Por algún lado hay que empezar.

Vaya...cada vez me mandan a sitios más agradables... mascullaba Ildaron mientras divisaba la gran casa desde el viejo camino. Se detuvo cuando éste se bifurcaba hacia la mansión y se detuvo a mirarla más detenidamente, desde donde él estaba la figura inmóvil junto a las murallas era imperceptible. Cogió aire y se ciñó el cinturón de la espada, siempre atento para desenvainarla con celeridad si se daba el momento, comenzó a andar aquel trozo de camino que daba acceso a la mansión, cubierto de viejas y resquebrajdas losas de piedra, la noche era silenciosa y oscura y la brisa fresca que soplaba ponía el vello de punta al mercenario que se detuvo al adivinar una figura oscura y menuda junto a la muralla comida por las hiedras.

¿Quién va? preguntó lo más tranquilo posible.

Selene se levantó con calma, las sombras aun la protegían, la voz del hombre la había devuelto a la realidad, el tiempo ahí afuera la había comenzado a adormecer y no era para eso que le estaban pagando, lo que debía hacer era vigilar. Con una suavidad inusitada respondió:
-Lo que yo haga o deje de hacer, no creo que sea de vuestro interés, señor-El tono usado era el de una persona que no le daba explicaciones a nadie, de aquella gente que suele estar acostumbrada a dar órdenes y ser obedecida.
Un frío viento comenzó a soplar mientras respondía, su capucha se deslizo hacia atrás dejando al descubierto un rostro joven, con el pelo casi tan negro como la noche, unos ojos extraños y sobre todo, el derecho que tenia un inconfundible tatuaje con forma de media luna, era su marca personal.

Se quedó mirando a la chica, aun alerta por si debía emplear el lenguaje del acero de su espada. La observó de arriba abajo, no parecía armada, o al menos desde la distancia en que se encontraban la una del otro, el viento no dejaba de soplar travieso y esta vez con un toque más frío que le hizo estremecerse de nuevo. Tomó aire en un suspiro, creía que ya llevaba años sin respirar.

Soy el mercenario contratado por los señores de la casa, vengo para cumplir su encargo de... guardó silencio, no era de su autoridad desvelar nada, ...su encargo. Terminó diciendo.

Mierda.-pensó cuando el hombre le dijo que estaba en la mansión contratado por los señores, ella estaba ahí por que necesitaba encontrar a alguien en particular de esa familia, pero la habían descubierto..o eso creía... por algo mandaban a un hombre a tan altas horas de la noche.No andaba con armas, no solía usarlas, eran demasiado incomodas si no se estaba luchando.
No se de qué hablais, señor.Soy solo una mujer en busca de refugio por esta noche,el cielo no será benevolente con los desamparados.-Fingir, eso era lo que tenía que hacer.
La noche había caído completamente, y el viento ya no era una suave briza...soplaba con fuerza moviendo sus ropajes.

El mercenario contempló unos instantes más a la chica, dubitativo y luego notó como el gélido viento de la noche oscura parecía empujarle para que entrara de una vez en la casa fortificada.

Y que lo digáis, la noche es dura con los descuidados...tanto de vestimenta como con los que se confían demasiado, ¿No creéis? Sonrió tras decir aquello y avanzó hacia las rejas de hierro oxidado que guardaban la puerta, estaban entreabiertas y tras ellas había un patio antiguo y descuidado, lleno de malas hierbas y abandonado, con un gastado sendero dibujado entre la hierba alta que daba acceso a unas escaleras de madera que crujían con el viento...y tras ellas, una vieja casa enorme, de madera y piedra, toda a oscuras. En el piso superior, una ventana abierta dejaba escapar las cortinas hacia el exterior, que parecían saludarlos como mantos fantasmales...y en el bosque los ruidos se acrecentaban.

Casi prefiero dormir en ese patio con esta puerta cerrada que aquí fuera... Dijo antes de entrar, la puerta chirrió estridentemente, un chirrido que estremeció al mercenario, por un momento se olvidó de la joven en la puerta y se giró, no podía bajar la guardia, encontrándola tras él, silenciosa y oculta en ropajes negros.

