Sangre de invierno.
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Sangre de invierno.
El calor era sofocante, se pegaba a la piel y hacía que la respiración se volviera agitada en largas distancias. Realmente no era así,pero solo la imagen del Sol y los campos la producían pavor. La muchacha estaba acostumbrada al frío, a la nieve y al olor de las agujas de los pinos. El bosque le ofrecía algo de consuelo, aunque cualquier temperatura mayor de veinte grados la hacía sentirse agobiada y encerrada. Se encontraba sentada entre dos raíces torcidas y viejas, ya casi desprendidas de la tierra y con rastros de musgo en la corteza baja. Intentaba distraerse en algo, aquello le resultaba muy aburrido. Había oído historias de Camelot, de sus caballeros, de sus luchas, caídas y batallas, pero era la primera vez que visitaba el lugar, y no había sido muy bien recibida. Siempre pensó que sería hermosa, llena de estandartes y caballeros de brillante armadura. Pero lo máximo que había conseguido ver eran los prostíbulos que se arremolinaban en torno a la muralla para satisfacer a los soldados de guardia y los borrachos tirados en los callejones. Quizá eso la pasaba por ir de noche, justo cuando el toque de queda mandaba cerrar el pesado portón a sus espaldas. Respiró hondo y empezó a arrancar briznas de hierba del suelo, apoyando la cabeza en el árbol y cerrando los ojos para soñar despierta. Soñar con lobos grises que corrían por un campo de invierno.
Nymeria- Duque
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Miika Korppi
Se vestía con más ropa en verano que en invierno. El sol abrasaba su piel blanca y le levantaban ampollas que luego terminaban en úlceras demasiado dolorosas. Incluso solía llevar puesta la capucha si caminaba fuera de la ciudad, donde la sombra no le permitiera un poco de defensa. Y de esa guisa buscaba algunas hierbas esa mañana. Había gastado el poco dinero que tenía en algunas compras la tarde anterior, pero aun faltaban algunas cosas, cosas que tendría que buscar bajo el implacable sol si no se daba prisa.
Al menos tenía una ligera idea de donde encontrarlas, pero aun así, y por temprano que pudiera haber salido, tendría que soportar durante un tiempo más que eterno estar bajo los rayos del sol. Caminaba deprisa, con la vista en el suelo hasta que llegó al árbol a cuyos pies crecía la hierbaluisa que buscaba. Pero había alguien allí y con eso no contaba. Se quedo inmóvil, mirando a la muchacha con la cabeza ladeada. Dio un par de pasos a la izquierda, luego a la derecha y concluyó que no podría acceder a la hierba si no hacía que se levantara.
-Necesito lo que está debajo de tí.
Al menos tenía una ligera idea de donde encontrarlas, pero aun así, y por temprano que pudiera haber salido, tendría que soportar durante un tiempo más que eterno estar bajo los rayos del sol. Caminaba deprisa, con la vista en el suelo hasta que llegó al árbol a cuyos pies crecía la hierbaluisa que buscaba. Pero había alguien allí y con eso no contaba. Se quedo inmóvil, mirando a la muchacha con la cabeza ladeada. Dio un par de pasos a la izquierda, luego a la derecha y concluyó que no podría acceder a la hierba si no hacía que se levantara.
-Necesito lo que está debajo de tí.
No se le ocurría nada más que decir. Al fin y al cabo, así era Miika, de pocas palabras y de actos extraños.
Re: Sangre de invierno.
Abrió los ojos de golpe, quizá algo sorprendida y observó a la mujer con cautela. Sus sueños se habían adentrado demasiado y casi se había quedado dormida allí, era estúpida, cualquier desliz podía acabar con su vida. Años de entrenamiento perdidos por sus fantasías.
¿Cómo?
El marmóreo ceño de la joven se frunció sobre sus ojos grises azulados, enormes, quizá demasiado inteligentes para la edad que tenía. Había escuchado algo, pero su mente seguía algo nublada. Un rayo directo del Sol a su cara la hizo apartarse de repente con dolor en los ojos, deslumbrada. Estaba de pie ahora, a un lado, frotándose los ojos.
No oí que dijiste....
¿Cómo?
El marmóreo ceño de la joven se frunció sobre sus ojos grises azulados, enormes, quizá demasiado inteligentes para la edad que tenía. Había escuchado algo, pero su mente seguía algo nublada. Un rayo directo del Sol a su cara la hizo apartarse de repente con dolor en los ojos, deslumbrada. Estaba de pie ahora, a un lado, frotándose los ojos.
