Sangre de invierno.
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Re: Sangre de invierno.
Por los dioses de la tundra, ese tipo no le infundía ninguna confianza. Aunque la verdad es que nadie se la infundía. Bajó la cabeza y le miró de soslayo.
-Yo..yo soy Miika.-Acertó a decir, entre carraspeos, sin intentar conversar mucho más. Skadi se encargaría de los pormenores del encuentro. De todos modos, tampoco le salían las palabras, tenía que pensarlas antes y su mente estaba en otra, en lo que le había dicho Skadi, que ya contaban con un cuerpo. Ésa era su prioridad y estaba visualizando el instrumental que utilizaría para trabajar, con lo que no podía dedicarse a parecer normal en una conversación. ¿El novio de Skadi? que idiotez.
Dio un par de pasos hacia atrás.
-Yo..yo soy Miika.-Acertó a decir, entre carraspeos, sin intentar conversar mucho más. Skadi se encargaría de los pormenores del encuentro. De todos modos, tampoco le salían las palabras, tenía que pensarlas antes y su mente estaba en otra, en lo que le había dicho Skadi, que ya contaban con un cuerpo. Ésa era su prioridad y estaba visualizando el instrumental que utilizaría para trabajar, con lo que no podía dedicarse a parecer normal en una conversación. ¿El novio de Skadi? que idiotez.
Dio un par de pasos hacia atrás.
Re: Sangre de invierno.
- ¿Eres idiota? Es el médico del que te hablé.
Empujó a Ildaron suavemente a un lado y le hizo un gesto con la cabeza a Miika para que entrara en el callejón.
- Ildaron, coge el cuerpo, ayer también lo cogiste vivo y no te contagió. Asique lo haces tu. Nosotros te seguiremos de cerca. Hay que buscar una casa abandonada o cualquier cosa, pero que no esté abandonada por la enfermedad, solo deshabitada desde hace bastante tiempo. No quiero que me salgan granos.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Claro que sí, si tiene que morir alguien que sea yo primero ¿eh? Miró con asco el cadáver, que al estar enfermo parecía estar descomponiéndose más deprisa incluso y lo tocó con la punta de la bota, notándolo blando y repugnante.
¿De verdad me odias tanto como para hacerme cargar con eso al hombro? Maldijo envolviendo al cadáver con una mugrienta capa arrollada y abandonada en el suelo y cogiéndolo, la cara de asco que el curtido mercenario ponía lo decía todo.
La siguiente armadura que me voy a tener que comprar tras quemar esta, me la vas a pagar tú dijo mirando a Skadi.
¿De verdad me odias tanto como para hacerme cargar con eso al hombro? Maldijo envolviendo al cadáver con una mugrienta capa arrollada y abandonada en el suelo y cogiéndolo, la cara de asco que el curtido mercenario ponía lo decía todo.
La siguiente armadura que me voy a tener que comprar tras quemar esta, me la vas a pagar tú dijo mirando a Skadi.
Ildaron- Duque
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Fecha de inscripción : 25/08/2010
Re: Sangre de invierno.
-Yo...ejem, yo puedo ayudarte. Puedo ayudarte, ya me expuse y no me contagié, deja...deja que te ayude.
Miika no ofrecía mucha confianza si de la fuerza se trataba, al menos a los ojos de cualquiera. Sin embargo, tenía un secreto, sabía cómo utilizar la fuerza con la que contaba. Combinaba el trabajo de los grupos musculares de manera que lo que tenía que conseguir con los brazos, lo conseguía añadiendo la fuerza de las piernas o del abdomen. Era un truco que se le había ocurrido tras años de observar el cuerpo humano. Así que cuando sostuvo al cadáver por lo que deberían ser las piernas bajo el improvisado envoltorio, lo levantó sin mucho esfuerzo.
-Más...más adelante hay un antiguo molino. Lleva algunos años abandonado, solo sirve de refugio a mendigos y ya ni eso. Podemos ir allí.
No miraba a ninguno mientras hablaba, más bien arrastraba la mirada por el suelo. Se sentía fuera de lugar, sin saber muy bien que más decir o cómo comportarse. Así que calló y esperó a que Ildaron comenzara a caminar con su parte de cadáver . El lugar parecía desierto, pero eso nunca era seguro. En cualquier momento podía aparecer alguien y quien sabía si en lugar de seguir su camino, tenía interés en ellos. O denunciaba su comportamiento a la guardia y acababan en el sanatorio, en una celda fría y oscura, con agua pendiendo de alguna parte en interminables gotas. Porque en ese momento, no había tiempo para juzgar, no en una ciudad conmocionada por los acontecimientos. El camino más rápido sería declararles locos y a fin de cuentas ¿quienes sino locos cargarían con un contagiado, para llevarlo a un molino y abrirlo en canal? Miika casi podía imaginarse la escena con todo detalle. Las rejas, la humedad, los gritos. Sintió un escalofrío que se dejó ver con un temblor rápido.
Miika no ofrecía mucha confianza si de la fuerza se trataba, al menos a los ojos de cualquiera. Sin embargo, tenía un secreto, sabía cómo utilizar la fuerza con la que contaba. Combinaba el trabajo de los grupos musculares de manera que lo que tenía que conseguir con los brazos, lo conseguía añadiendo la fuerza de las piernas o del abdomen. Era un truco que se le había ocurrido tras años de observar el cuerpo humano. Así que cuando sostuvo al cadáver por lo que deberían ser las piernas bajo el improvisado envoltorio, lo levantó sin mucho esfuerzo.
-Más...más adelante hay un antiguo molino. Lleva algunos años abandonado, solo sirve de refugio a mendigos y ya ni eso. Podemos ir allí.