Eh...os iba a decir que entráseis también...

Debo reconocer que la casa no me llama para nada la atención.- Era verdad, la casa tenia un aspecto desagradable que le ponía los pelos de punta, no le gustaba para nada el aura oscura que irradiaba.Además el hombre era idiota, si la gente de la familia lo conocía, era una estupidez entrar en la mansión a pedir alojamiento por que el día no era benevolente.
Creo que no es buena idea entrar, es una casa habitada, es de nobles, y por lo que veo ninguno cumple con el requisito noble. Sus palabras se vieron silenciadas por gruesos goterones, la lluvia se había dejado caer con fuerza.

¿Cómo va a ser una casa habitada? ¿A vos os lo parece? Dijo con franqueza mientras maldecía al sentir el agua resbalándole por la armadura de cuero, el pelo comenzó a erizarse por la humedad.

Según dicen mis ojos parecéis un ser vivo, o eso parecéis, así que creo que tendréis el suficiente sentido común para saber que si dormimos a la intemperie moriremos o de pulmonía...o sin pulmones, porque los lobos darán buena cuenta de ellos. Bufó mirando a su alrededor, el ambiente parecía casi etéreo, ya no había viento, se había desvanecido como la gracia de aquel recóndito lugar hacía ya mucho tiempo, sólo se escuchaba de caer la lluvia con un murmullo al chocar con las briznas de hierba y con sus cuerpos. Ildaron echó a andar hacia la parte trasera de la casa, con la espada desenvainada.

Vamos...quizá haya un cobertizo o algo donde refugiarse y encender un fuego antes de que todo se empape.

Claro que está habitada, llevo varios días tomando nota de la gente que entra y sale de ella.-Que se creía el hombrecito, no era idiota para estar en un lugar en el que no había nadie,si estaban ahí era porque ambos tenían un "encargo" que hacer, pero si en algo tenía razón, era en lo mal que lo pasarían si la lluvia seguía mojandolos.Con un gruñido se adentró con él,esa oscuridad la ponía nerviosa, no era normal, pero no entendía como las cosas habían cambiado tanto. Como no llevaba armas visibles, solo un par de dagas en sus brazos, con todos los sentidos alertas las dejó caer en sus manos, más le valía prevenir que lamentar.

El mercenario encontró unas viejas puertas de madera que clareaban en el suelo desprovisto de hierba en aquel punto, se preguntó qué sería eso, al menos parecía la entrada a algún sitio. Se acercó y divisó dos apliques de hierro que agarró para tirar hacia sí y las puertas se abrieron. Más oscuridad. Ildaron miró a su alrededor, aquel lugar no le daba buena espina, pero tampoco lo que veía alrededor, un árbol muerto y seco parecía querer agarrarlos con viejas garras de madera seca y al fondo del patio trasero se divisaban dos formas grises...que enseguida identificó con dos tumbas.

Perfecto...es el sitio donde yo me alojaría para pasar unos días libres dijo mirándola ahora a ella, al ver sus dagas se irguió y puso su espada ante él apuntándola. ¿Vuestro acero es tan silencioso como vuestras posibles puñaladas? Dijo asustado por la intensidad del momento.

Selene siguió al hombre en silencio, apenas respiraba, no deseaba que algún ruido despertara a los moradores de la casa fueran humanos o fantasmas, solo deseaba que la lluvia dejara de mojar sus ropajes.Oscuridad, era algo a lo que estaba acostumbrada, pero la oscuridad de la casa era diferente, en las noches se transformaba en lo que ellos ahora veían, un lugar lúgubre y con demasiados secretos.
Las palabras del hombre, fueron casi ignoradas si quisiera enterrarle las dagas, podría haberlo hecho antes, o atacarlo por la espalda.
Mis posibles puñaladas no solo serian silenciosas, si no que dolorosas.- No había dejado de caminar en pos de él, tampoco le daba miedo que estuviera con la espada alzada dispuesto a cortarla en dos.-Baja la espada, en este momento estamos en el mismo lío, más tarde,cuando esté de día, arreglamos nuestras diferencias.-Había dicho demasiadas palabras juntas, pero ya estaban casi dentro de la habitación por lo menos las puertas estaban abiertas, eso era lo importante.

