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Las tres hermandades juntas pero no revueltas.

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Las tres hermandades juntas pero no revueltas. Empty Las tres hermandades juntas pero no revueltas.

Mensaje  Limnatide Miér Jul 20, 2011 9:20 pm

Escorpión: Rojo
Martillo: Azul
Llave: Naranja

Alys camina despacio , cautelosa. Es la primera vez que visita los bajos fondos de la ciudad Sabe que no es muy común que una niña vaya por esos lares y además sola. Podría llamar la atención y eso es lo último que querría. Está envuelta en una capa oscura con el rostro oculto por la misma. La necesidad de bajar hasta ahí supera los riesgos que pudiera correr. "Si mis hermanos lo supieran..."-Piensa para si.

Esthia iba algo más nervioso que de costumbre. No por hacer una ronda por los bajos fondos, que se los conocía, sino porque ahora aquello era "territorio escorpión". Y él llevaba al cuello el emblema del Martillo. No sólo era hermano. Era el General. Pero bueno, de algo había que morir, río para sí. En realidad no creía que pasase nada. Todos estaban acostumbrados a verle allí, como soldado. Y el emblema oculto, así que nadie tendría por qué saberlo. Y, si se descubría, pues nada, a seguir como hasta ahora. Total, no creía que Limnátide le fuese a mandar matar sólo por pasearse por la calle de las putas y frecuentar algún callejón en busca de compañía.

Rhyan_Guile se encontraba en una de las tabernuchas que formaban parte de aquellos bajos fondos. Ellos ya frecuentaban lugares como tal, pero ahora no era sólo el lugar en el que ellos frecuentaban si no parte de su territorio. Estaba con la que era su chica, con la que tenía dos críos, los cuales estarían con su abuela o alguien de confianza de la pareja como de costumbre. Estaba algo nervioso, no sabe si decepcionado, pues se había enterado que alguien importante en la vida de Limnátide formaba parte de aquella de las hermandades que más hincha podría tener alguien como él.

La terrible noticia que había sido testigo hará dos días atrás, parecía afectar a Limnátide más de lo que podía mostrar. No era de exteriorizar cualquier problema o sentimiento que podría ser una flaqueza para ella. Simplemente se sentía como más ausente de lo habitual. Aún así, si se le hablaba, ponía atención. Aunque, como su primo, era poco habladora y su idioma se podía ver reflejado en sus puños. Tenía delante una buena jarra de cerveza bien espumosa pero que estaba sin tocar. Aún estaba bien fría porque no hacia mucho tiempo que se habían aposentado en la mesa que le habían ofrecido. Ahí solo habían mercenarios, ladrones y gente de mala categoría. Aún así, para ella, no era nuevo todo aquello. Sabía defenderse si habían problemas y, como siempre, le encantaba meterse en ellos. Era una forma de sentirse viva. Su cabello albino estaba recogido en dos coletas; Una en cada lado con un lazo negro en cada uno. Una camisa de tonos pálidos, unos pantalones negros y unas botas eran suficientes como prendas de vestir.

Andar entre las prostitutas era inaudito en uno de los suyos, aunque no fuesen sus servicios lo que buscaba, si no simplemente sentirse más cerca de la humanidad y recordar tiempos pasados más alegres. Su figura alta y algo desgarbada para los cánones generales llamaba la atención, y precisamente por eso tenía que apartar cada cierto tiempo a algunas muchachas que pretendían cobrar por sus servicios. Encaminó sus pasos hacia la taberna, esperando encontrar allí cierto anonimato que le permitiese relajarse y pensar con tranquilidad.

ÁfricaMiller apoyó la espalda en la esquina del teatro Flor de Lis. Brazos cruzados, ya saben. La diestra bajo el codo flexionado de la zurda, y viceversa. Jane y Mery, sus compañeras de calle, estaban perdidas por algún callejón, ejerciendo de lo que son, supuso. Con los ojos seguía los pasos de aquellos que pasaban por delante, y aquellas. Vestí con un vestido azul. El de siempre, pues el otro sólo era para ocasiones especiales. Hasta los tocillos, ciñéndose a la cadera. Ancha. De haber parido dos veces. Estrechándose a la cintura, ya menos estrecha y delgada que años atrás. La edad, la edad... El estampado era de pequeñas flores de unas tonalidades más oscuras, por lo demás bastante monocromático. Colo azul agua. Un generoso escote abultaba por encima de los antebrazos. Caído ligeramente en pico, abrochado por botones azul marino, exageraban el tamaño de éstos, pese a ser realmente voluptuosos. La redondez propia por debajo de la clavícula, y un canalillo que apenas era una fina línea que delimitaba un pecho de otro. Así era. Las mangas, por los codos, ceñidas, y del mismo color azul agua. Apenas con encajes en los bordes. Todo muy simple. El pelo rojo fuego le caía a modo de mechones por la espalda y los hombros, hasta la altura del pecho. Liso. Incluyendo los laterales del rostro. Realzaba la piel, blanca, y con alguna arruga. Menos tersa que hacía diez años. La facciones eran de adulta. Barbilla redondeada, y cara fina. Los ojos, almendrados, de un azul marino intenso. Una naric redondeada en la punta. Chata. Por encima de unos labios finos, rosados. Agrietados. Castigados y sin probar bocado en días. Pero estaba bien. Volvió en sí al pasar un hombre cerca, dejando una brisa a los segundos. El colgante, metido en el escote. Allí nadie osaría hurgar, y quien osara, pagaría un precio. Aunque nunca tal como para desvestirse y dejarlo ver. Sí. Era una de las putas de los Bajos Fondos. De las veteranas, eso sí. Treinta y tres años a la espalda, y dos partos. A ver cuántas princesitas aguantaban eso. Alzó la diestra, flexionando los dedos, cerrándola en puño, para llevársela a los labios y carraspear. Volvió a colarla bajo el codo zurdo, flexionado. Esperando a cualquiera que viniese, claro.

Alys miraba al suelo , observando el ir de venir de ladrones , prostitutas y todo tipo de personas con las que no solía entablar relación. Siguió cabizbaja hasta llegar al teatro del que le habían hablado "Flor de Lis". Una vez allí se echó hacia atrás la capucha , liberando su pequeña cabeza. Unos tirabuzones rubios caían saltarines sobre sus estrechos hombros. Los ojos redondos , la piel pálida y mofletes regordetes reflejaban su corta edad - ¿Conoce a una tal África , de apellido Miller? -Preguntó a una mujer que supuso que debía de ser prostituta. Ésta le señaló la figura de una señorita , no lejos de donde se encontraba ella. Estaba apoyada en la pared , con la pose típica de quien espera algo. Le llamó la atención el color de su pelo , rojo. Algo en su interior se encendió o lo hubiera hecho de haber tenido corazón De pronto recordó que su madre , cuya imagen ya apenas recordaba , tenía el cabello del mismo color. Apretó los puños , dispuesta a averiguar qué había sido de su pequeño músculo. Echaba de menos su latir y los sentimientos que tanto odió en un pasado. ¿Podría la prostituta darle la información que deseaba? Esperaba darle respuesta a esa pregunta con su descenso a los bajos fondos.