No oí que dijiste....
Nymeria- Duque
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Miika Korppi
Miika señalo el suelo sobre el que hasta hacía unos segundos se sentaba la muchacha.
-Ahí, debajo de ti. Te has sentado encima de algo que necesito.
Movió estúpidamente las manos sin saber muy bien donde tenía que ponerlas. Se tocó la cabeza , cruzó los brazos varias veces y se rascó la muñeca izquierda. Finalmente optó por dejarlas a los lados del cuerpo, aunque volvió a ladearse un poco como si con ello, pudiera pedir a las cosas que tuvieran vida propia o algo así y llegaran solas a sus manos. La mente de Miika siempre se coordinaba de forma extraña con la realidad. A decir verdad, tenía una realidad diferente.
Tampoco tenía claro si acercarse a coger la hierbaluisa o esperar a que la extraña marchara y cogerla después. Ya se estaba creando un verdadero dilema y era temprano. Mejor coger lo que necesitaba y marchar. Sacó su pequeña hoz y cortó con cuidado lo poco que podía salvarse después de haber servido de cojín.
-Si te hubieras sentado un poco más allá...
El pobre Miika se lamentaba casi para si.
-Ahí, debajo de ti. Te has sentado encima de algo que necesito.
Movió estúpidamente las manos sin saber muy bien donde tenía que ponerlas. Se tocó la cabeza , cruzó los brazos varias veces y se rascó la muñeca izquierda. Finalmente optó por dejarlas a los lados del cuerpo, aunque volvió a ladearse un poco como si con ello, pudiera pedir a las cosas que tuvieran vida propia o algo así y llegaran solas a sus manos. La mente de Miika siempre se coordinaba de forma extraña con la realidad. A decir verdad, tenía una realidad diferente.
Tampoco tenía claro si acercarse a coger la hierbaluisa o esperar a que la extraña marchara y cogerla después. Ya se estaba creando un verdadero dilema y era temprano. Mejor coger lo que necesitaba y marchar. Sacó su pequeña hoz y cortó con cuidado lo poco que podía salvarse después de haber servido de cojín.
-Si te hubieras sentado un poco más allá...
El pobre Miika se lamentaba casi para si.
Re: Sangre de invierno.
- Lo siento.
Murmuró casi en un murmullo, mirándolo desde un lado. Tenía una piel muy blanca, al contraste con su oscuro cabello ondulado, casi parecía la piel de un muerto. Sus ojos azules, invernales, se fijaban en cada uno de sus movimientos, como anotándolos. Para Skadi todo era un ciclo y las personas cada x tiempo realizaban los mismo movimientos constantemente, en una batalla eso era bueno, en momentos como aquel era incoherente hacerlo.
- No te oí llegar.
Era casi como desagradable esa frase, como si le culpara de que sus instintos hubieran fallado.
Murmuró casi en un murmullo, mirándolo desde un lado. Tenía una piel muy blanca, al contraste con su oscuro cabello ondulado, casi parecía la piel de un muerto. Sus ojos azules, invernales, se fijaban en cada uno de sus movimientos, como anotándolos. Para Skadi todo era un ciclo y las personas cada x tiempo realizaban los mismo movimientos constantemente, en una batalla eso era bueno, en momentos como aquel era incoherente hacerlo.
- No te oí llegar.
Era casi como desagradable esa frase, como si le culpara de que sus instintos hubieran fallado.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
-No pensaba que tenía que anunciarme.
Siguió con su tarea, mirando con el rabillo del ojo a la muchacha de cuando en cuando. Parecía que tuviera algún interés en lo que hacía, claro que también era lo único a lo que mirar.
-Es hierbaluisa, no es fácil de encontrar. Debes cortarla a ras de suelo, pero no arranques la planta o la próxima vez no estará aquí para segarla.