Esperemos que al amanecer no encuentren nuestros cadáveres dentro de este sitio. Enfundó la espada con un sonido metálico y escudriñando sin éxito el interior del sótano al estar tan oscuro, se atrevió a entrar, siempre con pasos lentos y cautelosos. Una vieja escalera de madera con basamentos de piedra sostenía el peso del mercenario y las tablas por la vejez se quejaban y crujían, Ildaron rezó porque no se desplomasen allí mismo. Siguió descendiendo a tientas hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad...

El sótano era amplio y no demasiado alto, el techo era de madera vieja y polvorienta. Aquí y allá trastos viejos se amontonaban por doquier, trapos y otras cosas que no se distinguían en la oscuridad, tampoco tenía demasiada intención en averiguarlo. El suelo estaba pavimentado con losas de piedra que al menos estaban secas, serían aptas para dormir encima por lo menos.

Bien...ahora sólo falta que aparezcan los malos...o los apestados de la ciudad...esos están en todas partes, qué daría yo por tener fuego ahora para saber dónde estamos. Miró a su compañera que descendía tras él, con tanta oscuridad aun ni sabía como era su rostro.

Un grito resonó en su cabeza mientras seguía al sujeto,era una voz desconocida que la llamaba, la buscaba, le suplicaba algo.La voz del hombre la trajo de vuelta a la realidad. el fuego no lo puedo hacer aparecer de la nada, ¿no tienes algo de yesca? No se le ocurría otra cosas, pues la voz la había dejado intranquila, la casa de un día para otro había cambiado demasiado, incluso su estructura, no recordaba el cuarto en el que ahora estaban, no recordaba la podredumbre del lugar, era como si el tiempo se hubiera ensañado con la casa , la había hecho envejecer y arruinarse en un día.
Soy Selene.- por lo menos debía presentarse, estaban siendo camaradas, por lo menos debía conocer el nombre, ya que la cara no podía verla debido a la oscuridad.
Espero que no le tengas miedo a la muerte.- Al decir esto, una de las tablas cedió, un grito de sorpresa escapó de sus labios mientras sentía como se hundía, hacia un lugar que no conocía

Ildaron pegó un bote del susto de aquello, fue un ruido estrepitoso y aunque no veía nada notó en la piel como se había levantado una nube de polvo.

¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? dijo mientras palpaba a tientas para encontrarla, al principio solo palpaba maderas rotas y secas, pero continuó, quizá estaba atrapada y debía sacarla de allí.

Espero que no te hayas herido, si no pasaremos una noche muy larga. Dijo con voz más serena cuando el estrépito hubo finalizado. Una sombra le llamó la atención, provenía de la entrada, ahora lejana al no haber ya escalera que ascendiese hacia allí, era una figura pequeña y oscura, detenida ante ellos que los miraba, pero entre el polvo, el susto y la oscuridad Ildaron no pudo distinguir de quién se trataba. Sin más la figura se movió lentamente y cerró las dos puertas que daban acceso al lugar con un sonido seco de la madera y después un candado en los apliques de hierro.

¡Maldita sea! ¡Nos han encerrado! ¿Qué demonios pasa aquí?

Mierda, solo sigue mis voz y darás conmigo.-Tenía el cuerpo atrapado hasta un poco mas arriba de las rodillas, estaba afirmada de la madera que aun quedaba sin podredumbre, las dagas las había enterrado, sus reflejos no habían sido tan torpes por lo menos había logrado afirmarse, sentía sus pies colgando, al vacío, parecía un túnel o algo por el estilo.
El silencio del hombre la preocupaba más, estaba de espaldas a la puerta así que solo veía el frente y ya distinguía la figura del hombre, por lo menos la sombra.
No, no me he.....No terminó la frase, un escalofrío la recorrió, un ser no humano estaba cerca, podía sentir como el vello de la nunca se le erizaba, la voz volvió a resonar en su cabeza.-Corre, corre- era todo lo que le decía.
El ruido de las puertas al cerrarse la dejaron sin palabras, ya no le gustaba la casa, ahora si tenia miedo, un miedo real, pues los muertos hacia años que no la buscaban, y si ahora lo hacían era porque su vida estaba en peligro.

