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CAPITULO II (2ª Parte): La Torre del Recuerdo

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Mensaje  Dayanna Dom Jul 17, 2011 5:30 pm

* Dayanna sonrie a Dhunna, y, como puede suceder en Camelot, ambas retornan al lugar en el que se encontraban la noche pasada: el Bosque Feliciana. Caminando hacia el Jardín de las Flores Parlantes. La noche hacía horas había caído, y el ramaje de los altos árboles ocultaba el cielo estrellado. Por mucho que su apodo fuera "feliciana", el bosque llevaba en el susurros de macabras historias que hacían despertar algo en Dayanna que solía estar dormido.

* Dhunna , en cuanto aparecen ambas de nuevo en el bosque, vuelve a caminar a busn ritmo en la dirección en la que sabia que estaba el Jardín, vamos, solo queria llegar al lugar y ver si Merovingia o a cualquiera de las otras flores les da la pista por dodne seguir su busqueda.

* Dayanna escucha las voces del viento, los susurros de las almas perdidas en un mundo que está entre la otra vida y la presente. Su mente comienza a divagar perdiéndose entre sus buenas intenciones y la misión para la que Dhunna y ella han partido. Su paso va decelerando, viendo como Dhunna le va sacando unos metros de ventaja. Tiene una lucha interna

* Dhunna sigue su camino, tan concentrada está que no se percata que deja a Dayanna algo atrás. Aun le da vueltas a lo del paje y sigue sin poder creerselo....suspira y alza la vista, dandose cuenta al fin de que los pasos de Dayanna suenan tras ella. Se detiene y se vuelve mirandola por encima del hombro - todo bien?

* Dayanna mira fijamente a los ojos de Dhunna. Escucha voces en su interior, voces que le incitan incluso a usar su poder contra la drow. Parpadea y niega con la cabeza.-¡¡¡No!!! - grita de repente. Ese grito se lo hace a sí misma, tratando de aullentar sus voces internas. Se echa las manos al rostro. -Necesito lirios blancos, lirios blancos- camina hacia Dhunna recortando distancias - -¿falta mucho para llegar? - -le cuesta hasta recordar

* Dhunna se sobresalta un tanto sin saber que le ocurre a Dayanna, suelta su macuto y camina tambien hacia ella hasta ponerle las manos en los hombros - estas bien? -lirios blancos? alli no habia….- no, no queda mucho, casi hemos llegado, allí quizá haya lirios…-no entiende que le sucede, ahora de repente. Tan cerca de llegar

* Dayanna se quita las manos del rostro y mira a Dhunna. Su rostro denota cansancio. Quizás de tanta lucha interna. Asiente y suspira. -Vamos. - Ambas siguen caminando por ese sendero que cruza el foso a través de un puente de madera antiguo tanto como Camelot lo era, por cuyos travesaños crecían enredaderas con flores coloridas. La madera cruje bajo sus pisadas. Era la primera vez que visitaban el jardín de noche, por lo menos Dayanna

* Dhunna asiente pero ya no le quita el ojo de encima a Dayanna. Recoge su macuto y siguen el camino hasta cruzar el puente hasta la verja de entrada al jardín. Toma aire ante la puerta y luego la abre, con ese chirrido metálico que resuena en la soledad del bosque. Cruza el umbral y deja pasar despues a Dayanna cerrando tras ella. Bueno, ya estaban allí...hacia bastante ya que no iba y observa el lugar sobrecogida, como siempre- Adelante preguntales…-sigue temiendo decir nada que no deba en presencia de las flores, así que deja a la florista que haga su trabajo.

* Dayanna mira a Dhunna y asiente, luego mira a las flores. Su susurro es suave en la noche, parece como si cantaran. El viento en el Jardín de las Flores parlantes le sosiega. Cierra los ojos. Las voces en su cabeza se marchan... comienzan a llegar otro tipo de recuerdos... Las flores, la magia, la historia, las leyendas. Abre los ojos y gira sobre sí misma: -Buena luna Jardín de antaño* Dayanna mira a Dhunna, el susurro de las flores, que es un tintineo en el viento nocturno, cálido en el jardín, se unifica en una respuesta melódica y suave: - Buena luna, Dayanna, Dhunna... Bienvenidas a vuestro jardín ... 6esa frase, dicha de mil maneras, dulces y melodiosas, se repite como un eco