Cariño, deberías relajarte. Dice echando un vistazo mientras tomaba entre sus manos su jarra de cerveza que se llevaba a sus labios para tomar de ella. Quería relajar los nervios de alguien cuando él era el primero que no podía calmarlos. Su padre había fallecido hace unos días, y no sabía como tomarse a esas alturas los acontecimientos. Quizás se guardaba esos nervios para sí y punto. Aunque él sabe perfectamente que su mujer puede saber en cualquier momento cada una de las emociones que el rubio siente, lo sabe y no se lo va a cuestionar... Pero tampoco se iba a echar atrás. Ahora todo lo tenía más claro, tiene que luchar por la vida que le ha brindado su padre, sin él no, no estaría allí en ese preciso momento y lo sabía. Sé que probablemente sea difícil para ti, pero no nos viene bien flaquear y lo sabes. Emite un largo suspiro a la par que su jarra de cerveza se estampaba contra la madera que tenían ante ellos.

¿Eh? .- Volvió de su ensimismamiento cuando escuchó la voz de Rhyan_Guile a la hora de hablarle .- ¿Como puedo estar tranquila sabiendo que alguien de mi familia está en el lado contrario? ¿No ves lo dificil que es para mi? .- Y, encima, era el General. Dolor, crispamiento, nerviosismo. Todo formando una pelota que caía como un chorro de agua helada en el cuerpo de la Líder de la Hermandad Escorpión. ¿Por qué? ¿Que había hecho mal para que Shyd tomará aquella decisión? ¿Que había hecho mal? ¿Que más pruebas le quería poner en el camino? Entrecerró los ojos, apartando la mirada del recipiente que tenía delante, soltando el aire que tenía en sus pulmones .- No quiero pensar si, en algún momento, tengo que enfrentarme contra él. Preferiría que me clavasen una daga de plata antes que hacerle daño .- Una flaqueza que salía a relucir. Aunque su tono era una octava parte más baja de la habitual. Quién sabe quien podía estar escuchando. Era tan frustante todo aquello que no podía pensar con normalidad. Tenía un vacio en su mente que solo se centraba en una cosa; Esthia. Nunca había traicionado a los suyos pero, aquello, era como una traición en toda regla.

ÁfricaMiller resopló. Hinchó las mejillas, soltando el aire por los labios, frunciendo el ceño, lo que hizo que se le remarcaran unas arrugas en la frente. "Joder, Miller, que estás trabajando, pon tu mejor cara, aunque esa sea la única que tengas." Parpadeó varias veces, volviendo en sí. Se puso bien derecha, sacando pecho. La zurda cayó al lado del cuerpo, bien pegada, mientras que la diestra se apoyó en la cadera, con el codo flexionado. Pasaron algún que otro grupo de borrachos, que se fijaban más en una botella de whisky que en dos tetas. Hombres. -¿Por cuándo la chupas?- *Uno de ellos sí vino, tambaleándose, cayéndosele la baba por la comisura derecha. Iba sucio. Manchado de vino, probablemente, con la barba sin afeitar. -A ti ni por todo el oro de Camelot. Largo de aquí, buitre.- *Dicho esto, frunció considerablemente, el ceño. Grandísimo hijo de puta. Volvió la vista al frente, deseando que pasase ya la noche. Echaba de menos a sus niños.

Shanae miraba la nota que AfricaMiller le habia dado desde aquel dia que se conocieron , le habia costado leer la nota como media hora , no era buena leyendo como ya se pudo comprobar y la verdad estar en una zona tan rescondida como los bajos fondos no ayudaba , habia preguntado por ella a algunas amables chicas de la calle , las cuales iban igual o mas escuetas que ella , al fin alguien arrojo algo de luz al tema y pudieron indicarle donde trabaja era curioso que la confundieran con una mujer facil mas , pero como podia negaba a dar servicios , aunque uno le ofrecio un buen dinero - bufff vaya .. - abrio la puerta despacio del lugar donde estaba Africa , asomando la cabeza como un corderito degollao - ¿África? - pregunto a cada uno que pasaba.

Alys estaba nerviosa. Cada vez que daba un paso se sentía más cerca de la verdad o de perder toda esperanza. Sus investigaciones sólo habían llegado a una conclusión y esa era que la única que podía saber algo era esa tal África Ella era frecuentaba por los marineros que viajaban hacia el lugar donde se escondía esa tal sirena.- Buenas noches .- Le habló con la máxima seriedad que una niña de nueve años era capaz. Su voz era cantarina , aguda. Le dedicó una sonrísa y al hacerlo dos oyuelos se perfilaron en sus mejillas siguió con la mirada al hombre que le había hecho esa proposición y parpadeó varias veces , preguntándose si era aquello a lo que las prostitutas se debían enfrentar diariamente o era algo fortuito. Agitó la cabeza , moviéndose sus tirabuzones y volvió a fijar su atención en AfricaMiller.

Esthia acabó la ronda con sus compañeros, como siempre, en una de las tabernas de los bajos fondos. Cada noche que les tocaba ir allí, aprovechaban para pasar un buen rato y alegrarse la vista y lo que no era la vista a cambio de unas monedas. Ains, suspiró. De nuevo se lo llevaban de putas. ¿Qué cojones hacía él yendo de putas? ¡Pues escabullirse cuando podía, obviamente! Que no era que fuese puritano. Pero eso de pagar por tener relaciones con una mujer... Pufff, no. No iba con él. Pero allí estaban. Jóvenes, uniformados, con ganas de marcha. Echó un vistazo al local, a ver si encontraba algo con lo que entretenerse hasta que sus compañeros empezasen a repartirse a las muchachas y, así, poder soltar la que para ese entonces tendría entre manos, para disimular, y largarse de allí.