No miraba a ninguno mientras hablaba, más bien arrastraba la mirada por el suelo. Se sentía fuera de lugar, sin saber muy bien que más decir o cómo comportarse. Así que calló y esperó a que Ildaron comenzara a caminar con su parte de cadáver . El lugar parecía desierto, pero eso nunca era seguro. En cualquier momento podía aparecer alguien y quien sabía si en lugar de seguir su camino, tenía interés en ellos. O denunciaba su comportamiento a la guardia y acababan en el sanatorio, en una celda fría y oscura, con agua pendiendo de alguna parte en interminables gotas. Porque en ese momento, no había tiempo para juzgar, no en una ciudad conmocionada por los acontecimientos. El camino más rápido sería declararles locos y a fin de cuentas ¿quienes sino locos cargarían con un contagiado, para llevarlo a un molino y abrirlo en canal? Miika casi podía imaginarse la escena con todo detalle. Las rejas, la humedad, los gritos. Sintió un escalofrío que se dejó ver con un temblor rápido.
Re: Sangre de invierno.
- ¿Has visto que listo es?
Miró a Ildaron de reojo, refiriéndose a Miika en cuanto mencionó el Molino.
- Bien, ir para allá. Yo vacío la calle.
Skadi sonrió levemente y corrió hacia la dirección en la que el joven médico había indicado que irían hacia el lugar desierto. En poco se oyeron sus gritos advirtiendo de la peste y tosiendo, como si ella misma estuviera enferma. No había mucha gente en la calle, y los pocos mendigos que se encontraban allí pidiendo decidieron irse deprisa, cogiendo las pocas monedas que habían recogido ese día.
Miró a Ildaron de reojo, refiriéndose a Miika en cuanto mencionó el Molino.
- Bien, ir para allá. Yo vacío la calle.
Skadi sonrió levemente y corrió hacia la dirección en la que el joven médico había indicado que irían hacia el lugar desierto. En poco se oyeron sus gritos advirtiendo de la peste y tosiendo, como si ella misma estuviera enferma. No había mucha gente en la calle, y los pocos mendigos que se encontraban allí pidiendo decidieron irse deprisa, cogiendo las pocas monedas que habían recogido ese día.
Nymeria- Duque
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Localización : Asgaard
Fecha de inscripción : 22/05/2010
Re: Sangre de invierno.
Ildaron cargaba con la parte de la cabeza del cadáver, sujetándolo por los hombros. Observó de soslayo al muchacho que cargaba como el las piernas y no parecía tener una gran robustez, aquello no estaba mal, bajo su punto de vista, así serviría de algo, él también sabía abrir hombres en canal...
¿El molino está fuera de las murallas no? preguntó mientras miraba hacia delante, escuchando a Skadi fingir que estaba enferma, un mal pensamiento le estremeció. ¿Y si Skadi llegaba a enfermar también? ¿Y si él se contagiaba y se lo pegaba al dormir con ella?. No creía que estuviese contagiado o al menos su piel no daba indicios de aquello. Con un bufido de asco por el cadáver alejó de su mente esos pensamientos y siguió andando con soltura al tener el peso repartido. El rostro del cadáver se descubrió por una corriente de aire que retiró la capa y luchó por contener una arcada al verlo. Era un rostro demacrado y negruzco, con textura viscosa.
Joder...que haya quedado para esto...maldita sea. Maldijo malhumorado al verse en aquella situaciones. Pero todo fuera por ayudar a Skadi.
¿El molino está fuera de las murallas no? preguntó mientras miraba hacia delante, escuchando a Skadi fingir que estaba enferma, un mal pensamiento le estremeció. ¿Y si Skadi llegaba a enfermar también? ¿Y si él se contagiaba y se lo pegaba al dormir con ella?. No creía que estuviese contagiado o al menos su piel no daba indicios de aquello. Con un bufido de asco por el cadáver alejó de su mente esos pensamientos y siguió andando con soltura al tener el peso repartido. El rostro del cadáver se descubrió por una corriente de aire que retiró la capa y luchó por contener una arcada al verlo. Era un rostro demacrado y negruzco, con textura viscosa.
Joder...que haya quedado para esto...maldita sea. Maldijo malhumorado al verse en aquella situaciones. Pero todo fuera por ayudar a Skadi.
Ildaron- Duque
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Re: Sangre de invierno.
-No, es un molino antiguo, con el tiempo quedó dentro del recinto amurallado nuevo. El perímetro del puerto está cerrado a cal y canto, es una suerte que hayas encontrado a este tipo fuera.
La verdad es que más que una suerte parecía un milagro. El perímetro de seguridad del puerto, como lo llamaban, estaba bien custodiado. No dejaban salir a nadie de allí y los que daban muestras de enfermedad, eran "invitados" a pasar el tiempo que les quedara allí dentro. La corona no quería que aquello se descontrolara más de lo que ya estaba. Claro que Miika tenía sus propios recursos para entrar y salir si quisiera.
Skadi seguía abriendo paso, seguramente pasaban por voluntarios que controlaran a la población enferma. Sus pasos les llevaban cerca del puerto, con lo que las sospechas podían ser menores en ese aspecto. El sanatorio, de todos modos, no dejaba de darle vueltas en la cabeza.
-A la derecha Skadi.- alertó a la muchacha que les iba por delante para que torciera por el siguiente callejón, desviándose notablemente de su supuesta trayectoria al puerto. Al hacerlo, el viejo molino se mostraba quejumbroso al final de lo que parecía una antigua calle dedicada al paso del trigo que se molía en él.Apenas tenía algo parecido a una puerta, pero ya se apañarían para cerrar como fuera aquella entrada y encontrar cierta intimidad allí dentro.