* Dhunna deja que Dayanna se adelante unos pasos y salude, ella se mantiene en silencio sintiendose turbada pro esa quietud quebrada por los susurros de bienvenida que les regalan las flores- hola…-musita casi con timidez...reticente ha hablar y sobresaltada por escuchar su nombre venir de todas partes! Nunca se acostumbrará del todo a ese lugar

* Dayanna siente como por todo su cuerpo pasa un escalofrío, poniéndose su carne de gallina. Son cientos de susurros que parecen musica en el viento, un viento cálido que refresca el rostro. En el aire vuela pólen por doquier, pero no es un pólen molesto, es brillante y sosegante. El lugar podría confundirse con el mismo cielo. Dayanna y Dhunna no pueden evitar acordarse cada una de una persona en particular. Dayanna saca de su mente al alquimista, no es por él por quien tiene que preguntar. Traga saliva suspirando, es el lugar más hermoso de todo el Reino, por lo menos para ella. Aunque las flores ya hayan saludado, sus susurros nunca cesan, es como si jamás dejaran de contar historias. -Venimos en busca de alguien especial, alguien que nos trajo hasta vosotras... - las flores aumentan sus susurros, pero la voz de una de ellas sobresale de las del resto, una que se encuentra cercana al sauce llorón del jardín: -venís buscando al paje...

* Dhunna espera y escucha....cierto que ella tenia en mente al paje, pero da un brinco cuando escucha una voz decirlo tan a las claras, de forma nítida sobresaliendo de esos murmullos. Mira a un lado y otro, quizá en otro momento todo le pareceria mágico, pero ahora mismo no le parece que tengan tiempo que perder y así camina hasta ese sauce y se arrodilla ante esa flor. Sin amenazas ni malos modos, pero la mira, de rodillas...de lejos, de manera que pudiera parecer que le suplica…- dime.....sabes donde está? - susurra con los ojos clavados en la flor.

* Dayanna camina por detrás de Dhunna hasta la flor. No llega a la par que la drow, pues Dhunna ansía tanto encontrar a Io que su andar es difícil de seguir. La flor cuya voz ha sobresalido por encima de la de las demás era una de la que nunca ni Dayanna ni Dhunna habían oido hablar. Era Farelinn, una dulce margarita de pétalos blancos que muchas historias de amor y odio había contemplado ya a lo largo de sus años, aunque era pequeña y parecía tener pocas primaveras. La flor vuelve a hablar, con su voz dulce aunque determinante, por encima del susurro del resto de flores, que respetan su discurso: El Libro Verde sabrá decir dónde esta Io, y Dayanna sabe dónde está el Libro, pues Io le dijo cómo encontrarlo antes de partir


* Dhunna la escucha y ante sus palabras cierra los ojos y deja caer la cabeza hacia adelante, clavando la barbilla contra su pecho. De nuevo era algo que a ella se le escapaba....tenia que ponerse en manos de otra persona para seguir adelante y se le hace duro. Toma aire con fuerza y abre los ojos, volviendo la cabeza y mirada hacia Dayanna sin decirle nada, pero con una expresión de serena resignación en el semblante. Claramente en sus manos estaba.

* Dayanna mira a Dhunna y abre los ojos. Parpadea. Por un momento le viene aquella última vez que estuvo con Io antes de que partiera. Fue allí mismo, en ese pequeño valle del Jardín de Flores Parlantes. Jamás hubiera pensado entonces que era el Jefe de una Hermandad. Jamás hubiera pensado entonces que en aquella enseñanza había algo importante que habría que recordar. Se moja los labios y asiente a Dhunna: -Sé dónde está el libro Verde

<Dhunna> lo soponia…-vuelve a mirar a la flor y suspirando en silencio se levanta , supone que esta agradecida a la flor y se humedece los labios, como para darle las gracias pero.....de nuevo piensa que es mejro callarse, no decir nada que no deba.....se guarda muy mucho sus pensamientos como para que una flor o varias le hagan soltar la lengua. Se vuelve hacia Dayanna con la misma expresión- tu guias....

* Dayanna señala una pequeña loma que hay a unas decenas de metros más allá del sauce llorón, cuyas ramas se bañan ligeramente en el foso. Urgy no parece estar, mira hacia ambos lados del pequeño riachulo tan antiguo del Reino. Camina hacia la loma: -Hay que buscar un palo recto y unas cuantas piedras - dice recordando, fue exactamente lo que Io le hizo buscar a ella

* Dhunna la sigue sin vacilar pero sin abrir la boca....en el fondo envidiaba a la muchacha....ella no sabia ni la mitad de cosas que ella, era simplemente la guardiana de la guardiana del jardín. Pero se lo traga, habia aprendido a tragarse ese tipo de sentimientos que quiza la corrompian en el fonde de su ser pero que no mostraba. - está bien..-y se dispone a buscar un palo y piedras, cosa que no lo cuesta demasiado. Camina hacia alli. - esto?