De no haber sido porque estaba haciendo algo que le gustaba y no le importaba compartir con otra persona, no hubiera dicho nada más. Pero cuando se trataba de preparar ungüentos, cortar hierbas o curar heridas, el mundo era completamente diferente. Mientras, siempre era gris, apagado y lo suficientemente ruidoso como para no prestarle atención. Guardó la hierba con el cuidado con el que alguien que valora lo que tiene entre las manos como muy importante, podría hacer y se levantó, colocando hacia atrás el morral. Ya se iba a despedir con algún cabeceo, quizá con nada, cuando escuchó ruido de cascos que se acercaban por el camino del Este. Seguramente la muchacha también lo habría escuchado, porque le pareció que giraba la cabeza en esa dirección. Pero Miika sabía que no era seguro, tal y como estaban las cosas, cruzarse con alguien cuyo ruido pudiera ser escuchado en la distancia. Y además de girar su cabeza se apresuró a agacharse y hacer señales a la chica para que le imitara.
Siguió con su tarea, mirando con el rabillo del ojo a la muchacha de cuando en cuando. Parecía que tuviera algún interés en lo que hacía, claro que también era lo único a lo que mirar.
-Es hierbaluisa, no es fácil de encontrar. Debes cortarla a ras de suelo, pero no arranques la planta o la próxima vez no estará aquí para segarla.
De no haber sido porque estaba haciendo algo que le gustaba y no le importaba compartir con otra persona, no hubiera dicho nada más. Pero cuando se trataba de preparar ungüentos, cortar hierbas o curar heridas, el mundo era completamente diferente. Mientras, siempre era gris, apagado y lo suficientemente ruidoso como para no prestarle atención. Guardó la hierba con el cuidado con el que alguien que valora lo que tiene entre las manos como muy importante, podría hacer y se levantó, colocando hacia atrás el morral. Ya se iba a despedir con algún cabeceo, quizá con nada, cuando escuchó ruido de cascos que se acercaban por el camino del Este. Seguramente la muchacha también lo habría escuchado, porque le pareció que giraba la cabeza en esa dirección. Pero Miika sabía que no era seguro, tal y como estaban las cosas, cruzarse con alguien cuyo ruido pudiera ser escuchado en la distancia. Y además de girar su cabeza se apresuró a agacharse y hacer señales a la chica para que le imitara.
Re: Sangre de invierno.
- Ohm...
Contestó simplemente, no era muy dada a hablar, desde haber llegado allí no había hablado apenas con nadie. Salvo con un hombre que resultó ser un lobo. Lo siguió observando durante un rato más, hasta que, antes de darse cuenta del sonido de los cascos, vió como el bosque se sumía en el silencio. Giró apenas la apenas y cuando la volvió, el joven muchacho ya se escondía y la indicaba que hiciera ella lo mismo. Con agilidad se subió a la rama del frondoso árbol y le tendió la mano, cogiéndolo de la camisa y subiéndolo de un tirón, apesar de sus brazos delgados. Con cuidado se deslizó ella hacia otra rama y, a través de las hojas, miró hacia el camino.
Contestó simplemente, no era muy dada a hablar, desde haber llegado allí no había hablado apenas con nadie. Salvo con un hombre que resultó ser un lobo. Lo siguió observando durante un rato más, hasta que, antes de darse cuenta del sonido de los cascos, vió como el bosque se sumía en el silencio. Giró apenas la apenas y cuando la volvió, el joven muchacho ya se escondía y la indicaba que hiciera ella lo mismo. Con agilidad se subió a la rama del frondoso árbol y le tendió la mano, cogiéndolo de la camisa y subiéndolo de un tirón, apesar de sus brazos delgados. Con cuidado se deslizó ella hacia otra rama y, a través de las hojas, miró hacia el camino.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
El sonido aumentaba al tiempo que aumentaba la frecuencia del corazón de Miika, que se sobaba el brazo que había arrastrado por la corteza del árbol en su repentina subida. Tenía la sensación de estar mascando un buche de sangre y comenzó a dolerle la mandíbula, estaba apretando los dientes con demasiada fuerza. Una nube de polvo apareció sobre la pequeña colina que encumbraba el camino, eso y el ruido como antesala , no hacían ni con mucho honor a lo que se acercaba. Al fin, de detrás de la colina surgió un grupo de jinetes encapuchados, veloces como el mismo diablo que con rumo a la ciudad, pasaron como un rayo cerca del árbol en el que se escondían. Daba la sensación de estar envueltos en un aura oscura que susurraba palabras extrañas. Aunque esto solo era a los ojos de Miika, que sentía verdadero terror por aquellas hordas que últimamente aparecían en la ciudad. Con las revueltas que se habían generado en los barrios bajos, se habían formado bandas que arrasaban con aldeas, granjas y pequeñas poblaciones y que manejaban los callejones de la ciudad de Camelot donde tenían sus pequeños "reinos" de dominación. Miika, había visto cómo actuaban, cómo conseguían lo que querían utilizando la fuerza. Si, les tenía miedo. Pero mientras siguiera haciendo lo que hacía, sin llamar su atención, y ayudándolos cuando le obligaban, no pasaría nada.