Ildaron por fin dio con ella y tiró, logrando incorporarla a su lado, intentó escudriñar el hueco donde había caido, pero sólo había oscuridad.

Esto es muy raro, espera...tengo algo de yesca. Dicho esto rebuscó en su cartera, que colgaba de su cinturón y sacó hierba seca y dos piedras pulidas, cogió también algunas de las maderas que más secas le parecían al tacto y las colocó en el suelo, comenzó a chocar las piedras, aun sin prender la llama, iluminando así la estancia con breves instantes luminosos que arracaban terribles sombras por todas partes.

Enseguida lo tengo... dijo afanado en el fuego.

El hombre por fin la había encontrado, tomo la mano que le ofrecía y se ubicó a su lado mientras esperaba que encendiera algo de lumbre.
Anda, deja que yo termine eso.-dijo cuando vio que no funcionaba mucho, así que aprovecho una de las veces que la instancia se iluminó, tomo un trozo de madera, la sentía húmeda, así que no sabia si el conjuro fucionaría, pero no perdía nada así que dejo caer un poco de saliva en la madera, cerró los ojos y con un chasquido de los dedos la madera comenzó a arder lentamente.
Increíble.-dijo.-no pensé que también sirviera para estos casos extremos. La luz era mucho mas agradable a media que crecía, la dejo al lado de la que el hombre había prendido, así todo ardería más rápido.Ahora se preocupaba mas por la presencia que había sentido, y la voz que la llamaba

¿Cómo es que habéis encendido un fuego de la nada? Preguntó el mercenario entre escéptico y extrañado, pero no había tiempo para indagar por qués, estaban encerrados en un sitio oscuro y sin aparente salida. Más nos vale encontrar una forma de salir de aquí, y creo que bajar por ese túnel no es una buena opción... Divisó entonces la puerta que daba acceso al sótano desde el interior de la casa.

Quizá podamos intentar subir por ahí, llevaremos las armas por delante y no habrá problema...espero. Se acercó hacia alli, la puerta estaba entornada y se adivinaban unas escaleras de piedra que ascendían a un primer piso, la luz del fuego lo hacía todo algo tenebroso, todo estaba en silencio.

No seas idiota, ir por ese lado solo nos llevara hasta donde están esas cosas-El hombre no le había dicho qué era lo que había visto, pero sabía que no era bueno.El calor era agradable, le dolían un poco las piernas por la casi caída al vacío, deseaba descansar un poco, calentar los huesos y secar la ropa.-Esperemos hasta que amanezca si salimos ahora esas...cosas... nos atraparan-Corre, corre.-La voz nuevamente le advertía.- YA CALLATÉ.- gritó mientras se llevaba las manos a la cabeza.

La miró entonces sobresaltado por su última expresión, además, ¿a qué cosas se refería ella?. Paseó la mirada por la estancia y el susto dejó paso al cansancio por tantas emociones vividas de seguido y se acercó a ella para mirar el fuego.

Está bien entonces...improvisaremos una cama con algo, yo voy a poner algo que atranque la puerta, porque estaba entreabierta, no querremos que nos sorprendan cuando durmamos. Se dirigió hacia allí y gracias a la luz cogió unos tablones y arrastró algún mueble viejo poniéndolos delante de la puerta, pero retrocedió con los ojos muy abiertos y asustado cuando al otro lado algo o alguien dio un golpe seco y muy fuerte que retumbó en todo el sótano, dado este golpe no se escuchó nada más, Ildaron notaba el corazón que se le salía del pecho.

Joder ¡Quién anda ahí! Dijo sacando la espada y apuntando hacia su improvisada barricada, pero sólo se escuchó silencio...y los sonidos de la madera vieja al quejarse por el peso de la lluvia que caía incesante afuera.

