Olor a podrido [Rol Libre.].

Selene miró al hombre que parecia hablare a ella, el borracho ya estaba en la calle, hoy su vena sádica estaba bajo control, esperaba que siguiera asi un buen tiempo. Es mi taberna, hago lo que quiero con ella.-No era del todo verdad, solo la atendia en las noches y por motivos que no explicaria. Si tiene algún problema con mis métodos, para la próxima sea menos cobarde, y no permita que una dama tenga que expulsar a los revoltosos.

Alyssane rió por vez primera desde que llegara a Camelot por la regañina que la mujer le echó a su compañero de conversación. Y alzó las cejas, clavando sus ojos en los suyos. - Dejar sola a una dama ante el peligro... ¡que horror! - dijo volviendo a reir. Sus extrañezas subieron cuando la risa surgió de sus labios, traía recuerdos de bosque, de cascadas rompiéndose contra rocas pobladas de musgo... La mujer fue bajando el tono hasta que no fue más que un murmullo.

Bueno bueno, ¿acaso es esto una alianza femenina contra un pobre cliente? rió entre dientes, también divertido por la situación, al fin y al cabo era más sano reirse allí que exponerse a la peste de las calles.

Y si mi señora quiere, la próxima vez no se manchará las manos de mugre con los borrachos, por unas monedas los mandaré bien lejos adonde no los volverá a ver, soy Ildaron, espada a sueldo...para servirla. Dicho esto golpeó la mesa con la jarra de madera.

Y espero que vos me sirváis también a mi, ¡porque tengo seco el gaznate! Dicho esto esbozó otra sonrisa amplia en su rostro joven.

Se encogió levemente ante el comportamiento vulgar y cogió su propia jarra, sellando los labios al dar un pequeño sorbo del contenido líquido. Miró por la ventana a la calle, donde empezaba a lloviznar muy lentamente, produciendo un tecleo en las tejas que la hizo sentirse algo más tranquila en aquel lugar.

Que delicado sois para decir que matais por dinero.-Que mas le importaba a ella lo que hiciera el hombre, estaba dejando claro que no necesitaba que la protegieran, las taberneras solían ser mujeres de carácter, tenían que luchar constantemente con los alborotadores y borrachos.
Claro, que vais a deser de beber, tengo cerveza, rubia y negra, hidromiel, vino especiado, vino caliente con jugo de naranja, y uno que otro licor más fuerte.-Tomó la jarra del hombre con la mirada fija en uno de los parroquianos que acababa de entrar, lo conocia de algún lado, pero no podia recordar de dónde.

Bueno, esta vez voy a tomar alguna cosa ligera, os dejo a vos la elección. Asintió mientras miraba a los presentes, cada vez menos, aunque los que se quedaban permanecían serios y meditabundos, algunos eran mercenarios como él. Fuera, los apestados se dejaban bañar por la lluvia, con alguna creencia absurda de purificación.

Esta ciudad parecerá pronto un cementerio...y hasta entonces parece una macabra historia de terror.

Alyssane estaba aún en silencio, pero giró el rostro del vaho de la ventana al humo del fuego, que desaparecía por la chimenea en un réptico movimiento. El gesto de su cara parecía lo más sereno del mundo, con uno de sus ojos tornando al verde y el otro aún en proceso de pasar del índigo al azul, metamorfoseando su mirada en algo extraño, pero no terrorífico, si no exótico.
Las manos de la joven descansaban ahora en su regazo, entre el cuero y le tela áspera y desgastada por el viaje. Tenía los dedos finos y pálidos, acabados en unas rosadas uñas que brillaban como si fueran de porcelana. Su piel era sumamente blanca, sobretodo en las orejas puntiagudas que ahora habían sobresalido de su cabello, pero daba una sensación de calidez, sobretodo en los carrillos cubiertos de un ligero rubor, quizá por el fuego, quizá por el olor de cerveza agria que la hacía un nudo en la garganta.

Creo que solo tendréis mi compañía unos minutos más, puede que tenga que irme. Si deja de llover, con un poco de suerte, podré dormir en algún rincón. - parecía un simple murmullo salido de entre sus labios, rosados y perfilados con un matiz brillante, como escarcha. Y era cierto, no pensaba gastarse su dinero en una cama bajo techo, no quería coger pulgas, y menos fiarse de que la llave que la darían sería la única que daba a la habitación. No sería la única vez que dormía al raso.

le toca a selene no? xD ))

a mi??? pero si yo era la ultima en responder era aly, ildaron y yo mmm que ingratos son, no puse nada para no saltarme turnos )