-Esa gente es peligrosa. Procura no cruzarte en su camino.
Se alejaban de ellos, seguidos por una nube de polvo que cubrió todo de un tono tostado. Pero Miika aun no quería bajar del árbol. Tenía que recuperar las fuerzas de las piernas antes de bajar o se rompería la crisma.
-Tu no eres de por aquí, ¿verdad?.-Dijo para que no se le notara demasiado que se hubiera mojado los pantalones si aquellos jinetes hubieran parado allí.
-Esa gente es peligrosa. Procura no cruzarte en su camino.
Se alejaban de ellos, seguidos por una nube de polvo que cubrió todo de un tono tostado. Pero Miika aun no quería bajar del árbol. Tenía que recuperar las fuerzas de las piernas antes de bajar o se rompería la crisma.
-Tu no eres de por aquí, ¿verdad?.-Dijo para que no se le notara demasiado que se hubiera mojado los pantalones si aquellos jinetes hubieran parado allí.
Re: Sangre de invierno.
Skadi observó pasar a los jinetes como si fuera un animal, echando el rostro hacia delante y aspirando el olor que emanaban, aunque apenas le dio tiempo, pues la rapidez los guiaba. En sigilo y sin contestar bajó de un salto al camino y miró las huellas, poniéndose de cuclillas y recogiendo algo de arena con los dedos, guardándola en una bolsita de cuero que colgó de su cintura y poniéndose de pie. No tardó en salir del camino. Los caminos son peligrosos.
- No.
Respondió cuando estaba debajo del árbol y alzó la mano por si quería que lo ayudara a bajar.
- Tu sí. O llevas tiempo aquí. Hueles a Camelot.
- No.
Respondió cuando estaba debajo del árbol y alzó la mano por si quería que lo ayudara a bajar.
- Tu sí. O llevas tiempo aquí. Hueles a Camelot.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Miika nego con la mano y saltó, pero salvo con las manos, era bastante torpe con el resto de su cuerpo. Así que cayó de lado de manera estúpida y cómica y se levantó de forma aun más cómica y estúpida. Daba igual, al fin y al cabo, siempre era así para Miika, era el resto de la gente la que lo veía raro. Se agarró un poco el capuchón que lo cubría y lo olió.
-Vaya, entonces Camelot debe oler a humo y naranja.- Se sacudió la ropa del polvo que había cogido y se quedó mirando a lo que hacía, a la bolsa de cuero que le colgaba y al resto de arena que se había quedado fuera, pegado al material. Sin duda debía tener un cometido todo aquello, pero no se atrevía a preguntar. Aquella muchacha, tenía pinta de saber defenderse si alguien como los jinetes se le hubiera puesto delante.
-Vaya, entonces Camelot debe oler a humo y naranja.- Se sacudió la ropa del polvo que había cogido y se quedó mirando a lo que hacía, a la bolsa de cuero que le colgaba y al resto de arena que se había quedado fuera, pegado al material. Sin duda debía tener un cometido todo aquello, pero no se atrevía a preguntar. Aquella muchacha, tenía pinta de saber defenderse si alguien como los jinetes se le hubiera puesto delante.
Re: Sangre de invierno.
- Skadi.
Se presentó, inclinando un poco la cabeza y volviéndolo a mirar.
- ¿Y tú? ¿Eres chica o eres chico?
Lo miraba de arriba abajo, parecía un niño. Pero a ella de pequeña siempre la habían confundido con un varón y quizá tenía menos edad de la que aparentaba. Cuando captó que miraba su bolsa de cuero puso la mano sobre ella, cubriéndola, de forma que cortara el contacto visual.
- Deberías de saber controlar tu rostro, puede jugarte malas pasadas si estás junto a alguien que sabe leerlo.
Se presentó, inclinando un poco la cabeza y volviéndolo a mirar.
- ¿Y tú? ¿Eres chica o eres chico?
Lo miraba de arriba abajo, parecía un niño. Pero a ella de pequeña siempre la habían confundido con un varón y quizá tenía menos edad de la que aparentaba. Cuando captó que miraba su bolsa de cuero puso la mano sobre ella, cubriéndola, de forma que cortara el contacto visual.
