguien de su confianza se acercó desde atrás.
-Falathar.
-Mi señora, todo está previsto como ordenasteis.
-Bien, necesitaremos estar más que preparados para esta guerra que se dibuja larga y dolorosa. No habrá necogociación posible Falathar.
- Si mi señora.
-Retírate ahora, y llama a los capitanes. Tenemos una guerra que ganar.
Y Falathar, el capitán de la guardia del Aglon, marchó para convocar la que sería la última reunión. Después de aquello, solo había una cosa en que pensar, ganar o morir en el intento.La Estrella del Norte miraba más allá de de sus montañas, mucho más allá y divisaba las columnas de humo que adornaban ahora La Comarca. Entonces, alguien de su confianza se acercó desde atrás.
-Falathar.
-Mi señora, todo está previsto como ordenasteis.
-Bien, necesitaremos estar más que preparados para esta guerra que se dibuja larga y dolorosa. No habrá necogociación posible Falathar.
- Si mi señora.
-Retírate ahora, y llama a los capitanes. Tenemos una guerra que ganar.
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