La verdad es que más que una suerte parecía un milagro. El perímetro de seguridad del puerto, como lo llamaban, estaba bien custodiado. No dejaban salir a nadie de allí y los que daban muestras de enfermedad, eran "invitados" a pasar el tiempo que les quedara allí dentro. La corona no quería que aquello se descontrolara más de lo que ya estaba. Claro que Miika tenía sus propios recursos para entrar y salir si quisiera.
Skadi seguía abriendo paso, seguramente pasaban por voluntarios que controlaran a la población enferma. Sus pasos les llevaban cerca del puerto, con lo que las sospechas podían ser menores en ese aspecto. El sanatorio, de todos modos, no dejaba de darle vueltas en la cabeza.
-A la derecha Skadi.- alertó a la muchacha que les iba por delante para que torciera por el siguiente callejón, desviándose notablemente de su supuesta trayectoria al puerto. Al hacerlo, el viejo molino se mostraba quejumbroso al final de lo que parecía una antigua calle dedicada al paso del trigo que se molía en él.Apenas tenía algo parecido a una puerta, pero ya se apañarían para cerrar como fuera aquella entrada y encontrar cierta intimidad allí dentro.
Re: Sangre de invierno.
Skadi asintió y fue siguiendo las palabras de Miika hasta encontrar el molino, bueno... había dormido en sitios peores. Con la mano apartó los restos de la puerta y los dejó pasar despacio. Mirando ella hacia los lados, nadie había por allí, quizá todo estaba saliendo bien. Una vez dentro, apartó de un manotazo los restos de objetos que había sobre una mesa.
- ¿Lo ponemos ahí?
Dijo mientras buscaba algo con ansiedad para tapar la puerta.
- ¿Lo ponemos ahí?
Dijo mientras buscaba algo con ansiedad para tapar la puerta.
Nymeria- Duque
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Localización : Asgaard
Fecha de inscripción : 22/05/2010
Re: Sangre de invierno.
Y por qué no, total, está todo igual de sucio. Dijo Ildaron mientras dejaba su lado del cadáver sobre la mesa, que crujió bajo su peso, vieja y posiblemente frágil. Miró a su alrededor, quedaban restos de sacos roídos por las ratas y el tiempo y por el techo se colaban rayos de sol a través de unas tablas astilladas y resquebrajadas. Carraspeó. Al apartar Skadi las cosas de la mesa se levantó bastante polvo y miró hacia la puerta, encontrando al lado tablas de lo que un día fuera un carro de tiro.
Ayúdame a poner esas tablas ahí, lo importante es tapar la entrada, dijo mirando a Skadi. Tras aquello miró al cadáver con repugnancia y arrugó la nariz al ver que el chico parecía realmente fascinado al observar unos restos hinchados y en descomposición.
Madre mía...dónde quedaron aquellos niñitos de antaño que querían ser caballeros... bufó apartando polvo del inicio de una escalera de piedra que ya no ascendía a ninguna parte y se sentó en un escalón.
Ayúdame a poner esas tablas ahí, lo importante es tapar la entrada, dijo mirando a Skadi. Tras aquello miró al cadáver con repugnancia y arrugó la nariz al ver que el chico parecía realmente fascinado al observar unos restos hinchados y en descomposición.
Madre mía...dónde quedaron aquellos niñitos de antaño que querían ser caballeros... bufó apartando polvo del inicio de una escalera de piedra que ya no ascendía a ninguna parte y se sentó en un escalón.
Ildaron- Duque
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Fecha de inscripción : 25/08/2010
Re: Sangre de invierno.
-Supongo que ensartados en picas en algúna tierra extraña, donde los mandan a pelear por ni si quieran saben qué..-Dijo casi para sí, sin atender a otra que al cuerpo que ocupaba ahora la antigua mesa.
Realmente estaba atrapado por la visión. Miraba la coloración, la textura que presentaba, los pliegues más afectados, la forma de las pústulas, en fin, detalles que a otros se les pasarían por intentar huir de la escena. No le molestaba el olor, era un olor familiar, como el de la leche caliente por la mañana, solo que ése último dormitaba en su memoria, esperando durante años a que se volviera a producir. Es curioso como recordamos los olores mejor que cualquier otra cosa. Los almacenamos entre nuestros recuerdos y son tan potentes, que con volverlos a oler años después, se nos viene añadido un sinfín de recuerdos anexos. El olor del heno, que olió por primera vez cuando dejó el frío norte, o el del mar, cuando se alejó de su Finlandia natal. Si, los olores eran sin duda lo que mejor podíamos atesorar en nuestra mente, porque nunca nos abandonan y nos proporcionan las mismas sensaciones que cuando se olieron por primera vez.
Dejó su zurrón a un lado, sin prestar más atención que al infeliz que había dejado su vida en manos de la infección y la degradación más extrema. Le gustaría acariciar la piel, pero eso no era algo que se pudiera permitir en ese momento. Tampoco había que abusar, aunque Miika ya se había percatado que la enfermedad había perdido su virulencia inicial, como todas las enfermedades. En el fondo, las enfermedades eran como los animales de presa, buscan su alimento y se ceban en él hasta que se sacian y después marchan a dormir, por un tiempo, a veces más otras menos, pero solo a dormir. Porque al final terminan volviendo para volver a saciarse.
Sacó su instrumental, heredado, apreciado y venerado por muchos años de uso. Primero por Hakkon, luego por Miika, después igual se perdían. Quizá muchos años después, siglos,cuando Miika solo fuera cenizas de hueso, alguien los encontraría, cubiertos de polvo y no sabría qué hacer con ello. O terminarían en algún lugar donde se expondrían objetos del pasado. Los visitantes al lugar pensaría que se salvaron vidas con ellos, y nunca sabrían que una tarde, aquel estilete abría sin pena ni gloria el torso de un infeliz. Alguien pasaría al lado de las tenazas y pensarían " ¿sacarían alguna muela con ellas?, pero no pensarían que Miika las usó para cortar la parrilla costal y dejar a la vista los órganos internos. Quizá pensarían que la sierra dentada habría de salvar de la gangrena algún valiente soldado al cortar con ella una pierna, pero Miika la usó para ayudar a la tenaza en su trabajo de abrir el cráneo y mirar dentro. Allí era donde se guardaban los recuerdos, los pensamientos y a Miika le fascinaba poder ver qué maquinaria hacía posible todo aquello.
