- "Ella debe reinar. Asegúrate de que así sea." -había ordenado su padre.
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- "Ella debe reinar. Asegúrate de que así sea." -había ordenado su padre.
Chap, chap, chap. Las botas de Leonardo levantan gotas de agua estancada y barro, que ensucian las paredes cochambrosas de la mugrienta callejuela cerca del Red Apple. Algunos niños, sucios y harapientos, corretean por la entrada al callejón. No molestarán los negocios que ha ido a cerrar hasta allí, pero sí que avisarán si alguien se aproxima. Les ha pagado bien. Es una de las ventajas de ser noble y adinerado: todo está a tu alcance en estos sórdidos tiempos que corren. Nada hay que el dinero no pueda comprar. Incluso la salvación eterna. La familia Vestieri, merced a la bondadosa alma de Alejandro VI (y previo pago de una sustanciosa suma de dinero), así se la ha asegurado. ¿Pecado, subterfugio? Da igual. Los Vestieri aprenden rápido de las artes de los Borgia, y ahora son una de las familias de notables del reino. Pronto controlarán más de lo que la gente normal puede imaginar. Golpea la puerta apropiada, y espera. La lluvia vuelve a caer con fuerza. Su pelo se empapa, la ropa que lleva también.
- Un trono de papel. -dice una voz, tras entreabrir la puerta.
- Sobre un reino de cenizas. -concluye Leonardo, dando así muestras de ser él a quien esperaban en la casa, al saberse la contraseña. La puerta se abre. Él se desliza hacia la penumbra interior.
- Os esperábamos, maese. -comenta uno de los cuatro hombres que estaban ya en el edificio.
Una habitación tan mugrienta como el callejón. Mesas de madera cubiertas de los restos de una cena bastante escasa. Fruta, huesos. Todo desperdigado. Leonardo arruga la nariz. La casa Vestieri es mucho más elegante que la mayoría de los patanes que pueblan el reino. Echa de menos su patria, pero no se irá de la lengua ni tampoco dará muestras de esa nostalgia. Negocios. Son lo primero.
- ¿Cómo marcha el plan? -inquiere el Vestieri. No le gusta andarse con tonterías.
- Todo listo. El estandarte está preparado, y la proclama ha sido redactada, maese. -anuncia el segundo de los presentes.
- ¿Hombres? -otra pregunta necesaria.
- Más de cien, y aumentando. -la respuesta es gratificante.
- ¿Saben por qué motivo lucharán? -indispensable saberlo, claro. La fidelidad ciega es mala consejera.
- La nueva Señora dio esplendor a su hogar. Es la más noble, frente a los demonios que se disfrazan de ricos hacendados con títulos nobiliarios. Traerá prosperidad al reino. -un mensaje bien aprendido, y además creíble. El Vestieri asiente.
- ¿Quiénes son nuestros enemigos? -¡ah, eso sí es importante!
- Todos los que pretendan coronarse. Sin excepción. -responde el hombre.
- ¿Y qué haréis con ellos?
- Los encarcelaremos hasta que la Señora suba al trono. -respuesta evidente- Y después, los ejecutaremos públicamente para que la población entienda el mensaje.
- El miedo es el mejor arma para gobernar. -Leonardo sonríe, satisfecho- Muéstrame el estandarte con el que proclamaremos su derecho al trono.
- Aquí está. La Señora reinará por ley. Éste es el "Estandarte del Reino Nuevo".
Leonardo Vestieri- Criado
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Re: - "Ella debe reinar. Asegúrate de que así sea." -había ordenado su padre.
Reunidos todos, en el día _ de _ _ _ _ _ _ _ _ _ del año _ _ _ _ de Nuestro Señor, respaldados por la Voluntad del Todopoderoso, y unidos por los designios por Él dispuestos, hacemos saber al pueblo de Camelot lo siguiente:
- Que, confiando en la lucidez que Dios ha querido que tengamos;
- Conociendo la Voluntad que Él nos ordena llevar a cabo;
- Sabiendo que la Santa Cruz nos acompaña;
- Y reconociendo que sólo rendiremos cuentas ante nuestro Padre Todopoderoso, su hijo Nuestro Señor Jesucristo, sus ángeles y sus santos;
Proclamamos:
Que nuestros corazones, nuestras esperanzas y nuestros anhelos, radican en la coronación de la Muy Noble Y Siempre Leal, la Dama Kathleen O’Connor, señora de Cadbury, dueña de Somerset, como Reina y Suprema Majestad del reino de Camelot,
Y anunciamos:
Que dedicaremos nuestros esfuerzos, nuestras vidas, e incluso nuestras almas, a cumplir tal empeño, porque Dios así lo ha dispuesto. Que veremos a la Dama sentada en el trono del reino, o nadie más lo hará.
Y juramos:
Perseguir con ira furibunda y con empeño eterno, con la fuerza de las armas o con la sutileza del veneno, con soflamas políticas o reveses militares, a todo hombre o mujer, humano o Extraño, de tiempos antiguos o aún por nacer, que busque, persiga, o tome, de hoy en adelante, el trono de Camelot, que por derecho pertenece a la Dama. Que Dios, Nuestro Señor, es testigo y a él recurrimos, como Notario Último de la Creación, para que entregue nuestras almas a la Bestia si incumpliésemos el juramento que aquí firmamos.