Es muy simple. Él no confía en ese Esthia tanto como ella, no lo conoce apenas, no es nadie realmente y ahora no piensa con claridad. Su prioridad es que su familia siga adelante y eso incluía a las personitas que no estaban con ellos en ese momento, pero no él, él seguro que no. Te entiendo, cariño, pero lo que no puede ser es que flaqueemos por eso. No voy a permitir que te pase nada por mostrar esa debilidad. Y si por cualquier razón ella no quisiera hacerlo, lo haría él. ¿Afectaría eso a Limnatide? Seguramente, pero cree que son riesgos que ha de correr por mucho que a ella le pueda doler.

¿Te crees que la voy a mostrar a cualquiera? .- Abrió los párpados lentamente hasta fijar sus diferentes orbes en los viólaceos de él. Aquella mirada estaba vacia como sino le hubiera gustado aquel comentario que soltó. No. No podía enfadarse con él por aquella tontería. Debía mostrar templanza. Algo que carecia totalmente pero no podía evitar ser la responsable de aquella hermandad. Ser líder nunca fue fácil. ¿Como se las ingeniaría su primo o sus familiares en una comuna tan grande? Eso le hacía debatir en su interior. Aún así, alargó la mano para coger la cerveza que tenía delante por el asa y dar un trago largo hasta la mitad de la jarra. Después la dejó en su sitio. Al estar tan centrada en aquella conversación que le traía de cabeza, no se percató del aroma tan familiar que se encontraba muy cercano a su posición. No era otro que Esthia; Su hermano, su diario, su compañero de caza.

ÁfricaMiller escuchó una vocecilla chillona. De niño, supuso, por lo que se acordó de Mark de repente. Bajó la vista, topándose con una niña. Le llegaría por la cintura, aproximadamente. No superaría los 12 años. -Vaya, buenas noches.- *Miró a la izquierda. A la derecha. Comprobando si había venido sola. Eso parecía. Cosa no muy inteligente. -¿Qué hace una niña por aquí? ¿Y además sola?- *Abrió mucho los ojos. Tanto que parecia que fueran a salírsele. Entonces es cuando se vio el azul marino, azul agua, de los ojos. -¿Quieres algo?- *Mantuvo la posición inclinada hacia delante, mostrando el escote más que considerable. Parpadeó varias veces, rápidamente, esperando una respuesta. Por otra parte, quería saber de qué se trataba cuanto antes. Pura curiosidad, sí, pero... ¿Por qué iba a acercarse una niñita precisamente a ella? Con la cantidad de guardias que iban y venían por esa misma zona. Apoyó las palmas de las manos en los muslos, para estar más cómoda y, de paso, asegurarse de que el colgante estaba bien metido entre ambas tetas. Por si las moscas, ya saben. Ladeó el rostro, en señal de interrogación. Estiró las comisuras, formando una sonrisa de labios, que no enseñaba diente alguno. Pese a tenerlos bien alineados, grandes y blancos.

Shanae camino por casi toda la instancia del local , aquello estaba muy concurrido nada comparado con las tabernas "normales" a las que solia ir , buscaba a la pelirroja , pero habia que ver cuantas habia en aquel sitio y si en realidad era su color de pelo o una peluca , casi cansada de buscar se dio la vuelta y vio de refilon a Africa con una niña rubia , enfilo sus pasos hacia alli y esperando que AfricaMiller la viese fue moviendo la mano como saludando , no queria interrumpir asi que espero unos pasos detras de la niña , mientras pensaba que era muy joven para ir ejerciendo ya , pero en fin.. cosas mas raras se habian visto - y que lo digas... - dijo para si volteando la mirada a un hombre vestido de mujer demasiado pintarrajeado.

Sean_ONeill mira su vaso de whisky. Bebe un poco. Tose. No es que esté acostumbrado a beber. Luego pasea la mirada distraído por el local, y le llama la atención la niña que el día anterior estuvo con él en ese lago. Esa cría le produce escalofríos. No quiere acercarse.

Alys extendió la palma de su mano ante la cara de AfricaMiller , en ella descansaban algunas monedas de oro. Supuso que eso sería un poco más de lo que ella ganaría en una noche.-¿Será sufiente para que hablemos durante toda la noche? Además la invitaré a cenar en esa taberna .-señaló la más concurrida. Supuso que debía de ser la mejor. Lo del oro no era un problema para Alys , alquimista desde hacía años había descubierto la esencia de los elementos. Convertir el plomo en oro era fácil. Lo complicado residia en que la transformación durara más de un día. Esperaría a recibir la información para cambiar las monedas por verdaderas en función de lo productiva que sea la información.

Esthia volvió a pasear los ojos por enésima vez por el local. ¿Qué era aquello? ¿Una niña? ¡¡Una niña!! Loada fuese la Dama de Plata. ¡Era la excusa perfecta! Con paso firme se dirigió hacia ellas. La espada tintineaba contra su muslo izquierdo, pero no se escuchaba con el ruido del local. Se detuvo junto a AfricaMiller y Alys. -Buenas noches, señora. ¿La niña es suya? -antes de meter la pata, había que indagar.Aprovechó para que dejar que sus azules ojos recorriesen las curvas de África. Sí, era una mujer bonita, pero no por eso le iba a permitir quedarse allí con la niña. No, no era lugar para una criatura. Bah, qué cojones. Que era lo que necesitaba para salir de allí. Al acercarse, reparó en que junto a ellas había una persona a la que sí conocía. Le sonrió. -Buenas noches, señorita Shanae. Un placer verla de nuevo. ¿Son amigas suyas? -indicó con un cabeceo a África y a Alys. Aunque el guiño que le dedicó, revelaba que en realidad le preguntaba si había algo más, si pertenecían a las hermandades. Después de enterarse de lo de Limnátide, estaría al loro de cualquiera que se tuviese cerca, por si acaso.

No, cariño... No es que vayas a mostrársela a cualquiera. Sé que eres una mujer fuerte, pero las emociones pueden hacernos flaquear. Quizás se está pasando, pero ella debe comprender que está algo enrarecido desde que perdió a su padre, por su culpa y más siendo el niñato malcriado que ha sido siempre. No puede más que agarrar su jarra tomar de ella tanto como su cuerpo le permitiese aunque la sostendría aún entre sus manos, pues la terminaría tras esa leve pausa. Cariño, sólo quiero que sepas que cuentas conmigo, para lo que sea y que no voy a permitir que te pase nada. ¿Me entiendes? No quiero perder a nadie más.