La muejer se alejo de la extraña pareja en silencio, no deseaba interrumpir ni menos aun molestarlo,la taberna requeria de sus cuidados, y por conversar solia descuidarlos. Apagó algunas de las velas que estaban casi consumidas, la lluvia no atraia a demasiados clientes, pues todos preferian guardar reposo en sus casas, al lado de sus esposas e hijos, solo los guardias eran habituales, pues después de cada turno iban por una jarra de cerveza, o algo que les calentara el cuerpo.El golpe de la puerta la volvio a la realidad, justo cuando terminaba de recoger las últimas velas, un harapiento estaba en la entrada, el viento hizo temblar las velas que aun estaban encendidas, el frio entró de manera tempestuosa, la lluvia mojaba la entrada, y el hombre sonreia, sonreia de una manera extraña, sus ojos parecian los de un loco, o eso veia ella desde su puesto, en la esquina opuesta a la puerta.

hagamoslo asi, cuando ponga selene, pongo yo y luego aly, que es lo que hemos hecho ahora, que os parece?))

oki doki

(Pues, ¡ea!)

Le di el vuelco que deseabas?? espero que si, yo creo que no alcanzo a ver lo que puse, porue tampoco ha respondido al rol que llevamos juntos, pegale una leida tal vez te hagas una idea de lo que montamos y montaremos )

(Sí, lo leí, me gustó mucho porque es como la típica escena de zombies. A ver ahora si contesta él y ponemos algo siniestrillo en rol o algo.)

El mercenario frunció el ceño y miró hacia allí ladeando la cabeza, desgraciadamente no estaban muy lejos de la puerta y aparte del frío que entró le dio en el rostro una bocanada de hedor terrible.

Por los dioses, vale que no me considero amante del jabón ni del agua, ¡Pero es que vos habéis salido de un estercolero! Le dijo volviendo la atención a la jarra de vino que le habia servido la posadera y echó un trago que paladeó en la boca. El individuo de la puerta dio un paso y cerró, inundando el ambiente con una especie de lugubridad silenciosa.

Mmm...espero que no sea uno de los muchos visitantes que vagan por las calles augurando el fin de sus vidas... dijo Ildaron refiriéndose a los apestados...con cautela colocó la espada a mano, desenvainada y cogida por el puño, aunque aparentemente no lo parecía.

es que por halloween estos roles molan xD))

xD ))

(Samhain)


Alyssane se quedó quieta, en su lugar, pero lentamente volvió a colocarse su capucha. Cuando la puerta se cerró de golpe, la pequeña brisa que se levantó por ésta la llegó hasta dentro del gorro y penetró su nariz. El olor era nauseabundo, como tripas de pescado podrido al Sol, como una costa sucia o un charco de aguas estancadas. Pero había otro olor mezclado con este, un olor que recordaba muy bien de cuando era niña. El olor del caos.

Su respiración hizo un extraño sonido y alzó un poco más el rostro para que el mercenario la pudiera observar los ojos. No se giraría.- ¿Un borracho? - pero necesitaba una descripción. Le resultaba extraño volver a notar aquel olor.

Mientras se mantenía serena, su mano se introducía por dentro de la aterciopelada capa hacia el mango de su cimitarra.

El hombre que había entrado dejaba un olor nauseabunod, todos los que quedaban en la taberna la miraron con cara de pocos amigos, como si fuera ella la culpable del hedor. El harapiento tenia la cara sucia, el pelo mugroso se pegaba a su cara, confundiendose con la barba que tenía, su rostro era viejo, lleno de arrugas, unos dientes parecian faltar, pues sonreia a penas.Sus ropas eran tema aparte, en un tiempo muy lejano debieron ser blancas, ahora estaban rasgadas en los pies, con manchas de barro, el tiempo les había hecho adquirir un color amarillento, casi marron.Andrajoso y fetido era la palabra que mejor lo describiria, no parecia llevar armas, solo su asquerosa y desgraciada humanidad.
Comida...comida..por favor.-Fueron las palabras que dijo antes de lanzarse a una de las mesas que tenía mas cerca, en donde una pierna de cerdo asada, humeba caliente y olorosa

No es ningún borracho...y me parece que no debería comer aquí. Dijo el mercenario a la chica, se levantó entonces con la mano, ahora visible, en el pomo de la espada y se acercó al viejo. El hedor era inconfundible...y las llagas de su piel también eran inconfundibles. Evitó tocarlo y se limitó a chistarle con los labios mientras lo miraba, el viejo lo miró, con unos ojos vacíos, perdidos en un mar nebuloso del que nunca volverían a salir.