Observaba, cortaba, miraba. Incluso se había llevado una pequeña vacía en la que lavar alguna parte con algo de agua de su odre. Era feliz y ni siquiera prestó atención en todo aquel tiempo a Skadi o a Ildaron, solo podía admirar como Dios había costruido la máquina que era el cuerpo del hombre y cómo la enfermedad lo desgastaba y podría. Si alguien hubera entrado y le hubieran alejado de su trabajo hubiera roto a llorar desconsoladamente y nadie lo entendería. Le encerrarían por asesino, o por loco o por lo que fuera y se moriría de pena por no volver a ejercer con sus manos pálidas y delgadas. POrque había pasado hambre, penalidades, le habían pegado, torturado pero sabía que le dejarían al fin y seguiría haciendo lo único que sabía hacer. Pero si le quitaban eso, sí se moriría sin remedio. Esa era la única razón de su existencia, un ser prescindible para la humanidad, alguien tan insignificante que nadie se acordaría de él años después.
-Si, es lo más hermoso.
Realmente estaba atrapado por la visión. Miraba la coloración, la textura que presentaba, los pliegues más afectados, la forma de las pústulas, en fin, detalles que a otros se les pasarían por intentar huir de la escena. No le molestaba el olor, era un olor familiar, como el de la leche caliente por la mañana, solo que ése último dormitaba en su memoria, esperando durante años a que se volviera a producir. Es curioso como recordamos los olores mejor que cualquier otra cosa. Los almacenamos entre nuestros recuerdos y son tan potentes, que con volverlos a oler años después, se nos viene añadido un sinfín de recuerdos anexos. El olor del heno, que olió por primera vez cuando dejó el frío norte, o el del mar, cuando se alejó de su Finlandia natal. Si, los olores eran sin duda lo que mejor podíamos atesorar en nuestra mente, porque nunca nos abandonan y nos proporcionan las mismas sensaciones que cuando se olieron por primera vez.
Dejó su zurrón a un lado, sin prestar más atención que al infeliz que había dejado su vida en manos de la infección y la degradación más extrema. Le gustaría acariciar la piel, pero eso no era algo que se pudiera permitir en ese momento. Tampoco había que abusar, aunque Miika ya se había percatado que la enfermedad había perdido su virulencia inicial, como todas las enfermedades. En el fondo, las enfermedades eran como los animales de presa, buscan su alimento y se ceban en él hasta que se sacian y después marchan a dormir, por un tiempo, a veces más otras menos, pero solo a dormir. Porque al final terminan volviendo para volver a saciarse.
Sacó su instrumental, heredado, apreciado y venerado por muchos años de uso. Primero por Hakkon, luego por Miika, después igual se perdían. Quizá muchos años después, siglos,cuando Miika solo fuera cenizas de hueso, alguien los encontraría, cubiertos de polvo y no sabría qué hacer con ello. O terminarían en algún lugar donde se expondrían objetos del pasado. Los visitantes al lugar pensaría que se salvaron vidas con ellos, y nunca sabrían que una tarde, aquel estilete abría sin pena ni gloria el torso de un infeliz. Alguien pasaría al lado de las tenazas y pensarían " ¿sacarían alguna muela con ellas?, pero no pensarían que Miika las usó para cortar la parrilla costal y dejar a la vista los órganos internos. Quizá pensarían que la sierra dentada habría de salvar de la gangrena algún valiente soldado al cortar con ella una pierna, pero Miika la usó para ayudar a la tenaza en su trabajo de abrir el cráneo y mirar dentro. Allí era donde se guardaban los recuerdos, los pensamientos y a Miika le fascinaba poder ver qué maquinaria hacía posible todo aquello.
Observaba, cortaba, miraba. Incluso se había llevado una pequeña vacía en la que lavar alguna parte con algo de agua de su odre. Era feliz y ni siquiera prestó atención en todo aquel tiempo a Skadi o a Ildaron, solo podía admirar como Dios había costruido la máquina que era el cuerpo del hombre y cómo la enfermedad lo desgastaba y podría. Si alguien hubera entrado y le hubieran alejado de su trabajo hubiera roto a llorar desconsoladamente y nadie lo entendería. Le encerrarían por asesino, o por loco o por lo que fuera y se moriría de pena por no volver a ejercer con sus manos pálidas y delgadas. POrque había pasado hambre, penalidades, le habían pegado, torturado pero sabía que le dejarían al fin y seguiría haciendo lo único que sabía hacer. Pero si le quitaban eso, sí se moriría sin remedio. Esa era la única razón de su existencia, un ser prescindible para la humanidad, alguien tan insignificante que nadie se acordaría de él años después.
-Si, es lo más hermoso.
Re: Sangre de invierno.
Observó con atención como colocaban el cadáver y, con ayuda de Ildaron, colocó la parte del carro contra el agujero de la puerta, de manera que no se pudiera asomar ni entrar nadie. Su hermano se sentó algo alejado, pero ella se puso al lado contraria de la mesa, frente a Miika y al cadáver. Se empezó a desabrochar los sacos de cuero, dejándolos al lado de pútrida cara. Cuando miró aquellos ojos vacíos no sintió nada, había visto cuerpos parecidos en el campo de batalla, y en casa de la madre de Ildaron. Recordaba con perfección el olor acre de la muerte, y fue entonces cuando arrugó la nariz, al percatarse de algo.