Soy consciente de ello .- Llevaba muchos años sacándose las castañas del fuego para que ahora le dieran clases particulares de como debía comportarse. Entendía que lo hacía por su bien y que no lo hacía con malicia pero no podía soportar que su ego fuese aplastado. Era por eso que, quizás, miró hacia otro lado, paseando aquellos orbes de distinto color por el lugar dónde habían toda clase de hombres sin honor y que hacían cualquier cosa para poder sacarse unas monedas. Hasta matar .- Entiendo tu posición y yo haría lo mismo por ti. Pero entiende que, mi hermano, es el enemigo ahora mismo. ¿Acaso tu no te sentirías jodido si alguien de tu familia estuviera en el lado contrario? ¿O estarías dando saltos de alegría? .- Quería que entendiera su posición y su estado en esos momentos. Flaquezas y más flaquezas. En su cuello se podía ver una especie de colgante. El habitual que llevaba junto al emblema de la Hermandad del Escorpión, oculto debajo de la única prenda que llevaba sobre su torso desnudo. Tenía que tener cuidado de no enseñarselo a cualquiera.

ÁfricaMiller acercó la oreja a la niña y, en cuanto esta le susurró, se apartó. Pero antes de que pudiera contestarle, teniendo los labios entreabiertos, se puso bizca, mirando las monedas. ¿De dónde coño habría sacado una mocosa las monedas? De oro, además. -¿Charlar conmigo? ¿Invitarme a cenar? Debes de ser un ángel, o algo, diablos.- *Parpadeó, poniéndose derecha, mirando desde arriba a la niña rubia. Pequeñaja, desde luego. Volvió a abrir la boca para contestar, pero antes de pronunciar palabra, divisó a una mujer a no más de tres metros. Le resultaba terriblemente familiar. -¿Shanae? ¿Pero qué coño....?- *Apenas le dio tiempo a responder, ¿qué coño pasaba esa noche? ¿Nadie quería que acabase las frases con un mínimo de lógica? Cagüen la put.... La leche. Sino sería lanzarse piedras a su mismo tejado. Volvió la vista hacia un hombre bien vestido. Serio, que miraba a la niña y, de seguida, el escote. -¿Esta niña? No. No es mía, pero de todos modos no pensaba...- *Ve que se dirige a Shanae, lo que la hace respirar aliviada. Alza la diestra, con los dedos extendidos, moviéndola de izquierda a derecha, a modo de saludo y, cuando ésta se acercó, ella hizo lo mismo, hasta quedar a menos de un metro. -Joder, qué sorpresa.- *Apenas dejó que Shanae abriera la boca, pues posó las manos en sus hombros, y toda dispuesta, le plantó un besazo en la mejilla izquierda. -¡Muack!- *Era un saludo propio, claro. Se volvió hacia la niña, cruzándose de brazos. -Va, venga, Vamos a la taberna, a ver sobre qué ... quieres hablar, o los detalles, al menos.- *Miró de nuevo al hombre, y sonrió. De esas sonrisas que se clavan. No por ser más o menos bonitas, sino por ser meras invitaciones. A la taberna, en este caso.

Shanae sonrio a Esthia al ver a alguien mas conocido , aunque le sorprendio verle en el burdel la verdad , pero bueno ella tb lo estaba aunque con otros fines para con AfricaMiller , segun esta hablaba con la niña hizo un gestito con la cabeza señalando a Africa incicando que si y luego fruncio el ceño mirando a la niña y haciendo otro gesto como que no , vamos la amazona casi estaba jugando al party con Esthia , si lo entendia bien y si no ya jugarian a pintarlo que se la daba mejor , antes de decir nada a AfricaMiller la vio ya encima de ella dandola un besazo en la mejilla , abrio los ojos bastante no se lo esperaba la verdad , aunque no era amargo y quiza sno la primera vez que recibia cariños de una mujer , sonrio de medio lado picara , la salia solo - queria hablar con... - mira a los 2 y a la niña la cual no la cree un problema ya la daria un caramelo - vosotros.

Sean_ONeill deja la copa con un golpe fuerte. Una mujer, a juzgar por su aspecto una prostituta, se le acerca, pero´él la ignora por completo. No se hace el duro, sencillamente no es algo que le interese y tiene mejores cosas en las que pensar. Pediría algo de cenar, pero cada vez son mayores las nauseas y puede que vomite. Se acerca al ventanal de la taberna y observa la silenciosa calle.

Alys frunció el entrecejo , contrariada. Pretendía tener intimidad. Primero fue el enorme hombre el que se acercó. Sintió algo extraño en él. Su composición de agua era diferente a la común. Quizá un poco menos , había más músculo , más grasa. Y eso mosqueó a Alys lo suficiente como para decidirse a perderle de vista lo antes posible.- Mi madre trabaja aquí .- Le respondió a Esthia. Agarró de la mano a África Miller colocando las monedas sobre su palma con disimulo. Cuando sentía que estaba todo arreglado le llegó una voz distinta. Shanae. Suspiró y resopló , sin soltar la mano de la prostituta. ¿Tan activa era la vida en los bajos fondos ? ¿Nadie tenía un poco de intimidad? Tiró del brazo de África , conduciéndola entre el gentío , intentando separarla de los desconocidos. Consiguió llegar hasta la puerta de la taberna y distinguió un rostro familiar , el de Sean. Abrió mucho los ojos e intentó darse la vuelta pero chocó contra África y no sabía si él la habia visto Largarse entonces podría ser descarado. "Los problemas de frente" se recordó. Para colmo de males no sabía si los dos desconocidos las habían seguido o no , temía alzar la mirada y descubrirlos allí.

Esthia arqueó las cejas ante las indicaciones de Shanae. Así que aquella mujer era de los suyos. Interesante. quizás podría ser incluso productivo. Una mujer como esa era la tapadera perfecta. Siempre podia alegar que se iba con ella delante de sus compañeros y aprovechar para hablar de asuntos de la Hermandad. O de cosas sin importancia. Interesante, sí. Sin embargo, esa conversación que decía Shanae tendría que esperar hasta otro momento.- Sería un placer, señorita Shanae, pero me temo que tengo que marcharme y, por suerte, me han dado ustedes, con la niña, la excusa perfecta. -miró a África. -Esthia Vikórida -se presentó. -Para lo que necesite. Buenas noches. -le guiñó un ojo y le dedicó la mejor de sus sonrisas un instante antes de darles la espalda para abandonar el local. Una visita corta, pero interesante. Muy interesante. Tal vez no fuese tan malo ser Martillo.

No, cariño, no me preguntes eso porque no es lo mismo. Claro que no, no podía comparar la relación que ella tiene con Esthia con la que él tiene con su hermano. Si él tuviera que encargarse de quitarle la vida a su hermano no se lo pensaría dos veces. Esthia y tú no es lo mismo que yo y Jonathan, no compares, yo a él lo destrozaría. ¿Es que acaso no recuerda el sumo odio que le tiene? Ahora que su cerveza había finalizado deja la jarra vacía sobre la mesa.