- Deberías de saber controlar tu rostro, puede jugarte malas pasadas si estás junto a alguien que sabe leerlo.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Aquella pregunta no se la habían hecho nunca. Nadie había puesto en duda que era Miika y no Marja, de hecho había tenido que hacer un esfuerzo por recorar su nombre. llevaba el pelo corto, se vestía como un muchacho y actiaba como tal. En cierta forma, Miika estaba allí, en su cuerpo y con el tiempo, las dos personas se había convertido en una realmente.
-Yo soy Miika Ukko, y soy un chico, salta a la vista.-Argumentó alzando los brazos a los lados en señal de obviedad. Pero lo dijo mirando al suelo. Cuando la volvio a mirar de reojo, comprobó que Skadi cubría la bolsa con las manos. Ahora si que veía interesante hacer hincapié en ellos y así desviar cualquier alusión a su sexo.
-¿Por qué guardas arena, Skadi?
En verdad sentía curiosidad, cualquier cosa podría servirle para algo y eso era algo que tenía un gran valor.
-Yo soy Miika Ukko, y soy un chico, salta a la vista.-Argumentó alzando los brazos a los lados en señal de obviedad. Pero lo dijo mirando al suelo. Cuando la volvio a mirar de reojo, comprobó que Skadi cubría la bolsa con las manos. Ahora si que veía interesante hacer hincapié en ellos y así desviar cualquier alusión a su sexo.
-¿Por qué guardas arena, Skadi?
En verdad sentía curiosidad, cualquier cosa podría servirle para algo y eso era algo que tenía un gran valor.
Re: Sangre de invierno.
- Por la misma razón que tu te disfrazas.
Soltó la bolsa, había hecho mal en cubrirla, así llamaba más la atención sobre ella. El muchacho ocultaba algo, podía verlo, pero no sabía qué. Quizá solo el bosque le estaba jugando una mala pasada, eran malos tiempos, tiempos oscuros, y podía ser cualquier otra cosa.
- Encantada, Miika, chico.
Soltó la bolsa, había hecho mal en cubrirla, así llamaba más la atención sobre ella. El muchacho ocultaba algo, podía verlo, pero no sabía qué. Quizá solo el bosque le estaba jugando una mala pasada, eran malos tiempos, tiempos oscuros, y podía ser cualquier otra cosa.
- Encantada, Miika, chico.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Aquella respuesta no le satisfacía la curiosidad y la única manera de conseguirlo, sería permanecer con ella durante más tiempo.
-Podrías venir conmigo a la ciudad. Yo se moverme por allí, incluso puedo decirte donde hospedarte o encontrar algún trabajo. Eso si, no tengo contactos muy poderosos para que sean suficientemente lucrativos, pero te darán de comer.
Esperaba que Skadi no tuviera ya trabajo o lugar donde hospedarse, porque eso no le beneficiaría en su intento por saber más sobre ella y lo que hacía con la arena. Había oído que con arena se podían curar algunas cosas. Había quien la mezclaba con vino para calmar los ardores de estómago, incluso para prevenir las lombrices. Pero tenía que haber más usos, estaba seguro de ello y si algo caracterizaba a Miika, era la necesidad por aprender a usar lo que tenía a su alrededor para su trabajo.
-¿Que te parece?
-Podrías venir conmigo a la ciudad. Yo se moverme por allí, incluso puedo decirte donde hospedarte o encontrar algún trabajo. Eso si, no tengo contactos muy poderosos para que sean suficientemente lucrativos, pero te darán de comer.
Esperaba que Skadi no tuviera ya trabajo o lugar donde hospedarse, porque eso no le beneficiaría en su intento por saber más sobre ella y lo que hacía con la arena. Había oído que con arena se podían curar algunas cosas. Había quien la mezclaba con vino para calmar los ardores de estómago, incluso para prevenir las lombrices. Pero tenía que haber más usos, estaba seguro de ello y si algo caracterizaba a Miika, era la necesidad por aprender a usar lo que tenía a su alrededor para su trabajo.
-¿Que te parece?
Re: Sangre de invierno.
Escuchó con atención, sin apartar sus ojos invernales, fríos, de los suyos. Movió la boca como si mascara algo y luego miró hacia los lados, centrándose de nuevo en él cuando terminó de hablar.