- He visto ésta enfermedad antes, y no olía así. Huelen a putrefacción antes de podrirse. Tal vez todo ésto sea provocado por alguien, para diezmar la ciudad.
Skadi alargó un dedo, cubierto por un guante de cuero negro y lo apretó contra la mejilla del cadáver, en ese momento un hilillo de sangre surgió de su nariz y se derramó hasta la boca abierta. La muchacha miró hacia un lado asqueada y tragó saliva. No le daba miedo la visión de la sangre y menos siendo mujer, pero sí los recuerdos.
- ¿No deberíamos ponernos algo? - Skadi le lanzó a Ildaron el pequeño caramelo de forma redonda y color escarlata, que evitaba que cualquier enfermedad pudiese entrar por la boca y la nariz.- Bajo la lengua.- le ordenó. - Miika, ¿no tienes guantes? Se supone que vas a tocarlo por dentro.
Se quitó los suyos, eran finos, asique no tendría problema para poder apreciar la textura de los órganos, y se los puso a su lado.
- He visto ésta enfermedad antes, y no olía así. Huelen a putrefacción antes de podrirse. Tal vez todo ésto sea provocado por alguien, para diezmar la ciudad.
Skadi alargó un dedo, cubierto por un guante de cuero negro y lo apretó contra la mejilla del cadáver, en ese momento un hilillo de sangre surgió de su nariz y se derramó hasta la boca abierta. La muchacha miró hacia un lado asqueada y tragó saliva. No le daba miedo la visión de la sangre y menos siendo mujer, pero sí los recuerdos.
- ¿No deberíamos ponernos algo? - Skadi le lanzó a Ildaron el pequeño caramelo de forma redonda y color escarlata, que evitaba que cualquier enfermedad pudiese entrar por la boca y la nariz.- Bajo la lengua.- le ordenó. - Miika, ¿no tienes guantes? Se supone que vas a tocarlo por dentro.
Se quitó los suyos, eran finos, asique no tendría problema para poder apreciar la textura de los órganos, y se los puso a su lado.
Nymeria- Duque
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Localización : Asgaard
Fecha de inscripción : 22/05/2010
Re: Sangre de invierno.
Se comio el caramelo haciendo lo que ella indicaba. Las miró, Skadi tambien parecía fascinada con aquello, pero ¿Cómo era posible que ella también?
¿Es preciso que me quede a ver como aprendéis biología? El apestoso hedor llega hasta aquí, joder...es espantoso. Él había matado en guerras y asesinado en misiones, pero nunca había permanecido tanto tiempo junto a un cadáver.
Acabaremos muriendo los tres, si no es por la enfermedad será por el olor, rió levemente, sacó la espada de la vaina y con una pequeña piedra desprendida de la escalera comenzó a afilarla con movimientos lentos de sonido metálico y mortal.
¿Es preciso que me quede a ver como aprendéis biología? El apestoso hedor llega hasta aquí, joder...es espantoso. Él había matado en guerras y asesinado en misiones, pero nunca había permanecido tanto tiempo junto a un cadáver.
Acabaremos muriendo los tres, si no es por la enfermedad será por el olor, rió levemente, sacó la espada de la vaina y con una pequeña piedra desprendida de la escalera comenzó a afilarla con movimientos lentos de sonido metálico y mortal.
Ildaron- Duque
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Fecha de inscripción : 25/08/2010
Re: Sangre de invierno.
Miika apenas escuchó a Skadi hablar, e hizo un gesto vago con la mano para desechar el ofrecimiento de los guantes. No los necesitaba, para aquellas cosas había inventado algo más eficaz que una simple protección de cuero. Utilizaba manteca mezclada con esencias antisépticas variadas con las que se untaba las manos. Eso le impermeabilizaba y procuraba una barrera contra lo que trasportara la enfermedad de un cuerpo a otro. La verdad es que temía más que se contagiara por el aire, como seguramente fuera, porque no había tela alguna que protegiera contra la transmisión.
Pero una cosa sí que se dejó prendida en la atención de Miika con respecto a aquello que no fuera el cadáver, el cual examinaba de manera precisa y con su instrumental, con lo que el contacto con los órganos no era tanto como si tuviera que tratarlo con las manos directamente. La frase había sido “diezmar la ciudad”.
La información que buscaba dentro del cuerpo de un infectado, era el daño interno que la enfermedad podía provocar. Por lo general, y Miika ya lo había visto antes, las enfermedades tan virulentas como aquella, solían presentar indicios de procesos de curación natural antes de presentar sintomatología externa. Es decir, el cuerpo se empezaba a enfermar desde dentro, cuando daba síntomas externos, la propia naturaleza del hombre, había intentado contrarrestar la enfermedad, aunque con poco éxito. Pero en el caso que les ocupaba ahora, había sido tan rápido, que lo que se veía fuera y lo que se veía dentro era algo casi síncrono.
Eso indicaba, que apenas daba tiempo a vivir unos días antes de perecer. Dato que le llevaba a otra pregunta. Si se muere tan rápido, es decir, podemos pensar que se han contagiado días atrás antes de darnos cuenta, pero en realidad se contagian apenas con 24-48 horas de antelación, ¿cómo ha podido llegar un barco de larga travesía hasta el puerto y aun mantener a alguien con vida?
De nuevo la palabra diezmar volvió a resonar en su cabeza. Diezmar, diezmar….”la decimatio”, un castigo…¿Había hecho algo Camelot para ser castigado?, ¿o en realidad alguien quería hacer creer tal cosa?
Se retiró del cadáver y se sentó en una esquina, dejando los brazos sobre las rodillas y las manos colgando.