No me refería precisamente a tu hermano .- Sabía el odio que tenía a Jonathan y que, si pudiera, lo mataría si tuviera la oportunidad. Un gruñido de descontento se pudó apreciar entre dientes. Si seguían por ahí, ella se levantaría y volvería a casa, sabiendo que sus hijos estaban seguros por esa noche. Como alguno de las otras Hermandades se dieran cuenta de ese detalle y fueran a por ellos, lo último que verían sería el corazón sacado del pecho con el golpe seco que realizaría en esa zona, siendo destrozado ante sus ojos antes de caer desplomados. Cuando se tenía que ser agresiva, era lo más gore que te podías echar en la cara. No por ello, dejaba de ser una asesina a sueldo. Por mucho que, en calma, siguiera siendo tan bestia como siempre. Y del humor no hablemos.

-África Miller.- *Dijo a Esthia, antes de que la niña la cogiera de la mano, poniendo entre ambas palmas las monedas, y tirase de ella. -Un placer.-*Dijo, torciéndose a un lado, conforme daba pasos tras la criatura hacia la taberna. Miró hacia atrás, donde estaba Shanae, alzando y bajando las cejas varias veces. Una señal de "Ven, joder. Ven." -Qué prisa tienes, muchacha.- *Murmuró, justo cuando la rubia entró en la taberna. Dentro, el ambiente estaba cargado. Olía a madera pero, además, a alcohol. A sudor. A taberna, básicamente. -¡Pof!- *La niña se hundió en los muslos, metafóricamente, al darse la vuelta. -¡Oye! Va, venga. Sentémonos ahí.- *Alzó la diestra, índice estirado, señalando a una mesa vacía con cuatro sillas, pese a que eran tres personas. Caminó hacia el lugar, sabiendo que los hombres la seguían con la mirada. ¿Qué hacía una puta cualquiera en una taberna? Con una niña, además. Una vez cerca de la silla, se inclino hacia delante, antes de dejarse caer. Esperó a que la rubia se sentara, y que Shanae viniera detrás. Total, lo de la fuente de la juventud era un mito más que hablado y sabido por todos. Nada en especial. Los hombres las miraban ahora a las tres. Una por una, haciendo hincapié en la furcia del vestido azul. La pelirroja promiscua. Veterana, repito. Ignoró las miradas, y se limitó a mirar a la niña. Ahora sí, se cebaría. Llevaba tres días sin comer nada. Alzó las manos, pasando la parte exterior de los dedos por la parte baja de la melena roja, echándola hacia atrás. Ahora sí se le veía bien la cara.

Shanae despidio a Esthia a su modo , sin palabras y tocando un momento su hombro antes de que se fuera , fruncio el ceño hacia aquella niña ladrona de personas , no era celosa y habia esperado cortesmente pero no iba a permitir que la robasen a la pelirroja - ey ¡¡ esperad ¡¡.. esa chica es mia ¡¡.. - la gente alzo la mirada hacia la amazona curiosos ellos y esta segun cruzaba el pasillo hacia AfricaMiller y Alys se iba disculpando - si que pasa ¡¡ me pone burra.... lo siento chicos .. - asi que las siguio hasta aquella mesa - oye pequeñaja ¡¡ - si le decia a Alys - no raptes a África , que hay amor para todas , por cierto... tengo que decirte algo importante África Miller - a ver si asi no se dejaba llevar por cualquiera , bueno aunque soliera hacerlo , se sento sin permiso en una de las sillas cruzandose de brazos enfurruñada , si , la mas niña alli ella.

Sean_ONeill de repente ve que muchas cabezas se giran a una misma dirección. Por la puerta acaban de entrar dos mujeres de aspecto bastante llamativo, la una pelirroja y la otra rubia. Escucha murmullos sobre cosas indecentes que les harían a una u a otra. Pocos se fijan en la niña que les acompaña. Él sí. No quiere, pero supone que debe...acercarse. El día anterior dejaron algunos asuntos sueltos y deberían pensar en qué hacer.

Alys carraspeó y siguió adelante , colocándose en la mesa que había elegido AfricaMiller , maldiciendo por lo bajo que jústamente se encontrara al lado Sean_ONeill sentado. Esperaba que fuera discreto , que no la saludara abiertamente.Ya se inventaría algo que la excusase , no quería que los de la hermandad supieran nada de sus asuntos. Cuando descubrió que Shanae se acercaba no se lo pudo creer "Que mala suerte tengo".-Pensó.Pero a esas alturas ya poco le importaba. Sólo iban a ser unas preguntas y sabía , por experiencia , que la mayoría de la gente no creía en la fuente , ni en la alquimia ni en la magia.-Habeis oído hablar de historias sobre la fuente de la juventud ¿No es cierto? .- hablaba en susurros , acercándose mucho a AfricaMiller , intentando que Shanae no se enterara .-Tengo entendido que os frecuentan marinos intrépidos , locos buscadores de tesoros.

Cariño, entonces te he entendido mal... Lo siento, pero si estuviera en tu lugar... No sé lo que haría, igual me preocupo por ti, y lo siento porque sé que no te hace mucha gracia. Si ella decidiese que era momento de irse haría lo justo, iría junto a ella y punto. Si estaba tranquilo por los niños era ni más ni menos porque entaba tanto con gente capacitada para cuidarlos como para defenderlos de cualquier amenaza externa.

Una de las manos fue a parar encima del dorso de la de Rhyan, posándola sobre el dorso con cariño. Dejó una caricia con el pulgar sobre esa zona, dedicándole una sonrisa .- ¿Eres mi macho, no? Es normal que te preocupes aunque a mi no me haga ni puñetera gracia .- Había dado en el blanco. Tras apurar la cerveza, decidió que era momento de marcharse. No estaba en su mejor momento y necesitaba tomar aire para centrar sus pensamientos. Con todo el jaleo que tenía en su cabeza, no se había percatado de la presencia de las mujeres y la niña que habían entrado justo en ese momento. Tras levantarse y dejar la moneda por el pago de aquellas dos bebidas, se dirigió hacia la salida, sin reparar en nadie. Estaba algo ausente aunque no se notará. Simplemente, tenía el rictus bastante serio. Como era habitual en su faz.