¿Seguro que eres tan barbaro como pareces? Cómo podía pensar en hacer e improvisar una cama en una situación asi, lo mejor era que se quedaran al lado del improvisado fuego recuperando fuerzas.Ya no tenía miedo, ahora estaba completamente cabreada, las voces eran unas hijas de puta, si bien le advertian del peligro no ayudaban nada, pues no proporcionaban ningun dato que la ayudara,la muerte rondaba la casa, cada sonido era un lamento,pero ¿qué significaban esas extrañas energias que fluían en contra de ellos?
Creía que era peor que el hombre cerrara tanto el lugar, si tenían que escapar todo sería más difícil,pero no diría nada, no quería herir su orgullo masculino, además le debia en parte que aun estuviera viva, no sabía cuanto hubiera resistido estando en ese agujero.
No grites, por lo que más quieras, no grites.-El ruido llegó a sus oidos, y un frio la recorrió, era mejor que se quedaran en silencio, mientras todo volvia a la extraña calma......a la antinatural calma.

Pareces demasiado tranquila a pesar de que nos tienen rodeados cosas que sepan los dioses que son. Decía mirándola con el corazón aún a mil por hora. Se acercó al fuego y se sentó, siempre alerta y con la espada al lado para una emergencia, aquello no pintaba bien.

Fuera se seguían escuchando los silbidos del viento nocturno que había vuelto a renacer acompañando a la lluvia, aquello hizo que las maderas de la antigua casa se estremeciesen aun más y que invisibles dedos helados acariciasen la estancia e hicieran titilar el fuego de forma suave. Entre la lluvia y el viento se escuchaban pasos, en la tierra mojada, ligeros y lentos, torpes, no eran pasos humanos, o al menos del todo humanos...

Esto no tiene ninguna gracia...no pueden ser los apestados...estaban recluídos en los muelles de la ciudad, y aun asi ellos son vivos...pero este hedor...es un hedor de muerte.

da lo mismo si los dioses lo saben o no, esto es magia, magia poderosa, ¿no sientes como te pica la nuca? Ella sentía eso y un poco más, la magia le advertia del peligro, pero no le daba la salida al embrollo, sino todo lo contrario, la complicaba, pues no lograba enteder por que esa casa en especial era víctima de tales males.
Los apestados, no son capaces de algo asi, ellos solo son hombres locos que se creen con algun poder, puede que alguno sepa algo de magia arcana, pero no demasiado poderosa.Hablaba como si conociera del tema, y era asi, pues para practicar a veces recurria a ellos y los resultados eran increibles.
El viento y la lluvia no daban tregua esa noche, podia sentir los goterones callendo sobre el techo del dormitorio, el viento de colaba por las rendijas haciendo que la llama de la improvisada fogata se moviera de manera amenazante.
Y ¿como te llamas?

El mercenario cayó en la cuenta de que con tanto embrollo aun no se había presentado, la miró mientras se rascaba la sien, estaba junto al fuego, aquel lugar parecía animar a mantenerse en todo momento junto al calor y la luz de las llamas.

Soy Ildaron, espada a sueldo. Le dijo mientras avivaba un poco las llamas con palitos secos procedentes de las tablas caidas de los restos de escalera.Tengo 25 años y durante un tiempo investigué todo esto de la plaga en camelot...pero me mandaron aquí y mis investigaciones se han tenido que cortar. Suspiró y miró a la chica, a la luz de las llamas adivinó mejor su cuerpo.

...Shashai.....ak'meloth...dakur... Pareció susurrar el viento en el exterior, aunque parecían más palabras, casi como un aviso. ¿Qué demonios era eso? Dijo Ildaron mirando sobresaltado al hueco de entrada ahora cerrado.

Espada a sueldo, que manera mas educada de decir que era un merecenario.-Selene se arreglo en pelo negro, vestia una túnica negra y larga con unas calaveras bordadas en las mangas, tenia un tatuaje en su ojo derecho, su cuerpo no era nada del otro mundo, si se vistiera mejor podria ser atractiva, pero como no era lo suyo escondia sus atributos.
La plaga solo es el miedo camuflado, no es nada de temer.
Unas palabras resonaron por toda la habitación, unas palabras que sonaban a advertencia, que la hicieron temblar, no era ni parecida a las voces era tetrica, malvada y oscura algo que nunca habia escuchado, y no queria escuchar nunca mas.