-Tienes razón Skadi, tienes razón , alguien está detrás de todo esto. Alguien subió al barco antes de llegar al puerto, de lo contrario no hubiera podido llegar a puerto y atracar. Alguien que conoce la enfermedad, que sabe cómo se transmite y como se evita. Alguien que tenga interés en que Camelot sea un caos, que dirija su atención sobre esto y no sobre otra cosa.
Lo había dicho todo de una vez, si se hubiera detenido a pensarlo n ole habrían salido las palabras que quería decir y ahora estaba con la mirada perdida en algún punto, intentando calibrar la dimensión de lo que había dicho.
Pero una cosa sí que se dejó prendida en la atención de Miika con respecto a aquello que no fuera el cadáver, el cual examinaba de manera precisa y con su instrumental, con lo que el contacto con los órganos no era tanto como si tuviera que tratarlo con las manos directamente. La frase había sido “diezmar la ciudad”.
La información que buscaba dentro del cuerpo de un infectado, era el daño interno que la enfermedad podía provocar. Por lo general, y Miika ya lo había visto antes, las enfermedades tan virulentas como aquella, solían presentar indicios de procesos de curación natural antes de presentar sintomatología externa. Es decir, el cuerpo se empezaba a enfermar desde dentro, cuando daba síntomas externos, la propia naturaleza del hombre, había intentado contrarrestar la enfermedad, aunque con poco éxito. Pero en el caso que les ocupaba ahora, había sido tan rápido, que lo que se veía fuera y lo que se veía dentro era algo casi síncrono.
Eso indicaba, que apenas daba tiempo a vivir unos días antes de perecer. Dato que le llevaba a otra pregunta. Si se muere tan rápido, es decir, podemos pensar que se han contagiado días atrás antes de darnos cuenta, pero en realidad se contagian apenas con 24-48 horas de antelación, ¿cómo ha podido llegar un barco de larga travesía hasta el puerto y aun mantener a alguien con vida?
De nuevo la palabra diezmar volvió a resonar en su cabeza. Diezmar, diezmar….”la decimatio”, un castigo…¿Había hecho algo Camelot para ser castigado?, ¿o en realidad alguien quería hacer creer tal cosa?
Se retiró del cadáver y se sentó en una esquina, dejando los brazos sobre las rodillas y las manos colgando.
-Tienes razón Skadi, tienes razón , alguien está detrás de todo esto. Alguien subió al barco antes de llegar al puerto, de lo contrario no hubiera podido llegar a puerto y atracar. Alguien que conoce la enfermedad, que sabe cómo se transmite y como se evita. Alguien que tenga interés en que Camelot sea un caos, que dirija su atención sobre esto y no sobre otra cosa.
Lo había dicho todo de una vez, si se hubiera detenido a pensarlo n ole habrían salido las palabras que quería decir y ahora estaba con la mirada perdida en algún punto, intentando calibrar la dimensión de lo que había dicho.
Re: Sangre de invierno.
Skadi observó a Miika cuando se apartó del cadáver y ella se sentó en las rodillas de Ildaron, apartando la espada a un lado con una queja.
- ¿Alguien está intentando tomar la ciudad o traicionar a la Realeza? - sus últimas palabras salieron casi con un odio arcaico, pero su mirada era serena y no parecía alterada.- Quizá nos distraen de lo importante enseñándonos enfermos y cadáveres cuando lo que tendrían que hacer los soldados es asomarse por las murallas...
- ¿Alguien está intentando tomar la ciudad o traicionar a la Realeza? - sus últimas palabras salieron casi con un odio arcaico, pero su mirada era serena y no parecía alterada.- Quizá nos distraen de lo importante enseñándonos enfermos y cadáveres cuando lo que tendrían que hacer los soldados es asomarse por las murallas...
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Yo frecuento las aldeas aledañas en busca de encargos y trabajos para sacar unas monedas, y en ninguna se habla de alguna invasión. Lo único que se suele escuchar es que los dioses son crueles y que la vida se agosta en unas horas, muchos campesinos están empezando a dejar de labrar sus tierras...resignándose a que quizá no vean un nuevo amanecer.
Ildaron hablaba tranquilo, como si aquello ni le fuese ni le viniese, aunque Skadi notaría en él una nota de preocupación en su voz, Miika aun no le conocía para ver aquello.
Creo que lo único que podemos hacer....es mantener las espadas bien afiladas. Dicho esto miró a Miika, porque no se puede hacer nada más, ¿no?
Ildaron hablaba tranquilo, como si aquello ni le fuese ni le viniese, aunque Skadi notaría en él una nota de preocupación en su voz, Miika aun no le conocía para ver aquello.
Creo que lo único que podemos hacer....es mantener las espadas bien afiladas. Dicho esto miró a Miika, porque no se puede hacer nada más, ¿no?
Ildaron- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Miika pensaba a toda velocidad. Escuchaba a Ildaron y ordenaba una y otra vez las piezas. Sabía que había algo, pero su mente funcionaba diferente al resto de la gente, le costaba hacerse entender, ordenar los pensamientos y más cuando estaba con los nervios de punta.
-NO han visto una invasión fuera porque ya está dentro...
Se levantó y comenzó a dar paseos de un lado a otro, balanceándose hacia delante y hacia atrás y apretando las manos al tiempo. Era su manera de centrarse y pensar con claridad. Lo tenía rondando en su cabeza, era como intentar coger una semilla de diente de león. Siempre que te acercas a cogerla, el aire que mueves lo desplaza. Pero estaba en el buen camino, iba bien. Se aceró a lo que antaño fuera una ventana que aún conservaba algunas tablas, pero que dejaba ver el exterior no sin algo de dificultad.