ÁfricaMiller miró a la niña con interés. ¿Cómo coño sabía ella lo de la juventud? Al fin y al cabo eran sólo leyendas. Decían. -Sí, conozco el mito. ¿Quién no?- *Estiró las comisuras, sonriéndole a la criatura. Mostró, al fin, unos dientes blancos, rectos. Grandes. Bien alineados, que contestaban con el pelo, rojo fuego. Aunque esa sonrisa se paralizó al preguntar acerca de los marineros. -Bueno...- *Comenzó a hablar, imaginando por dónde iba el asunto. Debía ser serio si quería pagarle monedas de oro. Igual era mucho más transcendental, y la información no era para ella. Alzó la diestra, puño cerrado, y carraspeó un poco. Volvió a hacerla descender, posándola encima del dorso de la zurda, que ya residía encima de la mesa, boca abajo. -Me frecuentan todo tipo de hombres. Desde marineros, hasta taberneros. Pero sí. ¿Acaso quieres saber si ellos me han contado algo en especial sobre la leyenda de la sirena?- *Inquiere, abriendo los ojos. Eso fue, casi, una provocación, sin maldad, eso sí. Miró de reojo a Shanae, cruzada de brazos, con el morro puesto en alza, y la nariz arrugada. Peor que una niña chica. No pudo más que volver a sonreír, inclinándose hacia delante. Un par de mechones rojos le cayeron por la clavícula, acariciándole el escote.

Shanae alza una ceja viendo a la niña cuchichear con AfricaMiller , relaja un poco el gesto apoyando uno de los codos en la mesa y dejando la cabeza apoyada , la otra mano tb encima de la mesa se ponia a jugar con un kiko olvidado de a saber quien , dejando ver en su muñeca la escama azul que colgaba de la pulsera y el amuleto del martillo - yo no quiero molestra de verdad , solo.. - suspira levantandose - [/color]en fin.. África Miller vine a decirte que mañana vendremos a por ti y ....que vayas haciendo la maleta , es un recado nada mas.. me alegro de verte y espero hablar mas tranquilas mañana[/color] - dio unos pasos bordeando la besa y tal como ella hizo pasanod una mano por el hombro de Africa la dio un beso en la mejilla - nos vemos ... - le guiño un ojo a la curiosa niña y de paso le regalo el kiko - no te acuestes tarde ^^

Alys sonrio de medio lado.- Yo no he hablado de ninguna sirena .- entre los labios unos dientes de leche asomaron. Sentía un cosquilleo en el estómago , sentía que iba por buen camino. Despidió a Shanae con la mano , sin mirarla. Sus ojos estaban fijos en la prostituta .- Quiero saberlo todo .-Alzó un brazo y llamó al camarero. Dejó que AfricaMiller pidiera lo que quiso , ella se limitó a un vaso de agua "Por si las cosas se ponían feas". Alys- sintió otra vez ese cambio de proporciones acuáticas en el lugar. Esta vez venían de una pareja que hablaban al fondo , en una mesa justo al lado de la suya. La mujer se habia levantado y la siguió con la mirada , curiosa. "¿Qué será?" Se preguntó , apuntándose investigar más adelante. Por su parte , el acompañante le era aún más curioso. Apenas llegaba al 20% de agua. ¡¿Cómo podía ser?!. Ya se lo imaginaba en una mesa de su estudio, conectado a tubos y a respiración asistida. Haciéndole todo tipo de experimentos. Debía saber más. Por un instante se olvidó de la fuente de la juventud y de su corazón.

Rhyan_Guile sonríe ante las palabras de Limnátide, en parte hasta le han gustado, y terminaría levantándose de su asiento, estaba preparado para la decisión de ella. Ya se conocían lo suficiente como para saber con cierta antelación qué va a hacer su mujer, imagna que ella también es capaz, no, lo afirma. Entonces nos volvemos a casa, parece que no hay mucho que hacer aquí No había dado cuenta de quien les observaba, tampoco le importaba demasiado, ambos tenían bien resguardados los símbolos de lo que eran.

La puerta de la taberna se abrió para salir ambos de aquel tugurio .- Tendré que hablar de nuevo con Esthia. Esto no puede quedarse así .- Musitó en voz baja para que nadie pudiera escucharla. Al menos, que no tuviera un oído tan fino como los de su misma especie. Irían en dirección a casa, sabiendo que no estarían los pequeños y, así, podrían aprovechar para tener un momento para ellos dos, quitándose el estres como bien se sabía; Entre las sábanas.

ÁfricaMiller alzó la ceja derecha, estirando el pómulo. Apretó los labios, empalideciendo. -Así que todo, ¿eh? No preguntaré por qué, ya que no es asunto mío. Pero tampoco veo nada de malo en contarte lo que sé, picaruela.- *El tabernero le puso carne asada, con un vaso de agua. Mientras cogía los cubiertos, y miraba la carne, con ojos golosos, comenzó a hablar. La voz era ligeramente quebrada, cansada por los años. Grave, dentro de lo que cabía. Sensual, en cierto modo. -La historia la conocerás perfectamente, imagino. Los marineros, además de mis servicios, hablan más de lo que deben. Ambiciosos, todos.- *Cortó un trozo de carne, y se lo llevó a la boca. Por fin algo consistente que comer... -Buscan riquezas. Y poco más. Se dice que la fuente de la juventud eterna tiene físico propio. Y ese nombre es sólo una manera de llamarlo.- *Se mete otro trozo, y da un sorbo de agua. -¡Slurp!- *Parpadea, mirando a la niña. -Resulta ser, que esa "fuente", es una sirena. Las sirenas vagan por los mares, atrayendo a los marineros por sus cantos y, una vez engatusados... ¡ZAS!- *Con los puños cerrados, da un golpe seco en la mesa, haciendo que la niña se sobresaltase. -Les atrapan, convitiéndolos en almas que vagan, como ellas, llevándose todo lo que más quieren. Son sólo mitos. Pero esa sirena, en concreto, no sólo es la fuente de la juventud. Se puede pactar con ella. Se dice que hubo gente que lo hizo. Unos se arrepintieron, otros no.... A saber.- *Pinchó de nuevo, llevándose el trozo a la boca. -Pero esa sirena sólo aparece cuando más la necesitas. En una gruta que hay al Norte. Casi entera de agua. Peligroso, ya que es su medio. Y es todo lo que sé.- *Termina de tragar, para meterse el último trozo.

Sean_ONeill suspira. Le ignoran por completo, así que retira una silla y se sienta sin más miramientos, por impropio que sea. -Buenas noches, de nuevo... -Y alza un poco la voz para que se le escuche bien.