- Conozco la ciudad, llevo unos días deambulando por ella.- se tocó la frente con dos dedos, dando golpecitos.- Tengo las calles ya grabadas y el sitio para dormir no lo necesito. Apenas duermo y cuando lo hago no es precisamente dentro de muros de piedra de donde no se puede escapar. El trabajo... ahora no necesito dinero, y si lo necesito... puedo robarlo. Pero gracias.
Se llevó la mano derecha al pecho, en gesto de agradecimiento, un gesto puramente bárbaro. En la piel desnuda, había marcas de quemaduras, muy leves, pero allí estaban.
- ¿Tienes familia, Mikka chico?
- Conozco la ciudad, llevo unos días deambulando por ella.- se tocó la frente con dos dedos, dando golpecitos.- Tengo las calles ya grabadas y el sitio para dormir no lo necesito. Apenas duermo y cuando lo hago no es precisamente dentro de muros de piedra de donde no se puede escapar. El trabajo... ahora no necesito dinero, y si lo necesito... puedo robarlo. Pero gracias.
Se llevó la mano derecha al pecho, en gesto de agradecimiento, un gesto puramente bárbaro. En la piel desnuda, había marcas de quemaduras, muy leves, pero allí estaban.
- ¿Tienes familia, Mikka chico?
Nymeria- Duque
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Fecha de inscripción : 22/05/2010
Re: Sangre de invierno.
Miika sintió un pequeño déjà-vu en aquel instante. ¿Tienes familia Miika? Si, era algo que le había preguntado muchas veces desde que saliera de su pequeña casa perdida en la nieve de un bosque eterno al norte de Rovaniemin. Con el tiempo y al ir creciendo, la pregunta se repetía menos, ya no era un niño solo buscando un maestro que le acogiera como aprendiz de cirujano barero. Y la respuesta era siempre la misma.
-No, estoy completamente solo. Supongo que conmigo se termina la insulsa saga de los Häkkinen. No importa, cada cosa empieza y termina, unas veces antes, otras después.
Se separó de Skadi y apoyó la espalda contra el árbol, mirando hacia algún punto perdido duante algunos segundos.
-¿Tu tienes familia?
-No, estoy completamente solo. Supongo que conmigo se termina la insulsa saga de los Häkkinen. No importa, cada cosa empieza y termina, unas veces antes, otras después.
Se separó de Skadi y apoyó la espalda contra el árbol, mirando hacia algún punto perdido duante algunos segundos.
-¿Tu tienes familia?
Re: Sangre de invierno.
- No, estoy completamente sola. Supongo que conmigo termina la insulsa saga de los... ¿Qué importa?
Dibujó una leve sonrisa en sus labios y siguió observándole.
- Has dejado de observarme, es extraño. Acabas de conocerme, no sabes quien soy, y mi aspecto no es exactamente el de una buena chica. Pero me pierdes el contacto visual.
Dibujó una leve sonrisa en sus labios y siguió observándole.
- Has dejado de observarme, es extraño. Acabas de conocerme, no sabes quien soy, y mi aspecto no es exactamente el de una buena chica. Pero me pierdes el contacto visual.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
- No me acostumbro a estar con gente. Y si tiene que pasarme algo en tus manos, supongo que no puedo hacer gran cosa, solo salir corriendo y confiar en que mis piernas serán más rápidas que tú o tus armas. Tampoco sería la primera vez que tuviera que salir corriendo para salvar la vida. Como ves, no soy precisamente un paladín valiente, solo un aprendiz de cirujano barbero.
Levantó la vista de medio lado,e hizo una mueca para indicar algo así como " es lo que hay".
-Tú no tienes pinta de salir corriendo de las situaciones. ¿Qué haces para ganarte la vida, o para mantenerla intacta?
Levantó la vista de medio lado,e hizo una mueca para indicar algo así como " es lo que hay".
-Tú no tienes pinta de salir corriendo de las situaciones. ¿Qué haces para ganarte la vida, o para mantenerla intacta?
Todo parecía volver a la normalidad. La capa de polvo que habían levantado los jinetes al pasar, parecía ya cosa de un pasado reciente y el silencio que había precedido al paso a galope, se había disipado con el ruido del campo.
Re: Sangre de invierno.
-Alguien me enseñó a luchar cuando era pequeña.