Camelot se extendía a sus espaldas, mientras que el puerto se podía entrever salvando algunos edificios que custodiaban las calles aledañas. Estaban en un alto y eso dejaba algo de visión a Miika. Pero Camelot seguía a sus espaldas, escondido a la vista. Si, delante de sus ojos, pero oculto. Y esa era la respuesta que estaba buscando. Ahora solo quedaba intentar explicarla.
-Debí suponerlo. Los mercenarios. Ellos deben ser los culpables. Cuando te conocí Skadi, vimos pasar un buen número de ellos hacia la ciudad. No llaman la atención porque desde hace tiempo que están asentados en la ciudad. Si hubieran sido tropas invasoras, se les hubiera cerrado el paso. Pero los mercenarios, son antiguos soldados afincados en Camelot. Han estado creciendo y creciendo y no todo lo que han crecido ha estado a la vista. Han esperado la ocasión para empezar a tramar su plan. El barco llegó cuando el ejército iba a ser recibido. La campaña había sido dura y el ejército había tenido muchas bajas, pero no eran suficientes. Si contagiaban a la ciudad durante el desfile, se asegurarían de que muchos soldados también perecieran. Ahora la guardia tiene como prioridad contener la enfermedad y a los enfermos, no seguir los movimientos de los mercenarios o de otros. También vigilan que nadie ataque la ciudad desde fuera y eso es lo mejor que les pueden proporcionar a esos bastardos.
Había vuelto a pronunciar un discurso y para lograrlo había vuelto a pronunciarlo casi de carrerilla, para que no se le olvidara nada y se bloqueara mientras lo decía. Pero aun había algo más que decir.
-Con respecto a la enfermedad Ildaron se puede hacer una cosa. evitar más contagios. Ahora sabemos dónde buscar la solución.- Y para eso estaba pensando en los dos hermanos, que sabrían qué hacer.- Con respecto a lo demás, creo que necesitamos ayuda y tengo a un amigo que quizá pueda prestárnosla.
-NO han visto una invasión fuera porque ya está dentro...
Se levantó y comenzó a dar paseos de un lado a otro, balanceándose hacia delante y hacia atrás y apretando las manos al tiempo. Era su manera de centrarse y pensar con claridad. Lo tenía rondando en su cabeza, era como intentar coger una semilla de diente de león. Siempre que te acercas a cogerla, el aire que mueves lo desplaza. Pero estaba en el buen camino, iba bien. Se aceró a lo que antaño fuera una ventana que aún conservaba algunas tablas, pero que dejaba ver el exterior no sin algo de dificultad.
Camelot se extendía a sus espaldas, mientras que el puerto se podía entrever salvando algunos edificios que custodiaban las calles aledañas. Estaban en un alto y eso dejaba algo de visión a Miika. Pero Camelot seguía a sus espaldas, escondido a la vista. Si, delante de sus ojos, pero oculto. Y esa era la respuesta que estaba buscando. Ahora solo quedaba intentar explicarla.
-Debí suponerlo. Los mercenarios. Ellos deben ser los culpables. Cuando te conocí Skadi, vimos pasar un buen número de ellos hacia la ciudad. No llaman la atención porque desde hace tiempo que están asentados en la ciudad. Si hubieran sido tropas invasoras, se les hubiera cerrado el paso. Pero los mercenarios, son antiguos soldados afincados en Camelot. Han estado creciendo y creciendo y no todo lo que han crecido ha estado a la vista. Han esperado la ocasión para empezar a tramar su plan. El barco llegó cuando el ejército iba a ser recibido. La campaña había sido dura y el ejército había tenido muchas bajas, pero no eran suficientes. Si contagiaban a la ciudad durante el desfile, se asegurarían de que muchos soldados también perecieran. Ahora la guardia tiene como prioridad contener la enfermedad y a los enfermos, no seguir los movimientos de los mercenarios o de otros. También vigilan que nadie ataque la ciudad desde fuera y eso es lo mejor que les pueden proporcionar a esos bastardos.
Había vuelto a pronunciar un discurso y para lograrlo había vuelto a pronunciarlo casi de carrerilla, para que no se le olvidara nada y se bloqueara mientras lo decía. Pero aun había algo más que decir.
-Con respecto a la enfermedad Ildaron se puede hacer una cosa. evitar más contagios. Ahora sabemos dónde buscar la solución.- Y para eso estaba pensando en los dos hermanos, que sabrían qué hacer.- Con respecto a lo demás, creo que necesitamos ayuda y tengo a un amigo que quizá pueda prestárnosla.
Re: Sangre de invierno.
Skadi se quedó mirando a Ildaron cuando Miika mencionó a los mercenarios, él había cabalgado, trabajado, comido y dormido con ellos. Incluso había frecuentado burdeles y tabernas en su compañía. La mujer guardó silencio, pero no apartó los ojos del hombre. Quizá cohibida por le preocupación que había notado en su voz, quizá porque pensaba que había algo que no la había contado. Lo besó en la mejilla, muy cerca de los labios y miró hacia otra parte. No diría nada.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Muy bien...pues di que quieres que hagamos, chico, la enfermedad esa no espera a nadie y menos esperará a tres individuos que andan sentados en un molino viejo y derruido. Acaricio con levedad el brazo de Skadi para transmitirle ánimos, pero no dijo nada al respecto, únicamente la consoló de aquella manera.
Los mercenarios no somos de fiar...¿eh?, sonrió de medio lado, divertido. Bueno...algunos más que otros, sin duda.
Los mercenarios no somos de fiar...¿eh?, sonrió de medio lado, divertido. Bueno...algunos más que otros, sin duda.
Ildaron- Duque
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Re: Sangre de invierno.