* Dayanna recordaba cada momento de aquel último día que había pasado con Io. Recordaba cómo el paje le había enseñado esa historia, sapiente él de cuánto le gustaban a la florista las leyendas del Reino. Niega con la cabeza, ella también había subestimado al paje. Tanto Dhunna como ella se pensaban que Io era sólo un paje que reposaba en aquella higuera al lindero del Bosque. No, Io había sido el aprendiz de Albanel, y ahora al borde de una guerra civil, era el Jefe de una de las grandes hermandades. ¿Dónde estaría? Comenzó a ascender por la loma. Vio un palo bastante recto y se agachó a cogerlo: -Dhunnita!! ya tengo yo un palo.. sólo faltan las piedras..

* Dhunna no sabe que tipo de piedras necesitan pero mira a Dayanna cuando esta la llama dhunnita....quiza ya volvia a ser ella misma, o ella misma era como hasta ahora y la florista era su otra personalidad? Daba igual, el caso es que se acerca a ella y rebusca piedras....aunque en la cabeza solo piensa en...chasquea la lengua frustrandose. Empezaba a ser como una olla a presión a punto de estallar

* Dayanna mira a Dhunna y parpadea, como si pudiese entender algo en su mirada. -Piedras.. piedras grandes y pesadas que consigan mantener el palo vertical, hacia el firmamento. - El amanecer llegaba, con los primeros rayos del Sol se desvelaría el secreto del que Io le hizo conocedora. Frunce el ceño y con el palo en su mano derecha llega a la cima de la loma. Desde la cima se ve la ciudad y el castillo, más allá del Bosque Feliciana, la vista es hermosa, fascinante. Las flores aumentan su melodía. Dayanna comienza una historia, parece que las flores hacen eco a cada una de sus palabras:-¿Ves las almenas del castillo, Dhunnita? ¿Y los balaustres de la muralla?

* Dhunna sigue a Dayanna. Pero mira el suelo, ahora sabe más o menos lo que busca y se da a ello hasta que escucha hablar a la muchacha. Se coloca a su lado, sobre la loma y mira el paisaje que el lugar les ofrece. Posa sus ojos en las almenas y la muralla y asiente. Le llegan los murmullos de las flores, pero no entiende lo que dicen, de nuevo guarda silencio, últimamente se le daba bien hacerlo.

* Dayanna escava ligeramente en la tierra, un pequeño agujero para meter uno de los extremos del palo, quedando así el otro extremo hacia el cielo, que comienza a clarecer en pos de la llegada del amanecer. Coloca las piedras a su alrededor, de manera que queda firmemente vertical. Mira a Dhunna y vuelve a mirar al Castillo y la ciudad: -Lo primero que fue en Camelot, fue el Castillo. Nació de la arena, en una playa. Nació de un sueño.
* Dhunna da un paspo atras, dejando a Dayanna hacer lo que tenga que hacer sin dejar de escucharla. Posa sus ambarinos ojos en el horizonte, más allá de la ciudad y del castillo, viendo el cielo empezar a clarear en tonos de un azul cada vez más claro.

* Dayanna abre los ojos de par en par cuando el Astro Rey asoma por el horizonte. La sombra del palo comienza a proyectarse, dirección hacia ellas, concretamente dirección hacia el Jardín Parlante, que queda detrás de ellas. Cuando los primeros rayos de sol tocan las flores, un tintineo de mil flores suena y parece una brisa de viento colorida surca desde el jardín, pasando por la loma, cruzando por encima del bosque, hasta la ciudad de Camelot. Esa brisa de viento lleva los colores del jardín en ella y la melodía de las flores. Al llegar a la ciudad, las almenas del Castillo se ven coloridas, y de la nada, surge una novena almena, antes no visible, que se percibe borrosa desde donde Dhunna y Dayanna se hayan, como si un espejismo fuera. Dayanna abre los ojos ampliamente: -Lo que ves sólo se puede ver desde aquí. Es la Torre del Recuerdo... y ahí se haya el Libro Verde. Por ende ahí se haya Io, y las respuestas sobre La Hermandad del Martillo
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