Dijo simplemente, aunque a simple vista no parecía llevar armas. Sus ropas ajustadas de cuero marcaban sus formas ya de mujer, aunque siguiera siendo solo una niña. Se posó las manos en las cadera y, al estirar así el peto de cuero negro, se pudo adivinar la forma de un puñal en su costado, y otros dos en sus muslos.
- Las armas es mejor no mostrarlas, el enemigo te subestima y eso es lo peor que puede hacer. Tú también podrías, eres un chico algo atractivo. Yo uso mi cuerpo como mi mejor arma.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
-Me temo que el uso que le diera a mi cuerpo para ganarme la vida, me reportaría más penas que alegrías. Ya he assitido a muchos y a muchas que optaron por esa opción y te aseguro que no me gustan las cicatrices que dejan ciertas labores. Yo me gano la vida curando, o al menos eso intento. Porque suelo asistir a personas con pocos recursos y eso no me reporta grandes beneficios económicos. Pero se compensa con los réditos de aprendizaje que me dispensan. Quizá algún día tú necesites de mi ayuda, aunque espero que eso no tenga que suceder.
Observó el sol que parecía cubrirse con alguna nube. Y esas cosas siempre le reportaban cierta felicidad estúpida y fugaz.
-Me dirijo a la ciudad y parece buen momento para caminar. La verdad es que el sol no me trata muy bien.
Observó el sol que parecía cubrirse con alguna nube. Y esas cosas siempre le reportaban cierta felicidad estúpida y fugaz.
-Me dirijo a la ciudad y parece buen momento para caminar. La verdad es que el sol no me trata muy bien.
Re: Sangre de invierno.
- Curandero, eh. Eso siempre viene bien para personas como yo. Sé curar mis propias heridas, aunque hay ciertas que nunca se me dieron bien.
La joven también dibujó una sonrisa cuando el Sol se medió oculto.
- ¿No te gusta el Sol ? Yo lo aborrezco, me agobia. Del lugar donde vengo apenas salía el Sol, ya fuera por los árboles que nos cubrían y por el lejano norte donde me encontraba. Si vas a ir a la ciudad puedo acompañarte, no vayas a cruzarte con... esos, por el camino.
Removió la bolsita con tierra mientras los mencionaba.
La joven también dibujó una sonrisa cuando el Sol se medió oculto.
- ¿No te gusta el Sol ? Yo lo aborrezco, me agobia. Del lugar donde vengo apenas salía el Sol, ya fuera por los árboles que nos cubrían y por el lejano norte donde me encontraba. Si vas a ir a la ciudad puedo acompañarte, no vayas a cruzarte con... esos, por el camino.
Removió la bolsita con tierra mientras los mencionaba.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
La idea de tener a Skadi cerca si hubiera problemas, era algo que le entusiasmaba, así que asintió con rapidez.
-El sol me trata mal. De donde yo vengo, apenas brilla; ilumina y no todos los días. Me daña los ojos, me quema la piel, no le caigo bien. Confieso que la nieve me gusta bastante más. Además aquí los inviernos no son tan crudos. Salvo por esas cosas, Camelot no deja de ser una ciudad como otra cualquiera, traicionera e ingrata.
Miró muy, pero que muy bien el camino y decidió mejor evitarlo para llegar a la ciudad. No es que no sintiera seguridad con Skadi al lado, pero quien evita el peligro, evita el daño. Se mantuvo en silencio bastante tramo del camino, ya había hablado más que durante todo el mes anterior. Quizá por esas cosas, nunca había perdido ese acento extraño, propio del que no practica mucho la lengua que aprende, aunque el escucharla le dispusiera para realizar largos discursos con multitud de términos aprendidos durante sus largos silencios. Cuando casi llegaban preguntó.
-¿Cual es tu tierra que tanto se parece a la mía?
-El sol me trata mal. De donde yo vengo, apenas brilla; ilumina y no todos los días. Me daña los ojos, me quema la piel, no le caigo bien. Confieso que la nieve me gusta bastante más. Además aquí los inviernos no son tan crudos. Salvo por esas cosas, Camelot no deja de ser una ciudad como otra cualquiera, traicionera e ingrata.
Miró muy, pero que muy bien el camino y decidió mejor evitarlo para llegar a la ciudad. No es que no sintiera seguridad con Skadi al lado, pero quien evita el peligro, evita el daño. Se mantuvo en silencio bastante tramo del camino, ya había hablado más que durante todo el mes anterior. Quizá por esas cosas, nunca había perdido ese acento extraño, propio del que no practica mucho la lengua que aprende, aunque el escucharla le dispusiera para realizar largos discursos con multitud de términos aprendidos durante sus largos silencios. Cuando casi llegaban preguntó.