Alys la observaba comer y en cierta manera , le tenia envidia. Hacía tiempo que ella se limitaba a alimentarse por necesidad , habia perdido el interés en las comidas , todas le sabian iguales.- Muchas gracias por su tiempo. Espero que le vaya bien .-Se levantó , arrastrando un poco la silla. Dejó sobre la mesa una bolsita de cuero con monedas de oro dentro , de verdad. Las que AfricaMiller tenia no tardarían en convertirse en plomo sin más miramientos se alejó de la prostituta. Ya sabía a donde dirigirse , el problema era el lugar pues descubrió que Idia había emigrado y ahora tenía esa información. Cuando pasó por la mesa donde estaba sentado Sean_ONeill , le rozó concienzudamente el hombro e hizo que en la cerveza que se estaba bebiendo aparecieran unas pequeñas burbujas. Fue su manera de saludarle. Al salir a la calle volvió a ocultarse con la capa y echó a andar hacia la torre.
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Las tres hermandades juntas pero no revueltas. Empty Amor, pasión, dolor, sufrimiento. La verdad sobre Limnátide y Rhyan.

Mensaje  Limnatide Miér Jul 20, 2011 9:47 pm

Limnátide: Rojo
Rhyan_Guile: Azul

En el camino de vuelta, no se escuchó respuesta alguna ni tampoco murmullo. Ella parecía estar sumida en sus pensamientos. Sobretodo lo ocurrido con Esthia y la revelación de éste. Su hermano. Su querido hermano en el bando contrario. No daba crédito. Aunque Rhyan la intentará animar, el vacio que sentía en su estómago, no se podía llenar con nada. Seguramente, en casa, podría animarla con más tranquilidad. Cuando llegó a la puerta, colocó la mano sobre ésta, empujándola y entrando en el interior .- Todo esto está pasando por las hermandades. ¿Por qué tuve que aceptar el puñetero cargo? ¿Por qué mierdas no ignore estas cosas? ¡Joder! Mi puta ansias por aventuras hará que me separe de él .- Soltó con rabia. Era demasiada carga para alguien que, hará un tiempo, había sufrido demasiado.

Rhyan_Guile no puede evitar sentirse mal por ella, es lógico, es su mujer, tiene que protegerla a pesar de que ella fuera autosuficiente, o al menos así se creyese que era. Sin embargo él veía a una persona que se estaba volviendo frágil ante las emociones vividas en esos días. Lo aceptaste porque eres una mujer que es capaz de llevar adelante cualquier reto. Yo te veo más que apta para esto... Aunque... Aunque Esthia esté en su camino. Pero tú desconocías la implicación de él en esto, no es culpa tuya... Y ya buscaremos una factible solución.

Una mujer que puede encararse con cualquier reto.. .- Repitió sus palabras como si quisiera aprenderlas y memorizarlas. Sabía que las intenciones de él eran muy buenas y que, si no estuviera en su vida, quizás, ya hubiera tirado la toalla .- La única solución que veo es que yo me retire .- Apoyó sus manos sobre el cabecero del sofá, estándo detrás de éste, agachando la cabeza y entrecerrando los ojos. Podría dar esa sensación de perdedora pero no quería traicionar a los suyos. Y, en parte, lo estaba haciendo. Esthia era una persona importante para ella; La había ayudado, habían compartido muchas cosas, sabía toda su vida. Ella era un libro abierto para él. Aunque sabía que no iría contra sus hijos. No lo veía capaz de dañar a dos personas tan indefensas. Seguro que lo rechazaría si fuesen a por ellas. Sino, aunque le doliera en el alma, se encontraría un muro. Un muro llamado; Átide y Rhyan.

¿Retirarte? Eso sería mucho peor. Al menos eso opino yo, quiero decir... Que te quiero tanto que no te lo impediría... En absoluto, decidas lo que decidas te apoyaré, pero no lo veo la solución. Es cierto, decida lo que decida el rubio será otro muro a traspasar para tocar a Átide, como bien sabe que ella lo sería si alguien le intentara tocar a él, ellos dos, los niños, no eran los únicos protegidos, si no que ellos mismos se protegen entre ellos. Se acerca hacia ella, para abrazarla desde atrás y dedicarle un cariñoso beso en su cuello. Quiere ser su apoyo en un momento tan duro, pues no quiere que la persona más importante de sus vida se sienta mal por nada en el mundo.

¿Y cuál es la mejor solución, Rhyan? .- Estaba abatida. Todo parecía genial hasta que descubrió la verdad. Ahora que se habían vuelto a encontrar, después de tanto tiempo, volvían a estar separados. Uno en cada bando. Era muy doloroso. Aún así, ese abrazo y beso, pudó animarla un tanto. Sabía que, sin la presencia del rubio, estaría muy perdida. Sonrió con agriez. Al menos, había sonreído .- Quizás, tengas algo de razón y yo no debería ir a tientas. Debería luchar. Entre aquí en busca de aventuras y, aunque me duela en el alma, debo ser la mejor Líder de todos los tiempos. Mi padre lo fue. Mi tío lo fue. Y mi primo lo es. Si yo tiro la toalla, estaré dejándome vencer por mis emociones y, en un guerrero de Parakalia, eso es una deshonra. Hemos nacido para luchar y para vencer .- Sentenció con cierto regusto victorioso. Debía seguir hacia delante y buscar poder quitar las piedras que se ponían en su camino.

Sé que lo serás, confío en ti, ciegamente. Dejaría mi vida en tus manos si nos ponemos. Yo te quiero más que ser una mujer, eres la madre de mis hijos, la persona que no se rinde ante nada y que es capaz de salir adelante sean cuales sean las circunstancias... Y te juro que yo seré quien acompañe a esa mujer a la que adoro. Contesta totalmente convencido de su respuesta y orgulloso de las palabras de Átide. Es justamente más que nunca la mujer de la que se enamoraría, no, de la que se ha enamorado hasta las trancas. Ha de admitirlo, es la única capaz de hacerle sentir ese tipo de sentimientos de tan especial que es. La adora y la adorará.

Vale. Le había dejado sin palabras. Era un hombre maravilloso. Y, aparte, era SU hombre. Como alguna lagarta se intentará acercarse con proposiciones indecentes, la mataría. Nadie se acercaba así a Rhyan. No, sin antes pasar por su cadaver. Lentamente, como si se tratará de un vals, fue girando sus talones para quedar encarada a él. Su sonrisa se había torcido para parecer mucho más bobalicona .- Tendrían que arrancarte de mis dedos mortecinos para apartarme de ti. Te amo, Rhyan .- Confesó a la hora de ir acercándose lentamente hasta sus labios para dejar un beso. Un beso que no era igual que los que había dado hasta ahora. No significaba con eso que, los anteriores, no tenían sentimiento. Solo que ese había sido el aliciente para destacar aquellas palabras y dar más matiz a las que había escuchado. Sus párpados se fueron cerrando lentamente, ladeando su cabeza y dejando que sus brazos envolvieran la cintura de él para aproximarlo más a su cuerpo.