Este no es lugar para ningún apestado, lárgate viejo. Se mantuvo en guardia a espensas de qué podría hacer el viejo que se limitó a caminar un paso hacia él, sonriendo pérfidamente, el anciano pareció mascullar algo con los labios y sin más premura escupió, a la cara del mercenario, que con reflejos rapidos giró el rostro instintivamente, dándole aquel asqueroso escupitajo en el pelo. Ildaron maldijo al hombre y le asestó un golpe con el puño de la espada, ahora desenvainada, en la mandíbula que crujió.
Cogió al hombre de los hombros y lo sacó prácticamente a empellones fuera de la taberna mientras miraba a la tabernera. Todos allí callaron, se sabía de sobra que la enfermedad se transmitía por los fluidos corporales.

¡Dame un barreño con agua que me lave esto joder! le dijo a la muchacha.

Alyssane no se movió del sitio, manteniéndose de espaldas en todo momento. Escuchó algunos golpes y, mientras, dio un pequeño sorbo a su jarra.- Qué frío hace en esta ciudad.- se dijo así misma simplemente, posando la jarra en la mesa y alzándose en cuanto el mercenario con el que había compartido la conversación se puso a gritar. La mujer depositó la capa en el regazo de la silla y fue hacia él, cogiendo la jarra de un lugareño y lanzándole el contenido a Ildaron en la cara. Cuando el hombre la miró, se limitó a decir.- El alcohol lo mata, al menos eso recuerdo.
Después, con lentitud, miró hacia la ventana por donde se veían caer pequeñas gotas de lluvia.- Deberíais de tapiarla, por los lamentos, diría que hay más fuera.- le dijo a Selene, la tabernera. Y era cierto. En pocos segundos, se oyeron quejidos y alaridos en esa misma calle. Mujeres que arrastraban los cuerpos muertos y pútridos de sus hijos y maridos, y ancianos que se arrancaban la piel con las uñas por el dolor.

Subid por el segundo piso, ahi encontrareis el baño y una tina humeando, las ropas tendreis que quemarlas, yo me encargare de conseguiros otras, ahora id !RAPIDO!.-La mujer estaba equivocada, lo unico que mataba el mal engendrado por los apestados era el agua hirviendo y luego matar al apestado en cuestion, la idea era que el hombre muriera, asi la peste moria con él.Salió de la taberna en pos del apestado,no tenia intenciones de que se comezara a contaminar la taberna, era algo que no podia ocurrir. La gente que estaba alrededor de ellos, murmuraba asustada, el rumor que los apestados estaban fuera de control , crecia día a día y ahora tenían la prueba de ello, la ciudad se convertiria en un campo de batalla en un tiempo cercano, mas cercano de lo que creia.Afuera estaba oscuro, pero no necesitaba ver, solo se guiaba por el jadeo del hombre apestado, la manera mas rapida de matarlo sería ahogarlo, asi que estiró una mano, murmuró unas palabras en un extraño idioma, y al instante un grito cortó el silencio de la noche, el apestado estaba muerto, nunca mas infectaria la taberna, lo que ahora viniera.....daba igual.
Entró a la taberna nuevamente los murmullos se hacian mas fuertes aun.-Señores, señoras silencio, ya nada volverá a interrumpiros la velada.-Su voz era fuerte, para poder ser escuchada, solo a mujer que acompañaba al hombre, que no se había inmutado con el espectaculo habló, y tenía razón, los gritos pronto comenzaron a hacerse mas fuertes, la suerte estaba hechada, la peste estaba suelta....

Ildaron subió al piso superior aun conmocionado por lo sucedido, entonces era verdad, Lian le había ocultado lo evidente, ¿Acaso creía que no se daría cuenta de todo? Los apestados estaban fuera de control, como a él, podían atacar a cualquiera que se cruzasen en el camino. Entró en el pequeño cuarto donde la bañera humeaba y suspiró, despojándose de las armaduras de cuero y malla que llevaba y lo primero que hizo fue emter la cabeza en el agua. Apretó los dientes bajo el agua, estaba muy caliente, pero debía aguantar un rato, finalmente salió.

Puta peste, putos mercenarios y ¡malditos sean todos los que ocultan esto! berreó introduciéndose entero en la bañera. Se calmó un poco ya que no recordaba cuándo había sido la última vez que había tomado un baño caliente, si fuera gratis no pediría nada más, pero sin duda la tabernera pediría un pago. Muchos pensamientos asaltaron su mente, algunos de ellos iban a parar a Skadi, no sabía de ella desde hacía más de dos semanas y tal y como estaba todo no se sentía cómodo...finalmente sus pensamientos desembocaron en la situación actual, en qué pasaría, sólo había una forma de actuar...e instintivamente los ojos de Ildaron se posaron en su espada, atrancada en la pared junto a la coraza que luego tendría que desechar.