-¿Cual es tu tierra que tanto se parece a la mía?
Re: Sangre de invierno.
Se mantuvo también callada gran parte del camino, cuando llegaban se detuvo y se inclinó, sacando otra bolsita y guardando algo de grabilla del camino, se puso de pie ágilmente y lo observó mientras volvía a andar a su lado. Se movía de forma extraña, como un animal en un territorio que no es suyo y donde no reconoce olor alguno.
- Olvidé el nombre de mi hogar hace mucho tiempo, lo dejé con diez años, quizá menos, no lo recuerdo. Apenas recuerdo nada. Me crié en bosques nevados, no solía entrar mucha gente, asique tampoco tuve mucho contacto humano. Supuestamente, los asustaban los druidas que allí moraban.
- Olvidé el nombre de mi hogar hace mucho tiempo, lo dejé con diez años, quizá menos, no lo recuerdo. Apenas recuerdo nada. Me crié en bosques nevados, no solía entrar mucha gente, asique tampoco tuve mucho contacto humano. Supuestamente, los asustaban los druidas que allí moraban.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
-Si, algunos druídas pueden ser realmente peligrosos.-concluyó recordando al curandero de tres al cuarto que le había arruinado la vida muchos años antes.
-Yo vivía al norte de Rovaniemi. Escarbaras por donde escarbaras, sólo había hielo. De hecho, en mi infancia pensaba que solo existía el hielo. Luego me enteré que el mundo no era de hielo.- rió levemente.
Las puertas de Camelot siempre eran un bullicio de gentes que entraban y salían constantemente hasta que al anochecer se cerraban. Quizá por eso, la necesidad de estar continuamente cruzando, hacía que aquellos lugares de la ciudad, cercanos a las puertas, fueran puro movimiento. Tuvieron que esquivar algunos carros que sentían la prioridad en sus maderas por encima de cualquier cosa. También a mercaderes que procuraban que nadie tocara sus mercancías a base de latigazos o bastonazos. Si, sin duda aquella puerta Oeste, era una de las más conflictivas por su cercanía a los barrios más humildes.
-Yo voy a comer a una posada donde me deben un pago. Quizá quieras venir.
-Yo vivía al norte de Rovaniemi. Escarbaras por donde escarbaras, sólo había hielo. De hecho, en mi infancia pensaba que solo existía el hielo. Luego me enteré que el mundo no era de hielo.- rió levemente.
Las puertas de Camelot siempre eran un bullicio de gentes que entraban y salían constantemente hasta que al anochecer se cerraban. Quizá por eso, la necesidad de estar continuamente cruzando, hacía que aquellos lugares de la ciudad, cercanos a las puertas, fueran puro movimiento. Tuvieron que esquivar algunos carros que sentían la prioridad en sus maderas por encima de cualquier cosa. También a mercaderes que procuraban que nadie tocara sus mercancías a base de latigazos o bastonazos. Si, sin duda aquella puerta Oeste, era una de las más conflictivas por su cercanía a los barrios más humildes.
-Yo voy a comer a una posada donde me deben un pago. Quizá quieras venir.
Re: Sangre de invierno.
Sonrió ante aquella inocencia, "... que el mundo no era solo de hielo". Y siguió caminando en silencio hasta que llegaron al portón, notó las miradas de los guardias, siempre atentos y vigilando, la primera vez que llegó tuvo que romperle la nariz a uno para que la soltara la cintura, aquellos parecían más apaciguados. Se cruzaron con gente de todo tipo, se apartaba de vez en cuando, pero cuando un grupo de mercenarios pasó junto a ellos no lo hizo y aquello la provocó un dolor de hombros al chocarse con uno de ellos. Un hombre de rostro astuto y con un parche en el ojo izquierdo que giró el rostro hacia ellos con un gruñido.
- Lo siento...- musitó asustada y siguió andando. Pero tenía una nueva bolsa de monedas de oro en una mano. - Claro, vayamos a comer algo. Acabo de cobrar.
- Lo siento...- musitó asustada y siguió andando. Pero tenía una nueva bolsa de monedas de oro en una mano. - Claro, vayamos a comer algo. Acabo de cobrar.
Nymeria- Duque
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