- Que, confiando en la lucidez que Dios ha querido que tengamos;
- Conociendo la Voluntad que Él nos ordena llevar a cabo;
- Sabiendo que la Santa Cruz nos acompaña;
- Y reconociendo que sólo rendiremos cuentas ante nuestro Padre Todopoderoso, su hijo Nuestro Señor Jesucristo, sus ángeles y sus santos;
Proclamamos:
Que nuestros corazones, nuestras esperanzas y nuestros anhelos, radican en la coronación de la Muy Noble Y Siempre Leal, la Dama Kathleen O’Connor, señora de Cadbury, dueña de Somerset, como Reina y Suprema Majestad del reino de Camelot,
Y anunciamos:
Que dedicaremos nuestros esfuerzos, nuestras vidas, e incluso nuestras almas, a cumplir tal empeño, porque Dios así lo ha dispuesto. Que veremos a la Dama sentada en el trono del reino, o nadie más lo hará.
Y juramos:
Perseguir con ira furibunda y con empeño eterno, con la fuerza de las armas o con la sutileza del veneno, con soflamas políticas o reveses militares, a todo hombre o mujer, humano o Extraño, de tiempos antiguos o aún por nacer, que busque, persiga, o tome, de hoy en adelante, el trono de Camelot, que por derecho pertenece a la Dama. Que Dios, Nuestro Señor, es testigo y a él recurrimos, como Notario Último de la Creación, para que entregue nuestras almas a la Bestia si incumpliésemos el juramento que aquí firmamos.
Así se escriba, y así se cumpla.
Kathleen Ex Lege Regentum.
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Leonardo Vestieri- Criado
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Re: - "Ella debe reinar. Asegúrate de que así sea." -había ordenado su padre.
Nota de offrol:
Quiero dejar claro que esto que he ideado es solo una iniciativa propia. La Dama nombrada no tiene porqué conocer, ni tampoco apoyar, este proyecto.
Lo que pretendo es crear intrigas, darle movimiento al rol, y fomentar la participación.
¡Que otras Damas se presten para ser reinas!
Quiero dejar claro que esto que he ideado es solo una iniciativa propia. La Dama nombrada no tiene porqué conocer, ni tampoco apoyar, este proyecto.
Lo que pretendo es crear intrigas, darle movimiento al rol, y fomentar la participación.
¡Que otras Damas se presten para ser reinas!
Leonardo Vestieri- Criado
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Alexia Kross, Marquesa de Tavistock
Estimado señor:
Por la presente me dirijo a usted para expresarle la profunda sorpresa que me produjo leer sus palabras en la misiva que fué enviada a mi persona. Huelga decir que, a falta de presentaciones formales, su presencia entre nosotros me era completamente desconocida, así como sus intenciones, reveladas de forma clara y concisa, las cuales no alcanzo a comprender. Quiero entender que la manera de digirirse a mi, tan poco habitual, dadas las circunstancias, se debe a su total desconocimiento del protocolo exigido en estas tierras, y no a un acto velado de imposición a un miembro relevante de la nobleza, hecho éste condenable y de inciertas consecuencias.
No obstante, y dado que tuvo la deferencia de acudir a mi, le insto a organizar un encuentro, con el fin de solventar pasadas dudas y futuros malentendidos.
Hasta ese momento, quede usted con Dios.
Reciba un saludo.
Alexandra Kross de Russell
Re: - "Ella debe reinar. Asegúrate de que así sea." -había ordenado su padre.
El humo rancio de las brasas casi extintas de la chimenea del Red Apple poblaba el ambiente. Había sido una noche larga y movida, pero de la fiesta sólo quedaban huesos resecos de carnes y pescados que fueran suculentos. Ildaron estaba sentado en uno de los bancos de la amplia sala, mirando al recién llegado. "Vaya, parece que irradia luz propia" pensaba para sí el mercenario.
Tantos señores de aquella calaña habían solicitado sus servicios...asesinatos, caídas fortuitas y escoltas, ¿acaso sabían hacer otra cosa que no fuera ordenar matar?. Ildaron vestía de forma sencilla, el cuero de su justillo y sus pantalones, siempre con él, y una blusa ancha de lino debajo de toda su armadura flexible, bebió apurando su mugrienta jarra de cerveza y esperó. Al fin y al cabo el tabernero y él eran amigos desde hacía años y el pobre desgraciado no tardaría en irse de la lengua en cuanto el señor resplandeciente se marchase.
Qué divertido, la gente muere apestada en las calles y ellos cabalgan sobre monturas de oro, ¿Será esta la justicia de ese dios cristiano al que todos adoran en estas tierras?" meditaba el mercenario, aun joven pero listo, mientras miraba como se desarrollan los acontecimientos. Por si acaso y como siempre, palpaba la empuñadura de su espada larga, quizá demasiado cara para un hombre de baja cuna.
Tantos señores de aquella calaña habían solicitado sus servicios...asesinatos, caídas fortuitas y escoltas, ¿acaso sabían hacer otra cosa que no fuera ordenar matar?. Ildaron vestía de forma sencilla, el cuero de su justillo y sus pantalones, siempre con él, y una blusa ancha de lino debajo de toda su armadura flexible, bebió apurando su mugrienta jarra de cerveza y esperó. Al fin y al cabo el tabernero y él eran amigos desde hacía años y el pobre desgraciado no tardaría en irse de la lengua en cuanto el señor resplandeciente se marchase.
Qué divertido, la gente muere apestada en las calles y ellos cabalgan sobre monturas de oro, ¿Será esta la justicia de ese dios cristiano al que todos adoran en estas tierras?" meditaba el mercenario, aun joven pero listo, mientras miraba como se desarrollan los acontecimientos. Por si acaso y como siempre, palpaba la empuñadura de su espada larga, quizá demasiado cara para un hombre de baja cuna.
Ildaron- Duque
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