Rhyan_Guile parecía que desde que ha vuelto a ser él parece mucho más centrado, entregarse hasta más si cabe a aquella a la que tiene entre sus brazos pues no tardan en rodearla en un abrazo correspondiente al de ella. No le contesta con palabras a aquello que de los labios de ella había salido, no. Simplemente ella sabe, debe saberlo que por ella mata, que nadie la lograría separar de él y si alguien osase no viviría para contarlo.
El beso se prolongó hasta que sus pulmones pidieron aire, separando así sus labios y cogiendo una bocanada de aquel elemento que era necesario para vivir. Al menos, para los que seguían vivos. Una sonrisa apareció cuando terminó de expulsar todo el aire contenido, dejando que fluyese por los alrededores de la boca de Rhyan, abriendo lentamente sus párpados para fijar su colorida mirada en los orbes viólaceos de él .- ¿Vamos a la cama? .- Con el matiz que le dio a aquella frase daba a entender que no era precisamente a dormir. Hoy que estaban libres de insomnio causado por los llantos de sus pequeños, podían aprovechar hasta que el sol hiciera aparición con los primeros rayos, dónde se ubicarían en el interior de la habitación de aquella pareja mediante las cristaleras que formaban la ventana.

Vamos. Es toda respuesta que recibe esa frase, no necesita más. Bien sabía que no iban ni a dormir ni a contarse cuentos del nunca jamás, iban a hacer aquel acto que ha hecho posible ese par de fábricas de llantos y fluídos corporales de olor desagradable. La tomaría de la mano, no... La cogería en brazos, puede hacerlo para darle un fugaz beso en los labios a la par que sus pasos se dirigirían hacia la habitación que comparte la pareja. Cariño, esta noche vas a ser toda una princesa. Alza una de sus cejas a la par que sonríe, siempre queriendo hacerse el interesante, a la par que buscaría en entrar en aquella habitación sin soltarla, pues una vez entran donde la depositaría sería encima del colchón de aquel lecho.

Limnátide no pusó resistencia aquel gesto que realizó, colocando el brazo alrededor de su cuello, cogiendo la mano con su compañera para asegurarse de no caer. Aunque sabía que no la soltaría porque tenía unos brazos robustos y que podrían resistir mucho peso. No le dio tiempo a corresponder ese beso pero le resto importancia porque, en la habitación, podría darle todos los que quisiera. Y no solo hay. Lo haría también en cualquier momento y lugar. Una sonrisa de tristeza se cruzó en sus labios .- Eso mismo me decía Esthia cuando me daba ánimos para encontrar a mi media naranja; Que me cuidará como una princesa .- Recordaba aquellas palabras como si fuesen muy recientes. Y, la verdad, hace dos días se la había dicho. Aún así, aquella mueca desapareció para no preocupar a Rhyan. Quería olvidarse, durante una noche, de ese problema que le hacía romever sus entrañas.

Cariño, pero es que yo te doy permiso a que hagas con mi vida lo que quieras si decido dejarte sola. No estamos casados, pero nuestro vínculo no tiene nada que envidiarle, y me atrevería a decir que es más fuerte que el de un matrimonio. Dice dejándola poco a poco sobre la cama, a la par que se coloca lentamente sobre ella, para dejar su rostro muy cercano, tanto como pudiera, al de ella. Mi vida es toda tuya, lo tenía muy claro desde el principio, pero es que ahora no daría ni uno de los pasos que he dado hacia atrás. No me arrepiento de haberme entregado a ti y lo haría una y otra vez. Le dedica una sonrisa antes de volver a sellar sus labios con los de ella en un beso totalmente cargado de amor, cariño y comprensión.

¿Te crees que dejaría que algo te pasará? Me moriría si te perdiese para siempre y, si por la diosa de plata, te arrebatasen de mi lado, te acompañaría sin mirar hacia atrás, sin temor a que me clavasen una daga de plata. Te buscaría hasta encontrarte allá dónde fueras. No permitiría perderte, aunque tuviera que irte a buscar al mismo infierno .- Notó el mullido colchón y el contacto del cuerpo de Rhyan contra el suyo. Le daba igual que los separara aquellas telas que los cubrían. Ella podía sentir el calor que desprendía, traspasando las prendas. Sus piernas se abrieron para que se encajara bien y las dejó algo más encorvadas para estar cómoda .- Mi vida te pertenece. No quiero volver al pasado. Quiero vivir el presente y pasar el futuro a tu lado. Junto a los niños .- Finalizó aquella plegaria cuando esos labios tan deseables para su persona, sellaron aquel acuerdo en un acto tan personal como lo era aquel beso.

Rhyan_Guile continúa el beso con leves pausas para tomar aire, a la par que ya no iba a aguantar viendo a su mujer con aquella tela que cubría innecesariamente su ropa, impedía ese contacto tan íntimo que buscaba ahora que tenían de nuevo aquella preciosa y preciada intimidad. Aunque es cierto que se le cae la baba con ese par de mocosos y los ama, pero una noche sin ellos es un respiro y un billete directo para ir con su mujer a su paraiso personal. Se separa de ella momentaneamente para volver a contestar. Mi vida, ambos queremos lo mismo y ambos haríamos lo mismo por el otro. Así que todo lo que has dicho puedes aplicármelo a mí. Te amo, Limnátide.

Limnátide también notaba que la ropa en el cuerpo de Rhyan estorbaba. Quería tocar cada recoveco de aquella piel. Recorrer con sus dedos cada centímetro y aprenderse de memória lo que iba palpando. Ya tenía una pequeña imagen en su cabeza pero no iba a estropear aquella oportunidad por cualquier nimiez. Cuando el beso se cortó, cogió aire para sus pulmones, soltándolo discretamente .- Y yo a tí, Rhyan .- Esta vez, sus labios, fueron directos a su cuello, otorgándole una rista de besos por aquel lateral, realizando el gesto lento y pausado desde detrás de la oreja hasta el final del hombro. No solo se quedaría ahí. Y la noche era muy larga. Debían recuperar el tiempo perdido y terminarían perdiéndose entre las sábanas como antes de ser padres y que hubiera un bombo de por medio.
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