-Bueno, Skadi me dijo que te movías entre ellos con cierta facilidad. Podrías ser nuestros ojos allí y ver cómo hacen para no contagiarse y si puedes averiguar qué se traen entre manos mucho mejor. Skadi te será de mejor ayuda que yo, que como verás no sirvo para mucho más que para utilizar mi instrumental en el cuerpo de la gente. Pero sí hay algo que puedo hacer, buscar ayuda. No se me da muy bien esto de pensar, pero hay alguien que si lo hace bien. Si queremos acabar con esto, tenemos que frenarles los pies y nosotros solos no podremos. Se avecina una guerra y necesitamos un ejército con el que defendernos.
Se acercó a la mesa donde estaba el cuerpo y comenzó a recoger sus cosas, limpiándolas con un paño que empapaba en algo. Tenían que moverse con rapidez.
-YO me encargaré de esconder el cuerpo, vosotros preparad el encuentro con los mercenarios y tened cuidado. Cuando termine, estaré en la Ciudadela.
Se acercó a la mesa donde estaba el cuerpo y comenzó a recoger sus cosas, limpiándolas con un paño que empapaba en algo. Tenían que moverse con rapidez.
-YO me encargaré de esconder el cuerpo, vosotros preparad el encuentro con los mercenarios y tened cuidado. Cuando termine, estaré en la Ciudadela.
Re: Sangre de invierno.
Vió marcharse a Miika y rápidamente observó a Ildaron, poniendo una mano en su pecho.
- Espero que tu no tengas nada que ver en esto... porque tendría que matarte. Y los dioses saben que no quiero hacerlo.
Se movió levemente el labio y enredó un dedo en un mechón de su cabello negro. Tenía que pensar todo aquello...
- Espero que tu no tengas nada que ver en esto... porque tendría que matarte. Y los dioses saben que no quiero hacerlo.
Se movió levemente el labio y enredó un dedo en un mechón de su cabello negro. Tenía que pensar todo aquello...
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Claro que sí...yo quiero destruir todo camelot con una enfermedad terrible ¿para qué? Me mezclaré entre ellos, me iré a beber con ellos y me iré de putas con ellos...un hombre borracho y excitado puede decir muchas verdades rió divertido con Skadi apoyada en las piernas.
Tú deberías ponerte a salvo mientras yo estoy en el barrio mercenario... pocas mujeres hay allí, y las pocas que haya son víboras sedientas de sangre y putas...no te quiero en ese ambiente, ¿entendido Skadi? miró que no decía nada y apretó los labios, ¿Entendido....Skadi? repitió buscando sus ojos.
Tú deberías ponerte a salvo mientras yo estoy en el barrio mercenario... pocas mujeres hay allí, y las pocas que haya son víboras sedientas de sangre y putas...no te quiero en ese ambiente, ¿entendido Skadi? miró que no decía nada y apretó los labios, ¿Entendido....Skadi? repitió buscando sus ojos.
Ildaron- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Skadi pasó una mano por el cuero que cubría su pecho, agarrándose al cordón que lo mantenía atado.
- Voy a ir contigo, le pediré ayuda a un muchacho que he conocido hace poco. Se llama Jon, viene del Muro, ya sabes, esos guardias muy al norte.
- Voy a ir contigo, le pediré ayuda a un muchacho que he conocido hace poco. Se llama Jon, viene del Muro, ya sabes, esos guardias muy al norte.
Nymeria- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Me da igual de donde sea guardia, el barrio mercenario no es ningún juego Skadi, a la mínima hay sospechas y vuelan los puñales, y más si en verdad están tramando algo, volarán más deprisa ante cualquier anormalidad. Decía irguiéndose, mirándola serio.
Tú y tu amiguito podéis ayudarme como queráis, pero ir al barrio mercenario no es una opción, dijo finalmente.
Tú y tu amiguito podéis ayudarme como queráis, pero ir al barrio mercenario no es una opción, dijo finalmente.
Ildaron- Duque
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Re: Sangre de invierno.
Le mantuvo sentado, con ella sobre sus rodillas.
- Sabes muy bien que puedo cuidarme solita.
Con un tirón abrió su peto de cuero y observó, mirándole luego a los ojos. Le encantaba contemplar el tatuaje con su nombre.
- Sabes muy bien que puedo cuidarme solita.
Con un tirón abrió su peto de cuero y observó, mirándole luego a los ojos. Le encantaba contemplar el tatuaje con su nombre.
Nymeria- Duque
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Fecha de inscripción : 22/05/2010
Re: Sangre de invierno.
La miró largamente, por los dioses que la hubiera besado, pero era mejor acabar el día sin un bofetón marcado en la mejilla y el odio de la muchacha sobre sus hombros, suspiró como hacía siempre y besó su frente con levedad, acariciando después su joven pierna.
En ese barrio no hay amigos, sólo hay socios que se ayudan por dinero, Skadi, si sucede algo no podré ayudarte, si lo hago, acabaremos los dos en un espetón sobre una hoguera para servir de comida, haz lo que gustes.
Pensó entonces en el otro muchacho y si sabría lo que se hacía, sólo sabía que con cada minuto morían más gentes y otras tantas se infectaban de ese mal, tenían que hacer algo, pues Camelot comenzaba a conocer el infierno por sus calles, ya que los apestados no se recluían, sino que aquel mal parecía hacerlos osados e impertinentes, queriendo infectar a otros.
En ese barrio no hay amigos, sólo hay socios que se ayudan por dinero, Skadi, si sucede algo no podré ayudarte, si lo hago, acabaremos los dos en un espetón sobre una hoguera para servir de comida, haz lo que gustes.
Pensó entonces en el otro muchacho y si sabría lo que se hacía, sólo sabía que con cada minuto morían más gentes y otras tantas se infectaban de ese mal, tenían que hacer algo, pues Camelot comenzaba a conocer el infierno por sus calles, ya que los apestados no se recluían, sino que aquel mal parecía hacerlos osados e impertinentes, queriendo infectar a otros.
Ildaron- Duque
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